MONTEVIDEO, LA BANDA ORIENTAL Y LA CELESTE
Quizás sea cierto que hay números afortunados, o mejor dicho que hay años cuyo número nos recuerda aconteceres especiales, años de los que luego celebraremos los aniversarios.
Así son los años ’30 para los uruguayos.
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Artigas en el Paraguay,
litografía de Sauvageot,
en base a un dibujo de Alfred Demersay (1846).
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1830
Decir años ’30, como uruguayos nos lleva a pensar inmediatamente, por ejemplo, en 1830, en la jura de la primera constitución y en el efectivo empezar a caminar de ese nuevo país independiente; a partir de ese año la Banda Oriental será la República Oriental del Uruguay. Un año bastante cercano en el tiempo, del que todavía no hemos celebrado el bicentenario, y cuyo acontecer los orientales todavía no hemos digerido. De la escuela primaria nos queda esa vaga idea (idea deseada así oficialmente como vaga) de que es el año en el que finalmente se realizan las aspiraciones de independencia por las que había luchado el pueblo oriental.
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Plaza Constitución,
frente a la Iglesia Matriz,
Ciudad Vieja, Montevideo.
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Y ahí están los cuadros con banderas y tanta gente celebrando el evento en la Plaza Mayor; cuadros cuyo exaltado patriotismo olvida narrarnos algunas tristezas de ese día. José Artigas, el verdadero héroe del pueblo oriental, no estaba presente; estaba exiliado en el Paraguay y allí moriría veinte años más tarde. El nuevo país nacía independizándose no sólo de España sino de las Provincias Unidas del Plata con las que había compartido cultura, historia y lucha. ‘Un hijo es siempre un hijo’, se podrá decir para alegrar la tristeza de aquel parto auspiciado por el nuevo imperio colonial de los ingleses. La asamblea constituyente preparó el documento y un 18 de julio los orientales pudieron jurar la nueva constitución porque el juramento había sido autorizado por Argentina (las Provincias Unidas) y el Imperio del Brasil. Apenas un año más tarde, en abril de 1831, el flamante gobierno de Fructuoso Rivera llevaría a cabo la matanza del pueblo charrúa en Salsipuedes. ¿Dónde habían quedado los ideales artiguistas en aquel 1830; cuál es la celebrada ‘garra charrúa’, la de Rivera que embosca y mata indios a traición, o es la garra india y rebelde, como la del cacique charrúa Vaimaca o la del comandante guaraní Andresito, indios que lucharon con Artigas?
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1930
Pero, para los ya uruguayos (como más tarde, respecto al citado juramento, se empieza a llamar a los orientales), verdaderamente especial fue el 1930. Se celebraba el primer centenario de la Jura de la Constitución y se inauguraba el Estadio del Centenario, para disputar allí el primer campeonato mundial de fútbol. No sé cuál sería el clima de esperanzas entre los orientales, pero si sé que a partir de ese año el ’30 quiere decir la Celeste, ya coronada de títulos olímpicos y en ese año campeona mundial de fútbol.
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Monumento a Atilio Narancio,
Estadio Centenario, Montevideo.
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Junto a las historias de aquellos héroes del ’30, en casa nos contaban las historias de los héroes del ’50; en cada barrio las esquinas y las calles se poblaban de risas chiquilinas y nos sentíamos todos campeones porque jugábamos como aquellos del ’30 y del ’50, que con su garra celeste nos habían regalado tanta alegría.
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1730
Más atrás en el tiempo, un 1° de enero de 1730, se constituía el primer cabildo de Montevideo. Otro ’30 muy especial. Se cerraba el proceso de fundación de la nueva ciudad de San Felipe de Montevideo. En la península había un puerto, ubicado en la bahía y bajo la mirada del Cerro. Ya se había hecho la distribución de solares entre los primeros pobladores. Unas pocas callecitas (catorce, siete paralelas a la bahía y siete transversales), unas pocas manzanas que ocupaban parte de la actual Ciudad Vieja (32 manzanas, más una manzana destinada a la Plaza Mayor, que luego se llamará Constitución, porque será allí donde cien años más tarde será jurada la primera constitución del Uruguay).
