ARMANDO EL ROMPECABEZAS DEL PLAN CONDOR

Visita Automotores Orletti e Informe Orletti

Tejiendo Memorias
Son vida abierta

*
No son sólo memoria,
son vida abierta,
contínua y ancha,
son camino que empieza.

Cantan conmigo,
conmigo cantan.


De “Otra voz canta”, poesía de Circe Maia
Imágenes del silencio
Delegaciones uruguayas de visita en el Centro Automotores Orletti

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Album de fotografías
en: Espacio para la Memoria: Automotores Orletti

Descripción del álbum:
Una visita al Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio, Automotores Orletti;
en el barrio Floresta, Venancio Flores 3519/21, esquina Emilio Lamarca, Buenos Aires.
Automotores Orletti fue uno de los centros donde empezó a operar el Plan Cóndor
y por el que pasaron numerosos uruguayos posteriormente desaparecidos.

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Apuntes sobre Automotores Orletti
y el testimonio de Enrique Rodríguez Larreta Piera,
es decir, el Informe Orletti,
en archivo pdf:

Apuntes e Informe Orletti

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Tejiendo Memorias
EL INFORME ORLETTI
Testimonio de Enrique Rodríguez Larreta Piera

1977. Ante Amnesty International;
ante Comisión Interamericana de Derechos Humanos,
(CIDH, Caso 2155 - Enrique Rodríguez Larreta Piera).
#Nota1

1985. Ante Tribunales de Justicia en Argentina,
Juicio a las Juntas Militares.
#Nota2
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Enrique Rodríguez Larreta Piera, ciudadano uruguayo, con residencia legal en Montevideo, de 55 años de edad, padre de 4 hijos, abuelo de 4 nietos, sin ninguna clase de antecedentes judiciales, deseo testimoniar de manera objetiva y sintética los hechos que me tocó vivir a partir del día 1º de julio de 1976.
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1°. En esa fecha fui informado por mi nuera, Raquel Nogueira Pauillier, de la desaparición de mi hijo, Enrique Rodríguez Larreta Martínez, uruguayo, casado de 26 años de edad, de profesión periodista, con residencia legal en la República Argentina desde el año 1973.
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2°. Mi hijo había sido dirigente estudiantil en el Uruguay. En el año 1972 el Ejército lo detuvo y lo mantuvo incomunicado durante 9 meses, sometiéndolo a interrogatorios y torturas que fueron denunciadas en el Parlamento, que en aquel entonces aún funcionaba en el Uruguay. Finalmente, el proceso que se intentaba fraguar contra él, fue clausurado por falta de pruebas, y mi hijo viajó con su familia a Buenos Aires, donde trabajaba en el periódico “El Cronista Comercial”.
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3°. Teniendo en cuenta la situación en estaban viviendo los refugiados políticos en Argentina y los hechos que ocurrían, mi nuera y yo decidimos enviar al niño al Uruguay, entregándolo a su abuelo materno,
que viajó con esa finalidad a Buenos Aires.


Testimonio de Enrique Rodríguez Larreta. Manuscrito

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4°. De inmediato nos pusimos en contacto con un abogado, cuyo nombre no quiero mencionar aquí, y con su asesoramiento presentamos un recurso de “habeas corpus” ante un Juzgado cuya secretaría desempeñaba un Dr. Muller,
el día 2 de julio de 1976.

