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Senderos. Memorias en la pantalla

Películas y audiovisuales documentales de América Latina


Danza, teatro, poesía, fotografía, pintura …, cine
siguen siendo senderos de lucha y esperanza.


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El tucán, orgulloso de su color
Coloreando el barrio.
Murales en el Barrio Palermo.
Montevideo. 2010.

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En verano o en invierno,
en otoño o en primavera,
con los ojos en la nuca,
mirando hacia adelante,
allí donde están los otros,
resistiendo, creyendo que es posible,
por la dignidad de ese mundo soñado,
siempre juntos, codo a codo.

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Sueños
Coloreando el barrio.
Mural en Villa del Cerro.
Montevideo. 2011.

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MEMORIAS EN LA PANTALLA

Películas que colaboran para recuperar identidades de personas y pueblos;
tentativos de evidenciar los intersticios,
de resistir la cancelación, de abrir las compuertas de la vida.

Películas y audiovisuales que por su género
contribuyen a narrar el hoy
y la historia reciente de América Latina

Abrir en página nueva:
Pabellón del Cine

Abrir en página nueva, enlace a casi 400 medio y largometrajes:
Sala Yucatán

Abrir en página nueva, la sala de los cortometrajes:
Sala de los Azulejos

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contenidos de las salas Yucatán,
De los Azulejos
y otras referencias audiovisuales
de la Memoria latinoamericana,
en documento pdf:
Memorias en la pantalla

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Junto a tantas historias,
cantan y danzan los pueblos.

Poetas, danzantes,
músicos, pintores,
..., cantantes

«... cantamos porque llueve sobre el surco
y somos militantes de la vida
y porque no podemos ni queremos
dejar que la canción se haga ceniza».

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Identidades y Pareceres. Africa en América

Duración: 7’57”

Descripción:
Recomponiendo identidades

Dice Pedro Figari:
«Mi pintura no es "una manera de hacer pintura"
sino un modo de ver,
de pensar, de sentir y sugerir».

Es decir, un lenguaje y una propuesta, una mirada y un subrayado, una lectura de la evidencia y fundamentalmente de los intersticios; cada imagen encierra ese pensar, ese sentir y sugerir, y a cada imagen se le sobreponen nuestras sugerencias; se reconstruyen historias y se recomponen identidades; se recompone nuestra historia y nuestra identidad, y sin quizás escuchando esas historias se puede seguir soñando futuros.

La identidad de la que se habla en este caso es la de la población afrodescendiente en Latinoamérica, en el Uruguay; mejor dicho, el sabor afro de la cultura oriental. ¿Cómo llegaron, quiénes eran, qué hacían, cómo y dónde vivían, qué cantaban, por qué cantaban, por qué bailaban los negros del Uruguay? Y cómo esos por qué fueron coloreando y componiendo la cultura de los uruguayos.

Las obras que se presentan son todas de autores uruguayos y en su mayoría pertenecen a Pedro Figari. Entre otros, el Museo Nacional de Artes Visuales, el Museo Blanes y el Museo Figari de Montevideo exponen obras de este artista.

También se incluyen obras de: Juan Carlos Amoretti, Ruben Galloza, Carlos Páez Vilaró y Marta Szerel.

Se presentan también algunas imágenes de figuras en papel maché de claro corte figariano (como el árbol, el abrazo, el negro con el tamboril), que pertenecen a la obra “Kit Básico para la fundación de un pueblo”, de Cecilia Mattos y Nacho Seimanas, obra hecha con la idea de compartir comunitariamente esa reconstrucción de identidades retomando la iconografía figariana. La obra fue expuesta en abril de 2011 en el Museo Figari de Montevideo.

Fotografías. Una gran parte de las fotografías expuestas son el hoy de ese sentir cultural de los uruguayos, expresado en este caso en la fiesta de carnaval que residentes uruguayos en Argentina realizaron en Buenos Aires, el 5 de marzo de 2011, en Avenida de Mayo; una fiesta de identidad oriental y rioplatense, otro abrazo de claro corte afrodescendiente.

Música. Imágenes cantadas con:

1) Jacinto Vera (de Yamandú Beovide y Roberto Darvin), (candombe),

2) Candombe del mucho palo (de Carlos Barea y Ricardo Zubiría).

Interpretadas por Pareceres y Jorge Do Prado.

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Carlos Alonso y otros poetas:
Lecturas paralelas, paralelos cantares


Duración: 10’55”

Descripción:
La pintura de Carlos Alonso como paralelo lenguaje de otros poetas; mutuas ilustraciones, concordancias y desarrollo de las propias concepciones. Dice Alonso (dicen los poetas): “Siempre entendí cuál era mi suerte: desentrañar la relación entre la pintura y la gente y la sociedad” (entre la palabra y ...).
Del trabajo de Alonso como ilustrador se destacan las obras realizadas para la lectura de Gelman y de Neruda, donde quizás las concordancias de vida hacen más nítidas las mutuas ilustraciones de los respectivos lenguajes, concordancias todas desde el sur de Latinoamérica hacia el centro del hombre, cielo y tierra tales como vividos, tales como soñados.