Por el momento la ciudad-puerto está apenas fortificada: el Fuerte de San José, en la punta del mismo nombre (aproximadamente en el cruce de las actuales Guaraní y Piedras) y el Fuerte Grande, otro fuerte construido en el espacio de la actual plaza Zabala (con orientación aproximada Norte-Sur, es decir una orientación distinta a la del posterior amanzanamiento circundante que era y es ‘a medios rumbos’, a 45 grados respecto al eje Norte-Sur).
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Calle Treinta y Tres
Cartel de calle,
Ciudad Vieja, Montevideo.
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En 1730, por esas pocas calles de Montevideo viandaban los también pocos nuevos pobladores. Sólo seis familias habían llegado de Buenos Aires, treinta y pocas personas. Pedro Gronardo y Jerónimo Eustache, alias el Pistolete, propietarios socios de la primera pulpería de Montevideo, habían muerto en trágicos accidentes. La casa de Gronardo, una de las pocas casas bien construidas y que había sido el local de la pulpería, ya la menciona Pedro Millán cuando adjudica los primeros solares en diciembre de 1726; estaba ubicada en las proximidades del “Puerto Chico”, en la esquina de las actuales Piedras y Treinta y Tres. Huérfana de los pulperos, la casa primeramente fue destinada al cirujano Diego Mario, primer cirujano civil de Montevideo, probablemente venido con la primera expedición de familias canarias en 1726 (“Nuestra Señora de la Encina” llegó a Montevideo con esa primera expedición el 19 de noviembre de 1726) y a partir de 1730 la casa se transformó en la sede del primer cabildo de Montevideo.
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Plano de Montevideo Antiguo
Proceso fundacional,
el trazado urbano de 1730.
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En “Los chiquilines que fundaron Montevideo”, Milton Schinca sabiamente hace notar que, entre los treinta y pocos venidos de Buenos Aires, hay sólo cinco que llegan a los cuarenta años de edad (los mayores no superaban los 44 años) y que como edad seguían otros cuatro en la treintena (entre quienes estaba Juan Antonio Artigas, abuelo del futuro Don José, Protector de los Pueblos Libres) y luego tres mujeres en la veintena, es decir, doce adultos digamos y más de veinte muchachos y chiquilines, que seguramente jugaron y corretearon, rieron y soñaron como chiquilines en las esquinas y por las calles de aquella recién nacida ciudad. ¿Qué tendrá la cultura de los orientales de aquellos juegos y sonrisas de 1730?
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Plano de Montevideo Antiguo
Proceso fundacional 1724 - 1730
y desarrollo durante el siglo XVIII.
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Sin embargo, la mayoría de los primeros montevideanos no viene de Buenos Aires, sino que llega de las Islas Canarias, en dos expediciones. La primera expedición, de 1726, trae a Montevideo 13 familias (96 personas en total); la segunda expedición, a principios de 1729, lleva 25 familias más (otras 136 personas aproximadamente). Es decir que, la nueva Montevideo, el 1° de enero de 1730, nacía con poco menos de 270 vecinos, en su mayoría canarios (redondeando: doscientos treinta canarios y treinta y pocos bonaerenses). ¿Qué tendrá la cultura de los orientales de aquella cultura de pobres agricultores canarios a quienes de hecho se había impuesto el exilio y la emigración de sus tierras natales? ¿Qué tendrá la cultura de los orientales de esa melancolía típica del emigrante; qué habrá dejado en la memoria de los orientales aquel largo viaje atravesando el océano; qué tendrá la música popular del Uruguay de los cantares canarios y de las risas de aquellos primeros niños?
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Primer grupo de familias canarias que poblaron Montevideo
17 de noviembre de 1726
Placa conmemorativa en la Rambla Sur,
Ciudad Vieja, Montevideo.
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Durante el proceso fundacional de la ciudad, en Montevideo residían también otras personas que no se incluyen en la definición de colonos y primeros vecinos pobladores de la ciudad. Se trata, en relación con el número de vecinos, de un gran número de soldados que constituían el presidio militar de la ciudad y de indios tapes-guaraníes que trabajaron en la construcción de las fortificaciones; y se trata también de unos pocos religiosos, jesuitas como capellanes de los tapes, y franciscanos, como capellanes de la tropa y párrocos para los vecinos.
