PANTALLAZOS DEL SUR
PANCARTAS DE LA MEMORIA
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Mural en la sede de Sutel (1)
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BUSCANDO A NUESTROS DESAPARECIDOS, TEJIENDO NUESTRA HISTORIA
El Equipo Argentino de Antropología Forense comunicó a la Secretaría de Seguimiento, dependiente de la Presidencia de la República, la identificación plena de la pertenencia de los restos óseos hallados en el Batallón 14. Los mismos son de Ricardo Alfonso Blanco Valiente desaparecido con fecha 15 de enero de 1978. La información fue comunicada a sus familiares directos y a la Asociación de Familiares Detenidos.
... Ricardo Blanco Valiente,
cuyos restos fueron encontrados el pasado 16 de marzo [de 2012] en la “trinchera 199” de los terrenos pertenecientes al Batallón 14, había nacido el 27 de diciembre de 1938 en la ciudad de Mercedes, Soriano. Era propietario de un almacén en Montevideo y en su ciudad natal fue empleado de UTE.
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Hallazgo de los restos de Ricardo Blanco (2)
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Ricardo Alfonso Blanco Valiente fue un trabajador agremiado a la Confederación Nacional de Trabajadores que vivió en Mercedes, Soriano,
y militó en el Partido Comunista Revolucionario.
Tenía 40 años al momento de su detención, un 20 de diciembre de 1978. Estuvo detenido y fue secuestrado mediante un operativo efectuado por tres personas vestidas de civiles, que se identificaron como miembros de las Fuerzas Conjuntas.
El estudio antropológico revela que murió en un escenario violento, pero aún no se puede precisar cuál. En el lugar se encontraron sus restos cubiertos por cal, dos bolsas abiertas de ese material, un casquillo de bala, restos de vestimenta y varios segmentos de tanza. Se encontraron algunas características antropométricas en su cuerpo que permitieron la identificación: un desvío lateral de su nariz, un traumatismo en el parietal izquierdo, una simetría en la mandíbula y una alteración al caminar o intenso uso de la pierna derecha, datos que aparecen en la “ficha antemortem”.
Si bien la junta médica dictaminará la causa y forma de la muerte, el laboratorio encontró tres lesiones en el fémur izquierdo, en el derecho y en la novena costilla derecha, pero por la complejidad de las lesiones aún está siendo analizada.
La comisión cuenta con datos para continuar las excavaciones en el predio del Batallón Nº 14 y en otros lugares. Hasta el momento, se continúa trabajando en la hipótesis de un cementerio clandestino
en ese cuartel.
Las hijas de Ricardo Blanco, Cristina y Cecilia Blanco Lorido, informaron a la prensa que los restos de su padre serán enterrados en Mercedes. Recordaron que en el año 1984 los familiares realizaron la denuncia penal, que no avanzó a raíz de la Ley de Caducidad. Actualmente la causa está archivada.
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Hallazgo de los restos de Ricardo Blanco (3)
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TEJIENDO MEMORIAS
Memoria para armar (4)
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Detención
Fecha: 15.01.1978.
Lugar: En su domicilio y almacén de su propiedad,
Carlos Ferreira Odetto Nº 4585, Montevideo. Uruguay.
Hora: 10.30 de la mañana.
Reclusión: Centro clandestino de detención “La Tablada”. (Según el informe del Comandante en Jefe del Ejército al Presidente de la República, estuvo en el centro de detención clandestino “La Casona”,
en la Av. Millán Nº 4269 y Loreto Gomensoro).
Circunstancia: Tres personas vestidas de civil que se identifican como integrantes de las Fuerzas Conjuntas lo detienen y lo trasladan en un Ford blanco con techo negro vinílico, montando durante dos días una “ratonera” en el almacén. Allí también detienen a Á.G., luego que éste pasara por el almacén preguntando por el detenido; es trasladado en un Renault 12 de color rojo a “La Casona”
y permanecerá desaparecido por cinco años.
Testigos: Alba Badano de González (sobrina),
Jorge Homero González (esposo de la sobrina),
Ángel Gallero (detenido).
Testimonios:
Testimonio de Jorge Homero González ante la Comisión Investigadora Parlamentaria sobre situación de personas desaparecidas y hechos que la motivaron: Efectivamente, fui testigo en el momento que llevaron a Ricardo. Ricardo es tío de mi esposa, que en ese momento era mi novia. Él tenía un almacén en la calle Ferreri Odetto 4575 y con mi novia habíamos puesto una especie de quiosquito. En ese momento yo estaba sin trabajo y vendíamos verduras y atendíamos la parte del quiosco.