En este recurso pedíamos se solicitaran informes sobre la situación de mi hijo a la Policía, Ministerio de Defensa, Ministerio del Interior y otras fuerzas de seguridad. Varios días después se me informó que el recurso se archivaría, ya que las autoridades habían informado que se carecía de noticias de mi hijo y que no estaba detenido.
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5°. Ante ello, realicé todas las gestiones que estaban a mi alcance para descubrir el paradero de mi hijo. Visité la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, donde me entrevisté con el Dr. Mones Ruiz; Sub-Secretaría del Consejo Episcopal, el Pro-Vicario castrense, y obtuve una audiencia con un miembro de la Corte de Justicia, Dr. Abelardo Rossi, por intermedio de los Padres Palotinos, a los que entrevisté en la iglesia de la calle Carlos Calvo y Gral. Urquiza, para interesarlos en el caso de mi hijo. En todas partes recibí expresiones de solidaridad, pero siempre se me manifestó la imposibilidad de hacer nada. Recuerdo que el miembro de la Corte Suprema me informó que en esa fecha se habían presentado más de seis mil recursos de “habeas corpus” por casos similares al de mi hijo.
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6°. En ese lapso, me preocupé además de difundir lo más ampliamente posible la noticia de la desaparición de mi hijo, que fue publicada ampliamente en Buenos Aires (“La Nación”, “Crónica”, “Última Hora”, “La Opinión”, “El Cronista Comercial”, “The Buenos Aires Herald”) y aún en Montevideo (“El País”, “El Día”, “La Mañana”), al igual que fue comunicada por las agencias internacionales de noticias. Escribí numerosas cartas a diversas instituciones y personas, denunciando el hecho y el día 12 de julio reiteré el recurso de “habeas corpus”, aportando a la Justicia los datos que había podido obtener sobre la detención de mi hijo.
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7°. En la noche del 13 al 14 de julio, una banda de entre 8 y 12 personas armadas, luego de penetrar al edificio de departamentos en que se domiciliaban mi hijo y mi nuera (calle Víctor Martínez 1480, Buenos Aires) para lo cual amenazaron al portero, quien les solicitaba identificación, derribaron la puerta del departamento e irrumpieron en él sin exhibir ninguna clase de orden de allanamiento. #Nota3
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8°. Inmediatamente procedieron a esposar a mi nuera y a mí, sin escuchar razones ni dar explicaciones, nos cubrieron la cabeza con capuchas y sin siquiera permitir que nos vistiéramos, es decir, con ropa de dormir, se nos sacó de la casa y se nos introdujo en una camioneta cerrada, con un trato violento e insultándonos.
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9°. El vehículo en que viajábamos se dirigió a otra casa y luego de estacionar unos minutos se introdujo junto a nosotros a una pareja, tras de lo cual se nos condujo a un local, para entrar al cual fue necesario levantar
una ruidosa cortina metálica de enrollar.
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10°. Una vez allí, siempre en medio de un trato brutal y soez, sin permitírseme la menor explicación ni dárseme otra respuesta que no fueran nuevos golpes e insultos, se me exigieron mis datos de identificación.
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11°. Pude advertir de inmediato que en ese local se hallaba un número elevado de personas en las mismas condiciones que yo. Entre ellos identifico a mi hijo, por su voz y porque habían utilizado para encapucharme una bolsa de azúcar de trama no muy cerrada, lo que me permite ver las siluetas. Posteriormente, un guardia se apercibe de que puedo distinguir algo, por lo que me da una golpiza y me venda los ojos fuertemente con un trapo.
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12°. Pude reconocer también entre las personas que se hallaban allí a Margarita Michelini –hija de mi amigo, el Senador Zelmar Michelini, asesinado poco tiempo antes– y León Duarte, dirigente obrero uruguayo, de relevante actuación en el movimiento sindical de mi país.
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13°. Inmediatamente comenzaron a llevar hacia la planta alta, a la que se llega por una escalera interior, a algunas de las personas que se encontraban detenidas conmigo, para interrogarlas. Por los gritos desgarradores que se oyen constantemente puedo darme cuenta que los están torturando bárbaramente, lo que confirmo cuando siento que los bajan nuevamente al lugar donde yo me hallo, en la planta baja. Hasta allí llegan arrastrados por los guardias, entre quejidos. Se los arroja sobre el piso de cemento, con prohibición de que se les alcance agua por “haber estado en la máquina”,
según dicen.
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14°. La noche siguiente me toca a mí ser conducido a la planta alta, donde se me interroga bajo tortura, como a todos los demás hombres y mujeres que estuvimos allí. Se me desnuda completamente y colocándome los brazos hacia atrás se me cuelga por las muñecas, hasta unos 20 o 30 centímetros del suelo. Al mismo tiempo se me coloca una especie de taparrabos en el que hay varias terminaciones eléctricas. Cuando se lo conecta, la víctima recibe electricidad por varios puntos a la vez. Este aparato, al cual llaman “máquina”, se conecta mientras se efectúan las preguntas y se profieren amenazas e insultos, aplicándose también golpes en las partes más sensibles. El suelo, debajo del lugar donde se cuelga a los detenidos, está profusamente mojado y sembrado de cristales de sal gruesa, con el fin de multiplicar la tortura si la persona consigue apoyar los pies en el piso.


