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El amor desenterrado de Jorge Enrique Adoum.
EL AMOR DESENTERRADO Cuál de los dos murió primero callando ante la verdad de los cuerpos que dialogan en esta antigua tragedia anterior a la tragedia antigua, porque cómo se hace –avisen, habría que decírselo a todos- para morir juntos sin desclavarse, interminable hazaña nupcial no repetida porque desde entonces ya no supimos cómo. Cuál pudo ver en el otro, espiándole por partes, la agonía, en qué momento se truncó el arco que describe el deseo antes de terminar con el vencedor besando agradecido la ingle en despedida y quedarse así con la pierna detenida para siempre en el viaje a la entrepierna (lentitud de quienes adueñándose del gozo se adueñaron del tiempo) por dónde pasa el tiempo áspero de las península con sus toallas de arena cada mañana después de cada noche de ese ensayo general de los actos del acto. ¿O fue un acto inacabado, palabra que la muerte detuvo en la primera sílaba, tantas veces repetida por nosotros hasta ahora y tartamuda, creyendo cada vez que es una muerte pequeñita, contentos como quienes bailan esas danzas cuyo origen ritual han olvidado?) Amaos por favor, seguid amándoos vorazmente insatisfechos por los siglos de los siglos de los siglos, no desatéis la inicial inmemorial amarra porque qué nos restaría de esta amorosa e insolente estatua, ni cómo iríamos a comprobar que álguienes se amaron si de pronto estos huesos polvo fueran, deshaciéndose en la tardía sacudida del espasmo cien siglos después de haber comenzado apenas a tocarse con los dedos los labios y nos quedáramos así sin pruebas de que existió la eternidad un día.
Jorge Enrique Adoum
El poema pertenece a El amor desenterrado y otros poemas libro del poeta ecuatoriano Jorge Enrique Adoum (Ecuador, 1926-2009),
y se inspira en el hallazgo arqueológico conocido como "los amantes de Sumpa".
Mensaje de compañero hondureño de la escuela de cine (EICTV)
Domingo, 12 de julio de 2009
Compañeros y compañeras:
Gracias por estar pendientes de lo que esta ocurriendo en Honduras.
Este breve recuento del día de ayer se lo envié a la EICTV y se los replico a ustedes.
Las cosas estan bien difíciles aquí. Hay signos evidentes de que estan implementando en forma sistemática
y muy agresiva el manual de la doctrina de seguridad nacional que tan bien les funciono en el pasado.
Ha habido muchos secuestros y desapariciones de dirigentes de organizaciones populares.
Y lo hacen impunemente: a las 3 de la madrugada cortan la energia electrica
en toda la ciudad y alli actuan los comandos que entran a casas y se llevan
a sus victimas. En otros casos se han dado a plena luz del día.
Ayer un sindicalista murió arrollado por los militares cuando se oponía a la toma de la empresa de Telecomunicaciones.
Por la tarde, fue reprimida grotescamente la manifestación pacifica
que estaba estacionada frente al palacio presidencial desde ayer.
Les lanzaron gas lacrimogeno y les dispararon francotiradores desde lo alto de un hotel, luego tropas de tierra apoyadas por dos helicopteros persiguieron a los manifestantes a lo largo de un kilometro en un boulevar muy transitado,
hasta el estadio nacional, solo para encontrarse con otra horda de soldados
que los estaba esperando. Alli se provoco una gran desbandada del movimiento,
y en la confusion, grupos de encapuchados secuestraron a su vez a varios dirigentes.
Segun datos extraoficiales hay 4 muertos, pero los heridos (son decenas)
llenaron el hospital mas cercano, hasta donde por supuesto llegó la policía para ficharlos. Asimismo fue ametrallada una caravana de buses que venía desde el interior hacia la capital con manifestantes que iban hacia Casa presidencial.
De eso no se tiene mayor detalle por la fragmentación de la informacion que estamos sufriendo.
Al egresado de la EICTV Angel Palacios le cayo un grupo de soldados
que le querian quitar su camara y despues de forcejear logro escabullirseles.
Como se nos perdio y temiamos que lo hubieran detenido,
los compañeros realizadores Ramon Hernandez y Manuel Villa salieron en su busqueda, pero los soldados los hicieron retroceder a golpes de fusil. Afortunadamente Angel apareció como una hora después, sano, salvo y con camara.
Mientras tanto el cerco mediatico esta funcionando a la perfeccion: en los noticieros y diarios todo sigue con total normalidad y calma,
como cualquier dia común, es mas, mucha gente aqui no se da cuenta de nada, aunque esté ocurriendo a pocas cuadras.