Un domingo que estábamos ahí, llegaron tres personas vestidas de particular y preguntaron por Ricardo Blanco. El dijo: “Soy yo”. Y le dijeron: “Somos de las Fuerzas Conjuntas, tráiganos sus documentos”. Eso fue el 15 de enero de 1978, y recuerdo que fue un domingo alrededor de las 10 y 30, más seguramente entre 10 y 30 y 12. Entraron esas personas, una quedó en la puerta y otra, que era la de mayor edad, se dirigió a él y le dijo que lo tenía que acompañar. En ese momento había una o dos personas que eran clientes y le ordenaron terminar de atenderlos, las que luego se retiraron. Mientras tanto cerraron la puerta y a la gente que quería entrar les decían que estaba cerrado. A la otra persona que ayudaba en el almacén -que era Walter Aguilera- le dijeron que también tenía que ir.
(...) Ricardo pidió para cambiarse porque estaba con chancletas y lo acompañaron al fondo, donde se puso los zapatos y le dijeron que tenía que ir. Pregunté qué hacía yo, porque no sabía cuál era mi situación. Entonces, me dijeron: “Usted se queda aquí”. Ricardo me dio el dinero y las llaves porque ellos así lo dijeron y me manifestaron: “Haga lo que quiera con el negocio, manténgalo cerrado o abierto; haga cómo quiera”. Cuando se lo llevaron, lo subieron a un auto que estaba parado unos metros más adelante y que era un Ford Falcon blanco que creo que tenía el techo negro, tipo vinílico
(...). El lunes llegó el mismo que había estado de noche, junto con otro y dijeron que uno se iba a quedar ahí detrás durante cierto tiempo. Entonces se fue el que había estado antes y quedó ese nuevo detrás de unos estantes, en una especie de depósito. Tenía una especie de radio “walkie-talkie” grande y una ametralladora o metralleta. Nos dijo que atendiéramos normalmente y que si alguna persona preguntaba por Ricardo Blanco, le dijéramos que había ido para afuera y que no sabíamos dónde estaba. Eso mismo se repitió el martes con distintas personas. Ese día vino otra persona, que también se quedó, armada y con radio. El miércoles no entraron al comercio, a pesar de que estuvieron dando vueltas por ahí. De tarde llegó otra persona y preguntó por Ricardo. Le dijimos que no estaba y que había ido para afuera. Entonces dijo: “Gracias, hasta luego”. Cuando salió esa persona, entraron dos vecinas del barrio y dijeron: “Ahí tienen a uno tirado en el suelo”. Me asomé y vi que había un Renault 12 rojo y que esa persona que había entrado, que se llamaba Gaggero y que también era de Mercedes, estaba tirada en el suelo en la calle con las manos sobre la nuca y había dos o tres personas que le apuntaban con armas. Yo me asomé y me dijeron que me metiera para adentro. Entonces no vi más nada, hasta que todo se tranquilizó.
(...) No tuvimos más noticias de Ricardo.
Testimonio de Ángel Gallero ante el Servicio de Paz y Justicia (SERPAJ):
Ricardo cayó el 15, el 15 de enero. Yo tengo dudas si fue de mañana temprano o a medio día. Yo tenía que verlo a Ricardo a las 10 de la mañana, el domingo y no lo vi porque no fue. Tenía una plata para entregarle. Como él no fue, fui a pagarle el miércoles. Me para un Renault Rojo 12, en aquel momento era último modelo, ’78. Dos tipos con pistola. Me revisan, me preguntan de dónde soy, si de Montevideo o de otro lado. Me piden el carnet de trabajo. Le doy el de la fábrica, me hacen sentar en el cordón de la vereda. Ellos empiezan a hablar en código, dicen: “Rojo 13” y “Rojo Alfa”, otra cosa que dicen es:
“Aquí Operativo Montoneros”.
(...). Después que me detienen dicen: “primero lo vamos a llevar a La Casona”.
(...) La primera vez que allí vi a Ricardo fue cuando hubo unos días que nos hicieron dormir juntos, en un momento nos decían “acuéstense”. Nos tiraron en una especie de descanso antes de subir una escalera. Nos ataban a mí, a Ricardo y a otro detenido Aguilera. (...) (Trasladado posteriormente a La Tablada). Supe que ese lugar era La Tablada por detalles que vi y luego confirmé.
(...) Allí también lo veo a Ricardo Blanco. Estábamos los tres juntos.
Todos estábamos un poco deshechos pero estábamos parados.
(...) Todo esto ocurrió en el año ’78, entre el 28 de enero y el 26 de febrero,
que es el tiempo que estuve en La Tablada.
(...) Ese día coincide que llega gente y al mismo tiempo gente de la marina. Siento que torturaban a una mujer. Los milicos hacen comentarios sobre la mujer que están torturando.