Obras citadas:

Bajo la lluvia ajena - Juan Gelman;
ilustrada por Carlos Alonso,
Libros del zorro rojo, 2009.

20 poesías de amor y una canción desesperada - Pablo Neruda;
ilustrada por Carlos Alonso,
Torres Agüero editor, 1974.

Otras partes - Juan Gelman;
poesía publicada en Hacia el sur, Marcha editores, 1982
y En abierta oscuridad, Siglo XXI, 1993.

Audio:

1) de Leo Maslíah, Concierto para guitarra y cuerdas (primer movimiento);
guitarrista Eduardo Fernández,
con la Orquesta Filarmónica de Montevideo.

2) Otras partes, leída por Juan Gelman,
con ocasión del homenaje que el pueblo del Uruguay
quiso ofrecerle en el teatro El Galpón de Montevideo,
el 4 de abril del 2000.

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OTRAS PARTES

¿oíste/corazón?/nos vamos
con la derrota a otra parte
con este animal a otra parte
los muertos a otra parte
que no hagan ruido/callados como están/ni
se oiga el silencio de sus huesos
sus huesos son animalitos de ojos azules
se sientan mansos a la mesa
rozan dolores sin querer
no dicen una sola palabra de sus balazos
tienen una estrella de oro y una luna en la boca
aparecen en la boca de los que amaron
pasan noticias de sus sueños
arrastran sus lágrimas con un pañuelito detrás como barriendo el padecer
como no queriendo mojarlo
para que el padecer estalle y arda y haga asiento donde sentarse a pensar otra vez
nos vamos/corazón/a otra parte/
hace mal que no podás sacar los pies de la tristeza
aunque es tristeza que besa la mano que empuñó el fusil y triunfó
y tiene corazón y guarda en su corazón a una mujer y un hombre
pasando como tigres por el cielo del sur
una mujer y un hombre como tigres enjaulados en la memoria del sur
besando hijitos que nunca más van a crecer
compañeros que nunca más van a crecer y ahora cosen
la tierra al aire/cosen
tu corazón/corazón/sus animales/
una mujer y un hombre
caminando por el cielo del Tigre
como tigre que canta
vámonos con esta perra a otra parte
no tenemos derecho a molestar
nuestro solo derecho es empezar otra vez
bajo la luz del sol sereno
los límites del cielo cambiaron
ahora están llenos de cuerpos que se abrazan
y dan abrigo y consolación y tristeza
con una estrella de oro y una luna en la boca
con un animal en la boca mirando el centellear
de los compañeritos que sembraron corazón
y levantan su corazón ardiente
como un pueblo de besos


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la poesía de Juan Gelman,
en documento pdf:
Otras partes

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Notas,
(otras concordancias de América y del Plata).

El cuadro del Che, hecho por Alonso pocos días después de la muerte del Che (argentino cubano en Bolivia), estaba en la casa argentina donde en 1977 fue secuestrada Paloma, hija de Alonso; con ella, la ESMA también secuestró el cuadro; se logró recuperarlo y le fue entregado en el 2003 a Aleida Guevara, cubana, hija del Che. Homenaje abrazo al Che y a Paloma.

Macarena Gelman García, uruguaya, es la nieta que pudo recuperar el poeta después de más de veinte años de búsqueda (2000). Sus padres argentinos, María Claudia y Marcelo (hijo de Juan Gelman) fueron secuestrados en 1976 y trasladados a Orletti. A Marcelo lo matan en 1976 y a María Claudia la trasladan embarazada a Montevideo. Macarena no sabe si su madre llegó a cumplir 20 años, sabe que un pueblo y su abuelo la estaban buscando.

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Por suerte

Duración: 9’58”

Descripción:

Palabra. Imágenes dichas. Sentires dichos.

Por suerte. Es un texto donde quise decir eso: por suerte de haber nacido en Latinoamérica, en el Río de la Plata, donde me tocó, en el siglo del viento y la esperanza. Es un Por suerte, Gracias. Es un Por suerte, Hoy, en este momento tan particular de América Latina.

A nuestra Latinoamérica, a los uruguayos como yo,
les dedico esta narración de nuestra suerte.
Es un texto que escribí pensando en todo lo que encierran nuestras historias, aunque en realidad decir todo es exagerado porque estoy seguro de haber narrado sólo un pedacito.

Lo releí muchas veces, y quizás releyéndolo le podría hacer modificaciones y agregados, pero lo di por terminado así, por eso que les decía antes: “narré sólo un pedacito” y seguramente ustedes tendrán tantas historias para agregarle dejando que el corazón se las narre a ustedes mismos.