Para rematar, la ultima red de comunicacion que estaba transmitiendo informacion sobre lo que ocurre ya fue silenciada y sus coordinadores obligados a transmitir desde el exterior.
La dictadura pretende ignorar y le resta importancia a que esta siendo aislada completamente del mundo, que ha sido condenada y desligitimada
por todos los foros mundiales, que todos los paises de America y Europa estan retirando a sus embajadores de Tegucigalpa, que Guatemala, Nicaragua y el Salvador han cerrado sus fronteras terrestres con Honduras,
que el BID, FMI y BM estan congelando los fondos internacionales de Honduras. Pero aun con todo esto dicen que se mantendran firmes
durante los 7 meses que faltan del gobierno de Zelaya. ¿A costa de cuanta represión interna y mentiras hacia el exterior?
Se sabe de algunos batallones que se están sublevando, y el jueves proximo el presidente derrocado ha anunciado su intención
de volver al país, aun a sabiendas de que los golpistas le tienen preparadas ordenes de captura por todos los delitos del mundo.
¿Qué va a pasar entonces? A nuestro amigo realizador Manuel Villa ya lo ha llamado amenazandolo con desaparición y muerte,
y decidimos por eso mantenernos trabajando con bajo perfil. Cualquier cosa que le ocurra a él o a otro audiovisualista no será casualidad.
Lo realmente aterrador es esperar la madrugada cuando estan haciendo los cortes de energia y uno no sabe si vendrán a golpear a la puerta.
Ojala el mundo se este dando cuenta de lo que estan haciendo estos barbaros.
"En los '70, las imágenes desgarradoras de sus cuadros traducen el clima de persecuciones que ahoga al país,
mientras que a partir de 1983, acude al sarcasmo para mostrar un universo frívolo,
consumista y despiadado" (Alberto Giudici).
Mi colega y amiga Cristina Civale, autora del blog Civilización y Barbarie, del diario Clarín, me invita a acompañarla. No es la primera invitación que recibo, pero sí la primera que acepto. Rehusé viajar antes de las recientes elecciones, porque, obviamente, cualquier impresión escrita se habría interpretado como denuncia electoral. Y yo estoy convencido, desde hace mucho, de que la espantosa situación socioeconómica en que se encuentran los pueblos originarios del Chaco, y su vaciamiento sociocultural, no son mérito de un gobierno en particular de los últimos 30 o 40 años (los hubo civiles y militares; peronistas, procesistas y radicales) sino de todos ellos.
Primero nos detenemos en Sáenz Peña, la segunda ciudad del Chaco (90 mil habitantes), para una visita clandestina -no pedida ni autorizada- al Hospital Ramón Carrillo, el segundo más importante de esta provincia. Civale toma notas y entrevista a pacientes indígenas en las salas de Tisiología, mientras yo recorro los pasillos mojados bajo las infinitas goteras de los techos, y miro las paredes rotas, despintadas y sucias, los patios roñosos y un pozo negro abierto y rebalsando junto a la cocina.
Aunque el frente del hospital está recién pintado, detrás hay un basural a cielo abierto en medio de dos pabellones. Vidrios y muebles rotos, escombros, radiografías, cascotes y deshechos quirúrgicos enmarcan las salas donde los pacientes son sólo cuerpos chupados por enfermedades como la tuberculosis o el Chagas. Me impresiona la mucha gente que hay tirada en los pisos, no sé si son pacientes o familiares, lo mismo da.
Una hora después, en el camino hasta Juan José Castelli -población de 30 mil habitantes que se autocalifica "Portal del Impenetrable"- la desazón y la rabia se perfeccionan al observar lo que queda del otrora Chaco boscoso. Lo que fue imperio de quebrachos centenarios y fauna maravillosa, ahora son campos quemados, de suelo arenoso y desértico, con raigones por doquier esperando las topadoras que prepararán esta tierra para el festival de soja transgénica que asuela nuestro país.
Entramos -nuevamente por atrás- al Hospital de Castelli, que se supone atiende al 90 o 95 por ciento de los aborígenes de todo el Impenetrable. Lo que veo allí me golpea el pecho, las sienes, los huevos: por lo menos dos docenas de seres en condiciones definitivamente inhumanas. Parecen ex personas, apenas piel sobre huesos, cuerpos como los de los campos de concentración nazis.