Ilustración de Carlos Alonso,
en Juan Gelman,
Bajo la lluvia ajena #Figura1

Varias de las personas que estaban detenidas junto conmigo se desprendieron del aparejo de colgar y se golpearon contra el piso, produciéndose serias heridas. Recuerdo en especial el caso de quien después supe que era Edelweiss Zahn de Andrés, la que sufrió profundos cortes en la sien y en los tobillos, que después se infectaron.
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15°. Mientras se me tortura se me formulan preguntas sobre las actividades políticas de mi hijo y sobre mi participación en el Partido por la Victoria del Pueblo, al que, según ellos, mi hijo pertenecía. Es en ese cuarto donde puedo ver, en un momento en que por la copiosa transpiración se corre algo la venda, que en la pared hay colgado un retrato de Adolfo Hitler, de regular tamaño.
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16°. No puedo precisar con exactitud durante cuánto tiempo se me torturó. Creo que en mi caso no fue más de media hora, pero en la mayoría de los casos duraban de dos a tres horas, según mi estimación.
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17°. Luego de sufrir ese tratamiento, se me reintegró a la planta baja y permanecí allí hasta el día en que fui trasladado al Uruguay. Las condiciones higiénicas del lugar son lamentables, parece un taller mecánico abandonado por la suciedad de grasa y tierra característica de éstos y existe sólo un pequeño retrete para las casi 30 personas detenidas allí. Durante este período, en muchas oportunidades se escuchan voces de otras personas secuestradas en la planta alta,
solicitando ir al baño, agua o comida.
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18°. Entre esas voces reconozco claramente la de Gerardo Gatti Antuña a quien conozco desde hace mucho tiempo, como dirigente sindical de los obreros gráficos en el Uruguay.
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19°. Por comentarios de otros secuestradores –en momentos de descuido de los guardias podemos cambiar algunas palabras en voz baja– me entero que otra de las voces escuchadas en la planta alta es la de Hugo Méndez, otro sindicalista uruguayo que había sido secuestrado en Buenos Aires en el mes de junio.
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20°. Con el paso de los días puedo darme cuenta –por el contenido de las conversaciones y los modismos que emplean– que la gran mayoría de los que participaron en el operativo del secuestro y todos quienes nos custodian, son argentinos.

Los guardias, por el tratamiento que se dan, parecen pertenecer al ejército argentino, mientras que quienes participan en los operativos no dan esa impresión. Entre ellos se distingue un hombre de unos 35 años de edad, sumamente corpulento, que responde al sobrenombre de “Paqui” (contracción de “Paquidermo”) y actúa con brutalidad y exhibición de fuerza, jactándose de que puede derribar toda clase de puertas.
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21°. En los interrogatorios y torturas participan directamente oficiales del ejército uruguayo. Algunos dicen pertenecer a un grupo llamado OCOA (Organismo Coordinador de Operaciones Antisubversivas) y se distinguen, en el trato entre ellos, con el nombre de Oscar, seguido de un número ordinal. ‘Oscar 1’ es un oficial de alta graduación, que podría tener unos 45 años, de estatura mediana, grueso, de pelo blanco, al que también llaman por el sobrenombre de “El tordillo”. Alcanzo a oír alrededor de diez números, correspondientes a oficiales con grado de capitán o superiores. Varios de ellos parecían, por sus comentarios, residir habitualmente en la Argentina. #Nota4
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22°. Junto a los miembros de OCOA actúan oficiales pertenecientes al Servicio de Inteligencia de Defensa (SID), miembros de lo que se nos dice que es la “División 300”. El Jefe de esta división es un Coronel que se distingue con el N° 301. El Jefe Operativo de la división es el encargado directamente de conducir las torturas, junto con quien se hace llamar ‘Oscar 1’. La División 300 está compuesta aparentemente por unas 60 personas, entre oficiales y tropas. #Nota5
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23°. En el local donde permanecíamos secuestrados había personal de tropa de la División 300. Los dos principales se distinguían con los seudónimos de “Daniel” (un sargento) y “Drácula” (soldado de 1ª.). Eran quienes se ocupaban del acondicionamiento y embalaje de todo lo robado en los allanamientos –segúna decían era “conquistado en el campo de batalla”– para su posterior traslado al Uruguay. Entre todo lo robado había autos desarmados, heladeras, televisores, máquinas de escribir y calcular, artículos electrodomésticos, vajilla, bicicletas, libros, etc. #Nota6"
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24°. El día 15 de julio condujeron al local a otras tres personas. Al identificarse y por las conversaciones de los guardias pude enterarme que se trataba de la abogada Manuela Santucho, Carlos Santucho (ambos hermanos de Mario Roberto Santucho) y una cuñada de éste cuyo nombre no retengo y a la cual los guardias se referían como “Beba” no sé si en forma despectiva o por ser ese su apodo.
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25°. El día 19 de julio de 1976 nos anuncian la muerte de Mario Roberto Santucho, en un encuentro armado, insultando soezmente a sus familiares. A esa altura, tanto Carlos Santucho como su cuñada, parecen haber perdido la razón a causa de las brutales torturas de que han sido objeto. La doctora Manuela Santucho, a pesar de que también ha sido bárbaramente torturada, aún se mantiene lúcida.