Lo dejo así para que ustedes lo corrijan y le agreguen o le quiten lo que se les ocurra,
lo importante es que el viento siga contando historias.

Como acompañamiento, o mejor dicho acompañándola, le puse una ejecución musical de Camerata Punta del Este que me parece excepcional: el tango Los mareados.

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Por Suerte



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ENSAYO SOBRE LA CEGUERA

Oigamos la campana, José Saramago

PANTALLAZOS DEL PUENTE
HISTORIAS DE ORDINARIA UTOPÍA

OIGAMOS LA CAMPANA

José Saramago
febrero de 2002


Comenzaré por contar en brevísimas palabras un hecho notable de la vida rural,
ocurrido en una aldea de los alrededores de Florencia hace más de 400 años.

Estaban los habitantes en sus casas o trabajando los cultivos,
entregado cada uno a sus quehaceres y cuidados,
cuando de súbito se oyó sonar la campana de la iglesia.
En aquellos píos tiempos (hablamos de algo sucedido en el siglo XVI)
las campanas tocaban varias veces a lo largo del día,
y por ese lado no debería haber motivo de extrañeza,
pero aquella campana tocaba melancólicamente a muerto,
y eso sí era sorprendente,
puesto que no constaba que alguien de la aldea
se encontrase a punto de fenecer.

Salieron por lo tanto las mujeres a la calle,
se juntaron los niños,
dejaron los hombres sus trabajos y menesteres,
y en poco tiempo estaban todos congregados en el atrio de la iglesia,
a la espera de que les dijesen por quién deberían llorar.
La campana siguió sonando unos minutos más,
y finalmente calló.

Instantes después se abría la puerta
y un campesino aparecía en el umbral.
Pero, no siendo éste el hombre encargado de tocar habitualmente la campana,
se comprende que los vecinos le preguntasen dónde se encontraba el campanero
y quién era el muerto.
“El campanero no está aquí, soy yo quien ha hecho sonar la campana”,
fue la respuesta del campesino.
“Pero, entonces, ¿no ha muerto nadie?”,
replicaron los vecinos, y el campesino respondió:
“Nadie que tuviese nombre y figura de persona;
he tocado a muerto por la justicia,
porque la justicia está muerta”
.

¿Qué había sucedido?
Sucedió que el rico señor del lugar (algún conde o marqués sin escrúpulos)
andaba desde hacía tiempo cambiando de sitio los mojones de las lindes de sus tierras,
metiéndolos en la pequeña parcela del campesino, que con cada avance se reducía más.
El perjudicado empezó por protestar y reclamar, después imploró compasión,
y finalmente resolvió quejarse a las autoridades y acogerse a la protección de la justicia.
Todo sin resultado; la expoliación continuó.

Entonces, desesperado, decidió anunciar urbi et orbi
(una aldea tiene el tamaño exacto del mundo para quien siempre ha vivido en ella)
la muerte de la justicia.
Tal vez pensase que su gesto de exaltada indignación lograría conmover
y hacer sonar todas las campanas del universo,
sin diferencia de razas, credos y costumbres, que todas ellas, sin excepción,
lo acompañarían en el toque a difuntos por la muerte de la justicia,
y no callarían hasta que fuese resucitada.
Un clamor tal que volara de casa en casa, de ciudad en ciudad,
saltando por encima de las fronteras,
lanzando puentes sonoros sobre ríos y mares,
por fuerza tendría que despertar al mundo adormecido...

No sé lo que sucedió después,
no sé si el brazo popular acudió a ayudar al campesino
a volver a poner los lindes en su sitio,
o si los vecinos, una vez declarada difunta la justicia,
volvieron resignados, cabizbajos y con el alma rendida,
a la triste vida de todos los días.
Es bien cierto que la historia nunca nos lo cuenta todo...

Supongo que ésta ha sido la única vez, en cualquier parte del mundo,
en que una campana, una inerte campana de bronce,
después de tanto tocar por la muerte de seres humanos,
lloró la muerte de la justicia.

Nunca más ha vuelto a oírse aquel fúnebre sonido de la aldea de Florencia,
pero la justicia siguió y sigue muriendo todos los días.
Ahora mismo, en este instante en que les hablo,
lejos o aquí al lado,
a la puerta de nuestra casa,
alguien la está matando.