No se incluyen esclavos negros porque aún no los había en la nueva ciudad, si bien en años no tan futuros la comercialización de esclavos se transformará en un pilar fundamental de la actividad económica de Montevideo.
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Los emigrantes
Antonio Berni, pintura mural,
Entre Ríos esq. Mendoza, Rosario, Argentina.
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2030
Por ahora podemos solamente decir que será el año
del tricentenario de Montevideo,
del bicentenario de la jura de la constitución de la República Oriental del Uruguay
y del centenario de la Celeste como primer equipo campeón mundial de fútbol.
Será entonces un año cargado de celebraciones, pero no podemos anticipar cuál será el nuevo evento que a partir de ese año celebrarán los orientales.
Deseamos que cualquiera que sea el evento, sea para felicidad de montevideanos y orientales, para que puedan seguir construyendo ese gran evento de siempre, la historia de un pueblo latinoamericano cada vez más humano y más digno,
para “que los más infelices sean privilegiados”,
para ser “siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo”.
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Hoy puede ser un gran día ...
¡No lo dejes escapar!
Joan Manuel Serrat
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No estarémos en este mundo, al menos no como quienes somos ahora, pero anhelo como tu estimado Héctor que el 2030 sea un año de conmemoraciones, de lo que conocemos y lo que vendrá, pero sobre todo un año para festejar la identidad de los orientales como los quiso Artigas - "Tan ilustrados como valientes" que los encuentre unidos sin haberse vendido a bajo precio de la necesidad, que sigamos siendo tan orientales como lo fua nuestro libertador.
ResponderBorrarExcelente reseña Héctor.Es un aprendizaje leerte.
Gracias!
Haydée.
Hola Haydée,
Borrargracias por tus comentarios. Efectivamente no sabemos qué se podrá celebrar en el 2030, aparte de los ya mencionados aniversarios, pero podemos soñar desde ahora tus anhelos, en particular esos anhelos artiguistas de caminar unidos, tan ilustrados como valientes, y sin vendernos al bajo precio de la necesidad.
Un abrazo, Héctor
Con el diario del día podemos decir los que quedemos, hemos superado una dictadura y una pandemia, joder que no es poca cosa. Gracias Héctor por material tan lindo.
ResponderBorrarHemos superado una dictadura y una pandemia ... y seguimos tratando de mirar lejos, hasta que la dignidad se haga costumbre
BorrarLa verdad; precioso el tener esos grandes recuerdos; que será del 2030; supongo que algo de lo mismo; este virus: que nos trae; está peste del miedo con otro nombre; buenos y peores momentos; porque esto somos. Seres humanos; que tenemos alegrías; tristezas y así es nuestro planeta; gracias Hector por tan valioso material
ResponderBorrarA veces la posibilidad de mirar en perspectiva nos lleva a ver con esa serenidad tuya. Y por supuesto que es muy hermoso que a tantas de nuestras tristezas, podamos agregar esas alegrías sencillas de nuestro mirar desde la ventana.
BorrarHermoso relato, palabrita está devaluada por falsos relatores que hacen de ocultadores y deformadores de la historia y la realidad. Me gustó este sobrevuelo a los momentos icónicos de nuestro ser como sociedad, la de los Orientales,en referencia a esos mojones marcados por los años 30. Nos dejás la puerta abierta para el 2030. Está en todes que sea esperanzador. Gracias Héctor. Abrazos
ResponderBorrarQuise hacer un sobrevuelo, con algunas “fotografías” de esos momentos icónicos: Por ejemplo, intenté fotografiar el momento de la fundación de Montevideo, con toda esa muchachada con sus niños, traídos a la fuerza desde las Canarias. Todos momentos épicos, o mejor dijo épicos gloriosos como la victoria de la Celeste en 1930, y también épicos muy tristes y muchas veces ocultados en su verdadera realidad, como el momento de la fundación de Montevideo o la jura de la constitución, que mucho tiene que ver con las aspiraciones de un puñado de comerciantes negreros montevideanos (los mismos que aplaudieron a Lecor en su entrada con las fuerzas invasoras a Montevideo) y no con el ideario artiguista.
BorrarSembrando recuerdos, para no cosechar olvidos!
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