Ilustración de Carlos Alonso,
en Juan Gelman,
Bajo la lluvia ajena #Figura2

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26°. Alrededor de las 18 horas de ese día comenzaron a llenar un gran tanque de agua, que han colocado entre las personas secuestradas. Se siente fluir el agua. Mientras tanto oficiales y guardias insultan y castigan a los secuestrados, haciéndonos responsables de la muerte de un capitán, ocurrida en ese encuentro armado, diciendo que en ese tanque “nos van a limpiar la cabeza a todos”. En la noche, con el pretexto de que Carlos Santucho deliraba constantemente, se abalanzan sobre él y lo atan con cadenas, ya que se siente el ruido característico de éstas. Previamente han colgado sobre el tanque, sujeto del techo, un aparato corredizo, explicando minuciosamente su uso. Por ese aparato pasan una cuerda que atan a las cadenas con que han envuelto a Santucho, mientras nos explican esta maniobra también detalladamente.
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27°. En esos momentos un oficial argentino trae un ejemplar del diario Clarín de Buenos Aires, donde se narra la forma en que fue muerto Mario Roberto Santucho, obligando a Manuela Santucho a que nos lo lea en voz alta. Mientras tanto Carlos Santucho es introducido y sacado del tanque lleno de agua entre risas e insultos siendo golpeado con saña, cada vez que emerge. Sufrió este trato durante largo rato, lo que nos sorprendió por cuanto según comentarios oídos a los propios guardias nunca había tenido actividad política. Luego al parecer advierten que el cuerpo no da ya señales de vida. Lo desatan, lo introducen en un vehículo y se lo llevan. Manuela Santucho y su cuñada permanecieron un par de días más con nosotros, y luego fueron conducidas a otro lugar, que desconozco.
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28°. El jefe del destacamento argentino es un oficial de alta graduación, al que sus subordinados menciona, entre ellos, como “el Jova” o “el Jovato”, lo que en argot bonaerense significa “el Viejo”. Al llegar al local en que permanecíamos detenidos fue él quien nos pidió los datos de identificación.

Pude apreciar a través de la bolsa que me cubría la cabeza que es un hombre de entre 50 y 55 años de edad, alrededor de 1.75 de estatura, complexión fuerte, rasgos marcados, pelo recortado y algo canoso. Vestía botas, pantalones de montar y ropa de abrigo típicamente militar.
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29°. El local en que estuve secuestrado tiene –como ya dije– una puerta amplia con una cortina metálica de enrollar, lo que se notaba en cada entrada o salida de vehículos. La entrada de vehículos era anunciada previamente por radio al personal de guardia, con varios minutos de anticipación, con el nombre en clave de “operación sésamo”. El salón de la planta baja es amplio. Tiene entre 6 u 8 metros de ancho por 25 o 30 de profundidad. A cierta altura se ha hecho una división con arpillera encalada. Sobre la pared que queda a la derecha, al entrar, está ubicado un pequeño retrete, con un wc sin taza y un pequeño lavabo. Al cabo del retrete hay una pileta de lavar. La escalera por la cual se sube a la planta alta está ubicada al lado del retrete. Tiene una base de cemento y escalones de tabla gruesa. Esta escalera parece de construcción posterior al resto de la casa. En la planta baja hay por lo menos tres habitaciones y una cocina, existiendo una pared hecha de bloques, al parecer también de construcción posterior.
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30°. Desde el fondo e la casa, a determinadas horas, llega el ruido característico de un recreo escolar, lo que me permite afirmar que en las proximidades funciona una escuela. Por el frente de la casa, a poca distancia, pasa una vía de ferrocarril. Según comentarios de la guardia, en una oportunidad, en la esquina próxima existe un taller mecánico de automóviles.
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31°. El día 25 de julio se nos dijo que nos preparáramos para ser trasladados. Ya lo habían dicho tres días antes pero en esa oportunidad, según comentarios de la guardia, el avión en que debíamos viajar no llegó por la fuerte tormenta de ese día, por lo que se postergó la operación. Se nos colocó tela adhesiva en los ojos y la boca y todos los secuestrados, menos yo, fueron esposados con las manos atrás. En mi caso no lo hicieron así porque tenía una gran inflamación en la muñeca izquierda, al haberse infectado una herida producida por las esposas. Me ataron entonces con tela adhesiva. Nos hicieron subir a la caja de un camión y sentarnos en el piso. Sobre nuestras cabezas, apoyadas en los laterales del camión se colocaron tablas, formando una especie de doble fondo. Sobre esas tablas cargaron gran cantidad de bultos y cajones con objetos robados. Según comentarios de los guardias, se habían realizado otros cuatro viajes con este tipo de carga.