Cada vez que muere,
es como si al final nunca hubiese existido para aquellos que habían confiado en ella,
para aquellos que esperaban de ella lo que todos tenemos derecho a esperar de la justicia:
justicia, simplemente justicia.
No la que se envuelve en túnicas de teatro y nos confunde con flores de vana retórica judicial,
no la que permitió que le vendasen los ojos y maleasen las pesas de la balanza,
no la de la espada que siempre corta más hacia un lado que hacia otro,
sino una justicia pedestre, una justicia compañera cotidiana de los hombres,
una justicia para la cual lo justo sería el sinónimo más exacto y riguroso de lo ético,
una justicia que llegase a ser tan indispensable para la felicidad del espíritu
como indispensable para la vida es el alimento del cuerpo.
Una justicia ejercida por los tribunales, sin duda,
siempre que a ellos los determinase la ley,
mas también, y sobre todo,
una justicia que fuese emanación espontánea de la propia sociedad en acción,
una justicia en la que se manifestase, como ineludible imperativo moral,
el respeto por el derecho a ser que asiste a cada ser humano.

Pero las campanas, felizmente,
no doblaban sólo para llorar a los que morían.

Doblaban también para señalar las horas del día y de la noche,
para llamar a la fiesta o a la devoción a los creyentes,
y hubo un tiempo, en este caso no tan distante,
en el que su toque a rebato era el que convocaba al pueblo
para acudir a las catástrofes,
a las inundaciones y a los incendios,
a los desastres, a cualquier peligro que amenazase a la comunidad.
Hoy el papel social de las campanas se ve limitado al cumplimiento de las obligaciones rituales
y el gesto iluminado del campesino de Florencia se vería como la obra desatinada de un loco
o, peor aún, como simple caso policial.
Otras y distintas son las campanas que hoy defienden y afirman, por fin,
la posibilidad de implantar en el mundo aquella justicia compañera de los hombres,
aquella justicia que es condición para la felicidad del espíritu
y hasta, por sorprendente que pueda parecernos,
condición para el propio alimento del cuerpo.

He dicho que la Declaración Universal de los Derechos Humanos, tal como está redactada,
y sin necesidad de alterar siquiera una coma, podría sustituir con creces,
en lo que respecta a la rectitud de principios y a la claridad de objetivos,
a los programas de todos los partidos políticos del mundo,
expresamente a los de la denominada izquierda, anquilosados en fórmulas caducas.
Añadiré que las mismas razones que me llevan a referirme en estos términos
a los partidos políticos en general,
las aplico igualmente a los sindicatos locales y, en consecuencia,
al movimiento sindical internacional en su conjunto.
De un modo consciente o inconsciente,
el dócil y burocratizado sindicalismo que hoy nos queda es, en gran parte,
responsable del adormecimiento social
resultante del proceso de globalización económica en marcha.
No me alegra decirlo, mas no podría callarlo. Y, también,
si me autorizan a añadir algo de mi cosecha particular a las fábulas de La Fontaine,
diré entonces que, si no intervenimos a tiempo –es decir, ya–
el ratón de los derechos humanos
acabará por ser devorado implacablemente
por el gato de la globalización económica.

¿Y la democracia, ese milenario invento de unos atenienses ingenuos
para quienes significaba,
en las circunstancias sociales y políticas concretas del momento,
y según la expresión consagrada,
un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo?
Es verdad que podemos votar,
es verdad que podemos,
por delegación de la partícula de soberanía que se nos reconoce como ciudadanos
con voto y normalmente a través de un partido,
escoger nuestros representantes en el Parlamento;
es cierto, en fin, que de la relevancia numérica de tales representaciones
y de las combinaciones políticas que la necesidad de una mayoría impone,
siempre resultará un gobierno.
Todo esto es cierto,
pero es igualmente cierto
que la posibilidad de acción democrática comienza y acaba ahí.

¿Qué hacer?
De la literatura a la ecología,
de la guerra de las galaxias al efecto invernadero,
del tratamiento de los residuos a las congestiones de tráfico,
todo se discute en este mundo nuestro.
Pero el sistema democrático no se discute.
Mas si no estoy equivocado, si no soy incapaz de sumar dos y dos,
entonces, entre tantas otras discusiones necesarias o indispensables, urge,
antes de que se nos haga demasiado tarde,
promover un debate mundial sobre la democracia y las causas de su decadencia,
sobre la intervención de los ciudadanos en la vida política y social,
sobre las relaciones entre los Estados y el poder económico y financiero mundial,
sobre aquello que afirma y aquello que niega la democracia,
sobre el derecho a la felicidad y a una existencia digna,
sobre las miserias y esperanzas de la humanidad
o, hablando con menos retórica, de los simples seres humanos que la componen,
uno a uno y todos juntos.
No hay peor engaño que el de quien se engaña a sí mismo.
Y así estamos viviendo.

No tengo más que decir.
O sí, apenas una palabra para pedir un instante de silencio.
El campesino de Florencia acaba de subir una vez más a la torre de la iglesia,
la campana va a sonar.
Oigámosla, por favor.