(...) Entonces empiezan a llamarnos de a uno. Llaman a Aguilera, a Blanco. Cuando viene Blanco yo estaba sentado en la cama y él estaba sentado en la puerta, cerca de mí. Le pregunto “Ricardo, ¿para qué nos llevan arriba?”. Cuando me va a contestar viene un milico y no podemos hablar.
(...). Ahí en La Tablada nos hacían hacer gimnasia, a veces, 10 minutos, pero era una tortura más. Un día estábamos haciendo gimnasia y viene ese Daniel con un mayor revisando a todos los presos. Nos revisan a todos, nos hacen agachar y yo por debajo de la venda veo a Ricardo que está delante de mí. Yo estaba con los pies quemados, todo golpeado, se me habían hecho como ampollas de sangre. Y no sabés lo que eran los otros. El 25 o 26 es de los últimos días que veo a Ricardo. Debe ser el 26 porque es la fecha con que yo figuro en el acta del Juzgado. De ahí me llevan al 13 (Batallón). Donde hay otros presos. Está también Aguilera. Ahí me meten en un calabozo y me desnudan, me revisan y me llevan encapuchado a una pieza.
(...) A los 10 días más o menos me llevan al Juzgado a declarar.
(...) Me devuelven al cuartel y luego van a buscarme para ir nuevamente al Juzgado donde me comunican que estoy procesado. Me preguntan por Ricardo, quién es, figura en el Acta. Yo contesto que es un detenido que estaba conmigo. Me dicen “¿dónde está?” No sé. “¿Pero estaba preso?” Sí. “¿Pero Ud. sabe que estaba preso?” Sí. Me reiteran la pregunta. Sí contesto, lo agarraron conmigo.
Me hacen entonces una ampliación de Acta.
(...)
Atribuido a: Junta de Comandantes en Jefe. Integrantes del Servicio de Información de Defensa (SID). Según testimonios de las víctimas, en “La Casona” intervinieron los soldados apodados “el Enano” y “Sandokan”, un enfermero al que llamaban “el Galgo”, un médico de nombre Martín Gutiérrez y el Capitán Martínez, encargado del celdario. En “La Tablada” intervinieron el oficial Luis A. Abraham (de Mercedes), Teniente Óscar Troya, un agente llamado “Daniel”, un médico de nombre Franco Durán (fue profesor en Mercedes) y otro militar de Mercedes apodado “el Chino”.
Casos conexos: Operativo represivo contra militantes del Partido Comunista Revolucionario (PCR). Detención en Montevideo de Ricardo Blanco Valiente y otros militantes (15.01.1978). Detenciones y desapariciones en Buenos Aires de Carlos Federico Cabezudo Pérez, Juvelino Andrés Carneiro da Fontoura, Carolina Barrientos Sagastibelza de Carneiro (todos el 30.12.1977) y Célica Élida Gómez Rosano (03.01.1978).
Desaparición
Fecha posible de fallecimiento: 02-03.02.1978.
Lugar: Centro clandestino de detención “La Tablada” (Según el Informe Final de la Comisión para la Paz). Centro clandestino de detención “La Casona” (Según el Informe del Ejército al Presidente de la República).
Circunstancia: Muere a causa de las torturas (Informe de la Comisión para la Paz). Fallece a consecuencia de un «edema pulmonar» (Informe del Ejército).
Testigos: Ricardo Cohen (detenido).
Testimonios:
Testimonio de Alba Badano de González (sobrina) ante la Comisión Investigadora Parlamentaria sobre situación de personas desaparecidas y hechos que la motivaron: El señor Gaggero es uno de los testigos que lo vio en «La Tablada». El otro testigo que me dijo personalmente que había estado la noche en que murió en la tortura, fue Ricardo Cohen, quien preguntó más tarde quién había sido el que había muerto y le contestaron que había sido Ricardo Blanco. (...) Todo se debió a una declaración que hizo a través del diario «Dignidad». El día que lo leí me afectó enormemente porque esto destroza en un primer momento al que lo lee. Pienso que es verdad, que el día que decía el diario fue realmente cuando murió. Entonces fui a hablar con el señor Ricardo Cohen para preguntarle cómo era que sabía eso, y me contestó lo que ya dije.
Fuente. Investigación histórica y arquelógica sobre detenidos-desaparecidos 1973-1985
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¡SALUD COMPAÑERO!
Ricardo Blanco, fiel representante de la característica nacional de los antecedentes históricos de SUTEL, ingresó a la UTE en el año 1961, en la ciudad de Mercedes, Departamento de Soriano.