Finalmente partimos de la casa en que habíamos permanecido secuestrados. En ese momento quedaron en ella Gerardo Gatti, León Duarte y Hugo Méndez, sobre cuyo destino nunca más supe nada.
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32°. El camión en que se nos trasladaba iba fuertemente custodiado, a juzgar por el ruido de numerosas motos y automóviles a nuestro alrededor, que hacían sonar sirenas en los cruces, para interrumpir el tránsito. Nos condujeron a la Base Militar contigua al Aeroparque de la ciudad de Buenos Aires. Pude darme cuenta al descender ya que en la transpiración producida por el encierro y la llovizna que estaba cayendo en esos momentos la tela adhesiva se había desprendido algo, dejando cierta visibilidad.
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33°. Una vez descendidos del camión se nos hizo subir a un avión “Fairchild” de los que utiliza la Fuerza Aérea Uruguaya y están afectados a los servicios de TAMU (Transporte Aéreo Militar Uruguayo) y PLUNA (Línea Nacional de Aeronavegación). Algunas de las personas que viajaban conmigo pudieron apreciar el distintivo de PLUNA en bolsas de polietileno puestas en el bolsillo de los asientos. Viajamos sentados y el vuelo duró alrededor de una hora, según mi estimación. Al aterrizar y descender pude advertir que estábamos en la Base Aérea Militar N° 1, contigua al Aeropuerto Nacional de Carrasco, en las afueras de Montevideo.
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34°. Se me hizo entrar en un automóvil de tamaño mediano, donde me acostaron en el asiento trasero, cubriéndome con una frazada. En el auto viajan otras tres personas, al parecer oficiales, dos en el asiento delantero y otra detrás, conmigo. El automóvil en que viajaba sufrió una panne, por lo que hubo que trasbordar a otro automóvil que nos seguía, provocándose una demora que hizo que fuera el último en llegar a destino. #Nota7
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35°. Al llegar a ese local el automóvil en que viajé entra en un garage, se me hace descender y pasar inmediatamente a la casa. Luego de identificarme me introducen en una habitación pequeña, me quitan la tela adhesiva de las manos y tras cerrar la puerta se me dice que puedo quitarme la que llevo en ojos y boca y bañarme.