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Mensaje de José Saramago,
escritor portugués y Premio Nobel de Literatura,
en la clausura del Foro Social Mundial de Porto Alegre.
Se transcriben sus fragmentos más importantes.

Fuente: Página|12, 24/02/2002

Enlace: OIGAMOS LA CAMPANA

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JUGLARES DE LA HISTORIA
ENSAYO SOBRE LA CEGUERA


CEGUERA: UNA EPIDEMIA COLECTIVA
QUE CONDUCE A LA MÁS DESCARADA VULGARIDAD

por Norberto Lenzi (Italia),
8 de julio de 2010

Hace unas semanas ha muerto José Saramago,
uno de los más grandes escritores de todos los tiempos.
Después de sufrir el predecible ostracismo por parte de los editores de Berlusconi,
su memoria ha sido brutalmente aplastada por el Osservatore Romano,
con acentos de una amargura tan rencorosa
que parece inusual incluso para un periódico
que nunca ha escatimado reproches hacia quienes manifiestan su laicismo.

Uno de sus libros más bellos y más originales se llama Ensayo sobre la ceguera.
En una ciudad cualquiera de cualquier país,
un conductor se detiene en un semáforo esperando el verde
y en ese momento se da cuenta que ha perdido la vista.
Al principio piensa que se trate de un fenómeno pasajero,
y luego pasa a través de un crisol de emociones
que van desde la incredulidad, a la esperanza, a la desesperación.

Es el comienzo de una epidemia que afecta cada vez más a toda la ciudad y al país entero,
creando una situación de emergencia
que lleva a que los ciegos sean recluidos en un antiguo manicomio
y que vivan allí en un embrutecimiento total,
vigilados por soldados armados que no dudan en disparar a los que tratan de escapar.
En la mayoría, estas condiciones desatan los peores instintos,
el individualismo más exasperado, la opresión de los más débiles.

Esta es la alegoría despiadada de lo que puede suceder
cuando la vida social recibe una perturbación
que aleja a la comunidad de las normas de convivencia
y empuja a la realización exclusiva de salvajes
y egocéntricos intereses individuales,
conducida hasta el extremo de la supresión física
de quienes puedan oponerse a tales intereses.
Y es entonces cuando,
tan inexplicablemente como había aparecido,
la epidemia desaparece;
todos recuperan su vista
y toman conciencia de la enorme desolación
y de los escombros creados por la epidemia.

... ... ...

En el libro de Saramago
sólo una mujer logró milagrosamente preservar la vista
y no lo mostraba a los demás por vergüenza y por temor,
pero continuaba intentando ser una guía para los demás
acompañándoles en el cotidiano e imperioso vivir sus necesidades.
También entre nosotros, afortunadamente existen muchas mujeres y hombres
que han logrado mantener este sentido indispensable.
Algunos de hecho,
como sucede en ciertas situaciones que en el mundo animal
estimulan el instinto de supervivencia de las especies,
son capaces incluso de acrecentar su vista.

Y es en ellos que nos apoyamos
y que deberemos apoyarnos en el futuro,
para que todos estos ciegos,
como en la parábola de Bruegel,
no caigan en el abismo.
Dicen que nosotros, los jubilados,
tenemos una molesta tendencia a la apología.
Espero que en lugar de ello
se trate de una feliz predisposición para la profecía.

... ... ...

Fuente, original en italiano: Domani - Arcoiris.tv, 08/07/2010

Enlace: CECITÀ: UN’EPIDEMIA COLLETTIVA
CHE PORTA VERSO LA PIÙ SFACCIATA VOLGARITÀ


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LATIDOS Y CANTARES

Pabellón de la Madera Añeja


* PABELLON DE LA MADERA AÑEJA *
LATIDOS, MUSICA Y CANTARES
DE TIERRAS AMERICANAS

SINTONIZA LOS CANALES DE LAS SALAS Y SALITAS
Y DEL PATIO DE LAS PALMAS.
Algunas indicaciones para "moverse" en esta página.
El músico anuncia la temática musical de cada canal.
* Selecciona con un clic pulsando en la imagen del músico
o en el título de la temática elegida.
* CANALES - Trovadores de América, ...


... y otros canales en el gran

Pabellón de la Música


* * *

Torres García - Nuestro norte es el sur
LATINOAMERICA
AL REVES Y
AL DERECHO
Página inicial


En cualquier momento,
el modo para ir a la PAGINA INICIAL es siempre
* un clic en "Nuestro norte es el sur",
la imagen con la tinta de Joaquín Torres García.