Comenzó a participar activamente en la tarea sindical, en la huelga de 1963 llevada adelante por AUTE, demostrando desde el principio su compromiso y su calidad intachable de militante. Culminada la huelga fue elegido como miembro de la Mesa Directiva de la filial Soriano, ocupando el cargo de Secretario, para luego, con la integración de todos los Departamento en el Congreso Nacional de Delegados, asumir la delegación de Soriano en dicho organismo directivo.
Teniendo en cuenta las diferentes facetas que algunas veces desarrollan los militantes sindicales del Interior, el compañero Blanco, con un claro perfil social, fue partícipe y organizador de una actividad, recordada aún con mucho cariño y agradecimiento, que desembocó en una “ocupación” de la Villa Soriano por 24 horas: se reclamaba al Ministerio de Educación y Cultura, la contratación de un ómnibus que permitiera el traslado de 40 estudiantes al Liceo de Dolores. Con mucho éxito, fueron recibidos por el Ministro logrando una resolución positiva… los adolescentes de Villa Soriano iban a poder llegar todos los días al Liceo,
sin problemas.
Entre las múltiples tareas que desarrollaba se destacan su participación en la elaboración de un boletín departamental y en el mantenimiento de una audición radial “La Agrupación UTE y el pueblo”, cuatro días por semana, donde se trataban no solamente problemas de los trabajadores de usinas y teléfonos, sino la de todos los trabajadores y por ende la de todo el movimiento sindical.
Llegando a junio de 1968, con la militarización de los trabajadores de UTE, fue detenido y trasladado a cuarteles de Mercedes y San José; luego de varios meses es liberado.
Años después, en plena dictadura, fue detenido el 15 de enero de 1978. Había instalado un pequeño comercio en Montevideo, y fue ahí dónde irrumpen las Fuerzas Conjuntas y comienza su viaje sin retorno.
Testigos aseveran su presencia en el centro de detención “La Tablada”. Uno de ellos, seguramente en medio del caos, pregunta quién había sido muerto
y le contestan: Ricardo Blanco.
En 2002, la Comisión para la Paz emite un informe que determina la tortura como causa de su muerte. El compromiso y el amor a la justicia no tienen límites cuando es fiel y verdadero:
Ricardo Blanco lo ha demostrado.
Salud compañero
SUTEL (Sindicato Unico de Telecomunicaciones)
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A pesar de los dolorosos recuerdos, nos queda la enorme satisfacción de haber caminado juntos, de haberlo conocido como un gran dirigente sindical, un notable padre de familia y un maravilloso ser humano. Con Ricardo muchas veces coincidimos y muchas veces discrepamos, pero fue un compañero que entró por la puerta grande de la historia, con la grandeza y la humildad de todos sus actos.
Revista “La vida de un Sindicato”, AUTE, Junio de 2000.
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En Organo de prensa del PCR Uruguay:
Ricardo Blanco ¡PRESENTE!
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Mural en la sede de Sutel (1)
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... “es causa de algo aquello que, suprimido, hace imposible la consecuencia”.
Por eso es que nos queda mucho por hacer para eliminar las causalidades
de tantas consecuencias trágicas y repudiables.
Estos hechos -y todos lo sabemos-, no son producto de casualidades.
Cuando en la sociedad que vivimos rige la explotación del hombre por el hombre, todo tiene valor de cambio bajo las ambiciones perversas de la deformación humana.
Es también y sin duda muy ilustrativo, el célebre pensamiento de Miguel de Unamuno cuando decía que “el tigre no puede destigrarse, por su propia naturaleza, nace tigre y muere tigre, pero el hombre puede deshumanizarse”, y ponía como ejemplos de deshumanización, las masacres provocadas por el hombre tirando bombas, cohetes y todo tipo de artefacto destructivo en trágicas acciones criminales.
Por ello compañeros y para terminar, sentimos como necesario trasmitirles dos cosas: la primera y principal es que, para eliminar las causas que eliminen a su vez las consecuencias que determinaron estos hechos, hay que tomar como ejemplo de vida, el compromiso que con ella, asumió Ricardo.
No podremos jamás eliminar las consecuencias de la barbarie organizada en la sociedad humana, si no nos comprometemos a eliminar las causas que la provocan.
La segunda y recordando a Mario Benedetti,
es que tenía razón cuando nos decía:
“están en algún sitio,
nube o tumba,
están en algún sitio,
estoy seguro,
allá en el sur del alma”.
Homenaje al Compañero Ricardo Blanco
Sutel (Sindicato Unico de Telecomunicaciones), 20/04/2012
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Fotografías, créditos:
(1) SUTEL. 25 años de Sutel, Montevideo, 2010.
(2) y (3) Presidencia de la República Oriental del Uruguay. Sitio oficial.
(4) Memoria para armar. Galería de imágenes: Las tejedoras.
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Mural en la sede de Sutel (marzo 2011)
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