Así lo hago y cuando pude ver me doy cuenta que estoy en un cuarto de baño prolijo, sin bañera pero con ducha, característico de la planta baja de ciertas residencias de Montevideo, en que el baño principal está en la planta alta. Al terminar de bañarme golpean la puerta, me dicen que me ponga de espaldas a ella, entra un guardia, me venda los ojos y me hace salir. Luego me dan una taza de leche caliente y me dicen que duerma.
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36°. A la mañana siguiente me llevan a la planta alta, a la cual se sube por una escalera de dos tramos. La planta alta de la casa está compuesta por cuatro habitaciones. Una al frente, con balcón. También al frente y separada por un corredor hay otra pieza que hace esquina, con una ventana en cada pared. Otra habitación sobre el costado y, al correr del anterior, con una ventana, y otra también sobre el lateral, con ventana. Hay además, un cuarto de baño completo. En la primera habitación se realizaron los interrogatorios. En la segunda dormía la guardia. En la tercera estábamos los secuestrados y en la cuarta se reunían los oficiales.
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37°. En esta casa continuaron los interrogatorios y torturas. En todo momento permanecemos esposados
y con los ojos vendados.
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38°. En la noche del día 14 de agosto se nos sacó presurosamente de esa casa. Vendados siempre y con las manos esposadas atrás, fuimos introducidos en un camión con caja metálica, cerrada, custodiados por automóviles con sirena abierta, realizamos un viaje de entre 20 y 30 minutos hasta nuestro nuevo destino. Al llegar, se nos hace descender al subsuelo de una casa, donde se nos introduce en una pieza grande, con piso de madera, en que se nos dividió en dos grupos, uno sobre cada pared. En ese lugar el mayor José Nino Gavazzo nos dirigió un discurso, enterándonos que estábamos en manos de lo que llamó las “Fuerzas Especiales de Seguridad de la República Oriental del Uruguay” y que estábamos sometidos a una rigurosa disciplina, en que cualquier falta sería severamente castigada.
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39°. A esa altura, se nos ha puesto números para identificarnos, somos en total 24, ese es precisamente el número que me asignan a mí. Continúan los interrogatorios y torturas (palizas, picana eléctrica y submarino, que aplicaban en un cuarto destinado a ello, donde habían puesto un medio tanque de petróleo, y que llamaban “el cuarto del tacho”) aproximadamente hasta el día 23 de agosto. A partir de esa fecha se siguen aplicando castigos pero solamente
por faltas en la disciplina.
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40°. A los pocos días de estar en esta casa son retirados de la habitación que servía de celda común, José Félix Díaz Berdayes (15 de agosto) y Laura Anzalone (el 20 de agosto) compañera del anterior,
de quien se hallaba embarazada. #Nota8
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41°. El día 26 de agosto –lo recuerdo con precisión por tratarse del día siguiente a una importante fecha histórica del Uruguay y varios de los guardias hicieron comentarios de la parada militar que se realizó– volvió el mayor Gavazzo, nos hizo poner de pie y nos planteó lo siguiente:

“Que ellos, las Fuerzas Especiales del Uruguay, nos habían salvado la vida al rescatarnos de los asesinos argentinos, que nos querían mandar para arriba a tocar el arpa con San Pedro”.

“Que por lo tanto debíamos contribuir a que se justificara nuestra presencia en el Uruguay, para lo cual debíamos prestarnos a simular una tentativa de invasión armada por un grupo guerrillero, que habría ingresado clandestinamente a la altura del Río Negro, donde sería sorprendido por tropas uruguayas. Si admitíamos estos hechos nos correspondería una pena comprendida entre los 15 y 20 años de prisión.”

Para presionarnos insiste en recordar que si bien nos habían salvado la vida, estábamos exclusivamente en sus manos y nadie conocía nuestro paradero. Para mantener el secreto de la trama, debíamos designar defensores “de oficio” en el proceso que se nos seguiría, evitando así la intervención de abogados particulares.
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42°. La totalidad de los secuestrados rechazó este planteamiento negándose a firmar actas de declaración que el mayor Gavazzo ya había traído confeccionadas.

Ante esto se retiró para regresar al día siguiente por la noche amenazando con ejecutar con sus propias manos a dos de los integrantes del grupo. Los hace salir de la habitación y al cabo de 3 ó 4 horas ambos fueron devueltos tras haber sido castigados en forma despiadada. #Nota9
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43°. El día 1º de setiembre volvió Gavazzo, pero ahora con un planteamiento distinto. Nuestro arresto en lugar de realizarse cuando pretendíamos invadir el Uruguay, se efectuaría en una casa en el centro de Montevideo, donde se nos sorprendería reunidos y profusamente armados. Las demás condiciones , se mantenían: seríamos condenados a más de 15 años de prisión y deberíamos designar defensores de oficio. En caso de negativa, nos dice que no le quedará otra solución que devolvernos a Argentina, para que nos asesinen. Sin embargo los secuestrados en pleno
se niegan a firmar actas con ese contenido.
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44°. Al día siguiente, en horas de la noche, volvió a presentarse el mayor Gavazzo, quien dijo venir acompañado por dos soldados armados con ametralladoras a los que, si continuábamos negándonos a firmar, daría orden de abrir fuego. Nos hizo notar que los soldados le obedecían ciegamente y que nadie estaba enterado de nuestro paradero, de modo que le sería suficiente con hacer lavar la sangre y cubrir los impactos en las paredes para que nadie supiera nunca que eso había ocurrido y cuál había sido nuestro fin. A pesar de las amenazas continuamos negándonos a firmar lo que se nos exigía.
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45°. Luego transcurrieron varios días en que el mayor Gavazzo no volvió a aparecer y se nos dejó tranquilos. Varias de las personas que estaban conmigo fueron llamadas separadamente para conversar con otros oficiales, pudiendo enterarme que, según decían “se estaba buscando una salida” a nuestra situación.
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46°. El 10 de setiembre, por la noche se me conduce a una habitación donde se hallan reunidas varias personas. Gavazzo me explica que se está en vías de lo que llama “un acuerdo” que él considera favorable para todos y que quiere conocer cuál es mi posición. Ésta es la primera oportunidad en que alguien habla conmigo, con respecto a mi situación desde que he sido llevado de regreso al Uruguay.