* * *

UN BRINDIS AL 2012

Nuestro solo derecho es empezar otra vez

PANTALLAZOS DEL PUENTE

UN RINCONCITO DE LA PALABRA,
LA MIRADA Y LA MÚSICA

***

CICLOS ESPIRALADOS

EMPEZAR OTRA VEZ


Nuestro solo derecho es empezar otra vez
bajo la luz del sol sereno

Juan Gelman, Otras partes

Quien se limita a contemplar no tiene hambre,
no se acuerda de sí, de sus raíces,
ha olvidado a su madre, se limita a buscar información.
Le pasó lo más terrible: no desea.
El deseo es necesidad de cambiar lo contemplado
para mezclarse, darse.

Juan Gelman, Interrupciones 2, Seix Barral, 1998, p. 36
***


RUEDA QUE RUEDA

Tira que tira,
el niño,
para el cielo
a la tierra traer,
tira que tira,
la cometa,
para la tierra
al cielo llevar.

Boga que boga,
el barquito,
para horizontes
en la fuente abrir,
boga que boga,
el capitancito,
soñando su fuente
hecha mar.

Rueda que rueda,
al compás niño,
todos de la mano
y sin tirar,
rueda que rueda,
pañuelitos blancos,
manos y pies libres,
ese es el compás.


***

UNO

Uno, busca lleno de esperanzas
el camino que los sueños
prometieron a sus ansias...


Enlace audiovisual (3’54”):
UNO, TANGO Y DANZA

***


Uno, música de Mariano Mores, letra de Enrique Santos Discépolo.
***

JUGLARES


EL GRITO

Las historias,
nuestras historias,
se narran al anochecer,
junto al fuego,
o en la soledad
y silencio de los campos,
basta que estés tú,
que sabes escucharlas,
y que haya un poco de brisa
que las abrace.

Tu corazón y los vientos
harán de ellas
un murmullo ensordecedor,
un grito.
Deja que tu corazón
las cuente, ...

Háblale del Hombre
a los hombres,
siempre.
Escucha
el grito del viento:
« ¡hombres
que quieren ser hombres! »

Las historias,
nuestras historias,
se cuentan
en el silencio,
¡grítalas
con el viento!


***

UN BRINDIS Y UN ABRAZO


QUISIERA ...

Quisiera que mis palabras fueran
como las vuestras,
que transmitieran nostalgia
por el futuro,
que fuesen, junto conmigo,
sólo un abrazo,
fuerte y pasajero.
Pero, les confieso,
quisiera...
que el querer fuese.


***

Indice de las imágenes

(1) Remontando barriletes.
La imagen incorpora una obra de Antonio Berni:
Juanito remontando un barrilete (1973).

(2) Reflejos de la palabra.
La imagen incorpora un detalle de “El beso”, obra de Pedro Figari
(sin fecha, en el Museo Municipal Juan Manuel Blanes, Montevideo).

(3) El abrazo.
Figura en papel maché perteneciente a la obra
“Kit Básico para la fundación de un pueblo”,
de Cecilia Mattos y Nacho Seimanas,
obra hecha con la idea de compartir comunitariamente
la reconstrucción de identidades,
retomando la iconografía del pintor Pedro Figari.
La obra fue expuesta en abril de 2011 en el Museo Figari de Montevideo.

***

JUGLARES:
A MI GENTE

Chiquillada. A mi gente. José Carbajal, El Sabalero

PANTALLAZOS DEL PUENTE
JUGLARES DE LA HISTORIA


¡Qué lejos y qué cerca!

¡Qué grande que es el mundo y qué pequeño,
qué lejos los amigos y qué cerca!


Líber Falco

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No hay que perder jamás la esperanza
y tampoco la decisión de luchar.
María Ester Gatti


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Tronco de un castaño centenario.
Palazzuolo sul Senio,
Provincia de Florencia, Italia.

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Culturas e identidades.
En las montañas de los Apeninos, en el tramo tosco-emiliano,
los niños conocían el árbol de castaño que los había cobijado al nacer,
de ahí que pudieran referirse a ése en particular,
al que fuera "su árbol, su castaño".
Al pie del castaño
Obra de Sara Fabbri.
Lastra a Signa. Provincia de Florencia.
Región Toscana. Italia.

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CHIQUILLADA
A MI GENTE


Canta José Carbajal, El Sabalero

Enlace audiovisual (6’43”):
A MI GENTE



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A MI GENTE
A mi gente,
porque quiere ser homenaje a José Carbajal, El Sabalero,
cantor del pueblo, de sus penas y de sus sueños.
A mi gente,
porque acercándose el nuevo año
quiere ser un abrazo a los caminantes,
a los tantos como El Sabalero,
que dieron su vida y la siguen dando
para que sus breves sueños-pueblo sean posibles.
A mi gente,
porque es un abrazo a los amigos
con los que comparto tantas penas y alegrías,
tantas esperanzas y sueños,
a mi gente,
porque sigo refugiándome en esos amigos hermanos
que no pierden la esperanza,
que creen y que luchan por una comunidad humana más digna y más justa.
A mi gente,
porque son fantasías,
relatos cortos,
lecturas breves,
pocas palabras,
como para picar,
pero no antes de la cena,
sino por la noche,
poco antes de dormir,
con el augurio de muy felices sueños.