Una mujer de 37 años que pesa menos de 30 kilos parece tener más de 70. No puede alzar los brazos, no entiende lo que se le pregunta. Cinco metros más allá una anciana (o eso parece) es apenas un montoncito de huesos sobre una cama desvencijada. El olor rancio es insoportable, las moscas gordas parecen ser lo único saludable, no hay médicos a la vista e impera un silencio espeso, pesado y acusador como el de los familiares que esperan junto a las camas, o tirados en el piso del pasillo, también aquí, sobre mantas mugrientas, quietos como quien espera a la Muerte, esa condenada que encima, aquí, se demora en venir.
Siento una furia nueva y creciente, una impotencia absoluta. Le pregunto a una joven enfermera que limpia un aparador vidriado si siempre es así. "Siempre", responde irguiéndose con un trapo sucio en la mano, "aunque últimamente han sacado muchos, desde que empezó a venir la tele".
Es flaquita y tiene cara de buena gente: se le ve más resignación que resentimiento. Son 44 enfermeros en todo el hospital pero no alcanzan para los tres turnos. Trabajan ocho horas diarias cinco días por semana y cobran alrededor de mil pesos los universitarios, y menos de 600 los contratados, como ella. Los días de lluvia los techos se llueven y esto es un infierno, dice y señala los machimbres podridos y los pozos negros saturados que revientan de mierda en baños y patios. Y todo se lava con agua, nomás, porque "no tenemos lavandina".
Camino por otro pasillo y llego a Obstetricia y Pediatría. Allí todos son tobas. Una chiquilla llora ante su hijo, un saquito de huesos morenos con dos ojos enormes que duele mirar. Otra joven dice que no sabe qué tiene su nena pero no quiere que muera, aunque es obvio que se está muriendo. Hay una veintena de camas en el sector y en todas lo mismo: desnutrición extrema, mugre en las sábanas, miles de moscas, desolación y miedo en las miradas.
Después viajamos otra hora y el cuadro se hace más y más grotesco. Paramos en Fortín Lavalle, Villa Río Bermejito, las tierras allende el Puente La Sirena, los parajes El Colchón, El Espinillo y varios más. Son decenas de ranchos de barro y paja, taperas infames donde se hacinan familias de la etnia Qom (tobas). Todas, sin excepción, en condiciones infrahumanas.
Digan lo que digan, estas tierras -más de tres millones de hectáreas- fueron vendidas con los aborígenes dentro. Son varios miles y están ahí desde siempre, pero no tienen títulos, papeles, ni saben cómo conseguirlos. Los amigos del poder sí los tienen, y los hacen valer. El resultado es la devastación del Impenetrable: cuando el bosque se tala, las especies animales desaparecen, se extinguen. Los seres humanos también.
Y aunque algunas buenas almas urbanas digan lo contrario, y se escandalicen ciertas dirigencias, en el ahora ex Impenetrable chaqueño palabras duras como exterminio o genocidio tienen vigencia.
Desfilan ante nuestros ojos enfermos de tuberculosis, Chagas, lesmaniasis, niños empiojados que sólo han comido harina mojada en agua, rodeados de perros flacos, huesudos y ojerosos como sus dueños. Se llaman Margarita, Nazario, Abraham, María y lo mismo da. Casi todos dicen ser evangelistas, de la Asamblea de Dios, de la Iglesia Universal, de "los pentecostales" o "los anglicanos".
Involuntariamente irónico, evoco a Yupanqui: "Por aquí, Dios no pasó".
Al caer la tarde estoy quebrado, roto, y sólo atino a borronear estos apuntes, indignado, consciente de su inutilidad. Al partir de regreso veo en un caserío un cartel deshilachado por el sol:
"Con la fuerza de Rozas, vote lista 651".
Y en la pared de un rancho de barro, seguramente infestada de vinchucas, veo un corazón rojo como el de los pastores mediáticos brasileños de "Pare de sufrir". Abajo dice:
"Chaco merece más. Vote Capitanich"
A unos 400 kilómetros de aquí el escrutinio final de las elecciones avanza lenta, nerviosamente. En alguna oficina el ministro de Salud de esta provincia seguirá negando todo esto, mientras el gobernador se prepara para ser senador y vivir en Buenos Aires, bien lejos de aquí, como casi todos los legisladores.
¡Nunca antes, el Chaco ni este país me habían dolido tanto!
Trata la historia de Basilio Vargas de 14 años y su hermano de 12 años Bernardino, quienes trabajan en las minas de plata bolivianas del Cerro Rico de Potosí, que se remonta al decimosexto siglo. Por los ojos de estos dos niños, se verá el mundo de los mineros.
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La película también puede verse, en función continuada,
en la Sala Yucatán de esta página.
Llegamos a esta película gracias a una propuesta de Añay