Pienso que a esa altura todos saben que no pertenezco a ninguna organización política, ya que nadie me ha acusado de ello ni existe ninguna prueba que me relacione, directa o indirectamente con tales organizaciones. Sin embargo desde hace dos meses se me ha torturado, se me ha mantenido esposado y vendado, comiendo mal, durmiendo en el suelo con una frazada mugrienta y sin noticias de mi familia que ya debía darme por muerto.

Carezco de antecedentes penales de clase alguna y si se me ha secuestrado y enviado por la fuerza al Uruguay es por el solo hecho de haberme encontrado en Buenos Aires buscando a mi hijo desaparecido, con todos mis documentos en regla y dando los pasos que la Constitución y la ley permitían. Explico al mayor Gavazzo que soy contrario a la política seguida por los militares que gobiernan al Uruguay, que no estoy de acuerdo con sus medidas económicas y con los métodos que utilizan, pero que no pertenezco a ningún grupo político y menos aún que se proponga conspirar o atentar contra las instituciones. Pero que, si de todas maneras, lo que él llama el acuerdo es aprobado por las demás personas que se hallan en mi situación, yo acompañaré el criterio general. Ante estas manifestaciones me conduce nuevamente a la celda.
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47°. En los días siguientes pude advertir que las negociaciones continuaban, por los frecuentes llamados que se hacen a otros de los secuestrados. Finalmente el 25 de setiembre de 1976, soy nuevamente llevado ante el mayor Gavazzo, en la misma habitación en que había conversado con él la vez anterior. Esta vez emplea un tono mesurado y me dice que se ha concretado el acuerdo, por lo que me lo va a explicar. En ese momento le pido que me permita quitarme la venda a lo que accede, pudiendo ver entonces el rostro de los oficiales que se encuentran allí reunidos, y que luego identificaré como responsables de todos los hechos delictuosos aquí denunciados.
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48°. Según me explica Gavazzo, de los 24 secuestrados iniciales, dos de ellos, José Félix Díaz Berdayes y Laura Anzalone, ya habían sido trasladados del lugar por su “colaboración” con las Fuerzas de Seguridad. De los 22 secuestrados que aún permanecen en la celda común, con dos (Jorge González Cardozo y Elizabeth Pérez Lutz) se llegará a una solución por separado. De los 20 restantes, seis son los casos más notorios. Enrique Rodríguez Larreta (hijo), su esposa Raquel Nogueira Pauillier, Raúl Altuna, Margarita Michelini, Eduardo Deán Bermúdez; y Enrique Rodríguez Larreta (padre). Estas seis personas deberíamos publicar solicitadas en los diarios de Montevideo, señalando que habíamos regresado al país por nuestra propia voluntad, que no deseábamos ser molestados ya que nos habíamos apartado de la actividad política. A cambio de ello permaneceríamos detenidos durante un lapso no mayor a dos años, en la misma casa en que estábamos, y en condiciones muy amplias, que incluso llegarían a permitir la visita de familiares, en citas concertadas fuera del lugar de detención que se realizarían con la correspondiente vigilancia. De los restantes 14, Sergio López Burgos, Asilú Maceiro, Ana Inés Quadros, Elba Rama Molla y Sara Rita Méndez (madre del pequeño Simón Antonio Riquelo, nacido 20 días antes del secuestro de su madre y del que ésta no ha vuelto a saber nada desde el momento en que lo arrancaron de sus brazos, al detenerla) serán enjuiciados por el delito de “asociación subversiva”. Para justificar esto deberán aparentar una reunión armados, en medio de la cual serían sorprendidos por el Ejército. Los otros nueve deberán aceptar aparecer como arrestados en hoteles del centro de Montevideo, donde estarían registrados con documentos falsos, con la excusa de que se aprestaban a colaborar en una campaña tendiente a desprestigiar internacionalmente a los gobiernos de Argentina y Uruguay. Serían enjuiciados por el delito de “asistencia a la asociación subversiva”. #Nota10


Paula Luttringer,
El Lamento de los Muros y
Cosas desenterradas #Figura3

Como condición básica del acuerdo todos los enjuiciados deberían designar defensores militares de oficio,
evitando la participación en el proceso de abogados particulares.