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LA MONTAÑA DE LAS BANDERITAS
Los niños,
con muchas banderitas de colores,
llegaron a la montaña de arena,
y las clavaron tan cerca unas de otras
que de lejos parecían una sola bandera
de todos los colores.
Luego vino una paloma
y construyó su nido en la montaña,
y cuando un viento fuerte sopló
y volaron todas las banderitas,
la paloma se quedó con los niños
que seguían jugando
juntos
en la arena.

Héctor

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UNA HISTORIA Y DOS SONRISAS

Una historia y dos sonrisas


Historias de ordinaria belleza
de nuestra gente


Buen viaje
y buenos sueños


Una historia y dos sonrisas
Les quería contar una linda historia
que me pasó el otro día,
el jueves 8 de octubre,
cuando fui a Parma
porque se recibía la hija de Alicia y Ernesto,
dos amigos uruguayos residentes en Italia.


Después de haber estado en la universidad
junto con los padres,
que desbordaban de alegría por ese título
que su hija había obtenido
gracias a cuanto todos juntos
habían colaborado para obtener
(y ésta sería otra historia
que me gustaría contarles),
nos fuimos a comer algo,
a hacer una “picadita” digamos,
en una especie de barcito no muy lejos
de la universidad, allí en Parma.
Creo que era la una de la tarde más o menos,
y nuestro grupito estaba formado por Carina
(la hija de Alicia y Ernesto)
con siete u ocho de sus amigos,
sus padres y su hermano Matías,
y cuatro o cinco personas más,
de las cuales yo era el único uruguayo.

A cierta altura Ernesto me dice:

–Escuchá esa música, es Silvio Rodríguez.


La música provenía desde el interior
de ese barcito donde nos encontrábamos,
porque nosotros estábamos afuera conversando,
en la vereda digamos,
y entonces nos dirigimos hacia el interior del bar,
hacia el mostrador,
para comentárselo a una muchachita joven
que estaba trabajando allí.
Cuando se lo dijimos,
con una carita sonriente espectacular nos dice:

–Sí, la puse yo a propósito para ustedes.


Como nos había oído hablar castellano entre nosotros
y había oído la palabra Uruguay,
había querido regalarnos
a Carina y a nosotros esa canción.
Y aquí ya podría terminar la historia.

Pero no es así, no termina,
es todavía más hermosa,
porque luego seguimos conversando con ella
y nos dice que es uruguaya,
que había llegado muy chica a Italia
con sus padres y una hermana gemela.

Se llama Marcela, y por lo que ella sabe
allí en Parma no hay otros uruguayos.
Sus padres ahora se han vuelto al Uruguay
y ella se quedó en Italia con su hermana,
trabajando como empleada detrás de ese mostrador
en un barcito de Parma.

Quizás la historia la podría terminar con una imagen,
con la imagen de su sonrisa
cuando me respondió a una pregunta que le hice:

–Y de Silvio Rodríguez, ¿tenés “Ojalá”?


Entonces, se le iluminaron los ojos y me respondió:

–Sí, tengo todo el CD.


Y abandonó el mostrador
para ir corriendo
a poner su disquito con ¡Ojalá!

Aprovecho el contarles esta historia
para agradecer nuevamente esos dos regalos,
esas dos sonrisas uruguayitas,
la de Carina y la de Marcela.

«««-»»»

Les adjunto fotos de ese día:

Una sonrisa. Con Carina en la puerta de la Facultad
Sonrisas en Parma, haciendo “la picadita”

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En formato pdf,
Una historia y dos sonrisas

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TROVADORES DE AMERICA

Música de las Américas


PABELLON DE LA MADERA AÑEJA,
es decir,
el Pabellón de la Música de las Américas,
desea acompañar cada paso,
cada mirada,
cada oído,

desea ser color,
desea ser perfume,
desea estar ahí,
en cada sala y salita
de esta casa-página.

El Pabellón de la Madera Añeja
es un homenaje a los trovadores de América,
pero, sin quizás, antes que homenaje,
es lenguaje,
es voz y latir,
es identidad
de nuestras tierras americanas.

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Puente sobre el río Santa Lucía

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La visita del Pabellón de la Música
se puede hacer desde este enlace:

PABELLON DE LA MUSICA

o con un 'clic' sobre la indicación
que se encuentra en la parte superior izquierda de esta página:

Palomita de la solidaridad
LATIDOS Y CANTARES

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BELLEZAS DE AMERICA:
LA CORTE DE LOS MILAGROS

Fernando Botero. Mario Benedetti. Daniel Viglietti

LOS NADIE
GORDOS, FEOS Y CHUECOS

La pintura de
Fernando Botero
(1932, Medellín, Colombia )
Milagros de anti-belleza
Un himno a la vida


Exuberancias

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LOS GORDOS DE BOTERO

Tito Remedi - Río Cuarto, Córdoba, Argentina

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Fealdades
Relatos breves
para un curso de castellano

Mario Benedetti

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archivo en formato pdf:
de Mario Benedetti
LA NOCHE DE LOS FEOS


Patria Grande - Patria Chueca
Los chuecos se junten bien juntos,
bien juntos los pies.


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Daniel Viglietti
EL CHUECO MACIEL



Con Daniel Viglietti, en el Cafe Brasilero - Montevideo,
miércoles 29 de julio 2009.

El Chueco Maciel

¿Por qué tu paso dolido
del norte hacia el sur,
el pie que no supo,
el pie que no supo
de risa o de luz?

Tu padre abandona la tierra
de Tacuarembó
buscando su tierra,
una tierra suya,
y nunca la halló.

Encuentra la triste basura
donde viven mil,
encuentra la muerte,
encuentra el silencio
de aquel cantegril.

El Chueco, redondos los ojos
y sin pizarrón,
mirando a la madre,
mirando al hermano,
aprende el dolor.

La luna, semana a semana,
lo ha visto vagar
armado de espuma,
buscando una orilla
como busca el mar.

El Chueco no sabe de orilla
ni sabe de mar,
él sabe de rabia,
de rabia que apunta
y no quiere matar.

Asalta el banco y comparte
con el cantegril,
como antes el hambre,
como antes el hambre,
comparte el botín.

Así les canto la historia
del Chueco Maciel,
suena la sirena,
suena la sirena,
ya vienen por él.

Los diarios publican dos balas,
son diez o son mil,
mil ojos que miran,
mil ojos que miran
desde el cantegril.

El chueco era un uruguayo
de Tacuarembó,
de paso dolido,
de paso dolido,
de paso dolido.

Los chuecos se junten bien juntos,
bien juntos los pies,
y luego caminen buscando la patria,
la patria de todos, la patria Maciel,
esta patria chueca que no han de torcer
con duras cadenas los pies todos juntos
hemos de vencer.

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Juan - Lima, Perú

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UNA TORTA Y UN REGALITO

Traje esta torta y un regalito


Alicia,
me escribió escribiéndonos:

- Permiso, puedo pasar...??
- Traje invitación, un regalito y la torta.
- Dónde está el administrador?
- Yo vine a desearle éxito en su nuevo emprendimiento del blog,
y a darle las gracias por el magnífico puente de hermandad
latinoamericana que nos ha tendido.
Un gran abrazo sureño para el Sr Héctor Tierno!!
Alicia
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En realidad no escribió, sino que
primero apoyó la torta en una mesita,
luego hizo igual con su sombrerito y sus guantes,
y fue ahí que dijo "Permiso",
mostrando su invitación muy ufana.
Finalmente agregó sonriente:
"Traje esta torta y un regalito".


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UN REGALITO

Presentación de Alicia, la Porteñita
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Muchísimas gracias Alicia

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RUISEÑORES Y TROVADORES

El Ruiseñor, el amor y la muerte, por el Indio Solari

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El ruiseñor y la rosa


Presentación de Manuel Arceo - Mérida, Yucatán, México.

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El Ruiseñor, el amor y la muerte
por el Indio Solari.


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AUGUSTE RODIN DE VISITA EN BUENOS AIRES

Auguste Rodin en Buenos Aires. Claude Debussy, Suite pour le piano

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Auguste Rodin en Buenos Aires

Fotos de un concurso de fotografía realizado
en la Exposición de Auguste Rodin en Buenos Aires.

Presentación de Laura Milani - Buenos Aires, Argentina.

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Tercer movimiento, Toccata,
de la "Suite pour le piano"
de Claude Debussy


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SI MI VOZ MURIERA EN TIERRA - RAFAEL ALBERTI

Poesía. Rafael Alberti. Si mi voz muriera en tierra

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Rafael Alberti


Presentación de Nicolás Svistoonoff - Quito, Ecuador.

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Si mi voz muriera en tierra

Si mi voz muriera en tierra
llevadla al nivel del mar
y dejadla en la ribera.

Llevadla al nivel del mar
y nombradla capitana
de un blanco bajel de guerra.

¡Oh mi voz condecorada
con la insignia marinera:
sobre el corazón un ancla
y sobre el ancla una estrella
y sobre la estrella el viento
y sobre el viento una vela!


Rafael Alberti, en "Marinero en tierra", 1924

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Si mi voz muriera en tierra


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LA SELVA MISTERIOSA

Imágenes de la Selva Misteriosa


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Forêt mystérieuse



Presentación de Julio - Uruguay.

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