Por mi parte evito dar una respuesta definitiva. Ante ello el mayor Gavazzo me aconseja que lo piense
y se me conduce a la celda.
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49°. En los días siguientes prosiguieron las negociaciones, siendo frecuentes los llamados a diversos secuestrados para mantener reuniones con oficiales. Pude enterarme que las personas que estaban conmigo se negaban a aceptar la tenencia de ninguna clase de armas, ya que nunca las habían manejado y ni siquiera las habían visto. Sin embargo, Gavazzo insistía mucho en ese aspecto porque el hallazgo de armas era imprescindible para dar resonancia publicitaria a la detención de un “grupo subversivo”. Finalmente, se llega a convenir que las armas serán “encontradas”, pero dejándose constancia de que las personas detenidas en la supuesta reunión ignoraban su existencia y no tenían nada que ver con ellas. Días después, cuando nos hacen escuchar el comunicado oficial sobre estos hechos que se transmitió por radio y televisión en el Uruguay, advierto que Gavazzo, que fue quien redactó y leyó el comunicado, ha respetado esta condición y en un párrafo libera especialmente a las personas detenidas de toda responsabilidad por las armas allí “encontradas”. #Nota11
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50°. A esta altura deseo aclarar que a mediados de septiembre fue traído desde Buenos Aires quien luego supe era Alvaro Nores Montedónico, hermano de María del Pilar Nores Montedónico, refugiada uruguaya también secuestrada en Buenos Aires y que había viajado con nosotros, pero en condición distinta. Nunca estuvo esposada ni vendada, y se movía libremente fuera de la habitación-celda. Su hermano está en las mismas condiciones que ella. #Nota11
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51°. Alrededor del día 20 de octubre, el Capitán que se identifica con el Nro. 305 informa que ha alquilado, presumo que con nombre falso, un chalet situado en un balneario cercano a Montevideo, Shangrilá, donde se efectuará la detención de los “subversivos” reunidos. El 23 regresa y, en horas de la mañana, a eso de las 10, conduce a Sergio López Burgos, Asilú Maceiro, Ana Inés Quadros, Sara Rita Méndez y Elba Rama, custodiados por soldados. Vuelven a eso de las 18 horas, y nos enteramos que se ha montado una comedia en que el Ejército rodeó el chalet alrededor de las 15 horas y se llevó detenidos, esposados y encapuchados, a las cinco personas citadas y además, para impresionar más a los vecinos que observaban los hechos, incluso al Capitán 305 y a los soldados de civil que custodiaban a los secuestrados. Según el comunicado hecho público posteriormente, en la noche de ese día fueron detenidos en hoteles del centro de Montevideo los otros 9 secuestrados que serán enjuiciados por “asistencia a la asociación”. Pero estas últimas personas nunca salieron de la habitación-celda en que nos encontrábamos; quienes se registraron en los hoteles con los supuestos documentos falsos fueron policías femeninas y soldados de la llamada “División 300”. Los documentos falsos fueron confeccionados por los propios oficiales de la “División 300” en la casa donde estábamos. #Nota11
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52°. El 26 de octubre, los 14 secuestrados son llevados en camión al chalet de Shangrilá. Se ha convocado a la prensa, y allí se les exhibe a los periodistas. Cuando regresan a la casa donde nos encontrábamos, se advierte un trato distinto por parte de los guardias. En los días siguientes incluso se nos permite salir a tomar aire en el patio trasero de la casa. Allí, observando algunos edificios altos situados en las inmediaciones, confirmamos lo que ya sospechábamos: estábamos detenidos en la casa donde tiene su sede el Servicio de Inteligencia de Defensa. Se trata de una gran casa situada en medio de un jardín, en pleno centro de Montevideo, en Boulevard Artigas 1488 casi Palmar.
Su número telefónico es el 79-49-88. #Nota11
*
53°. En los días siguientes, 28,29 y 30 de Octubre, se difunde por diarios, radio y televisión un comunicado de las Fuerzas Armadas, que se nos permite escuchar, dando cuenta del “descubrimiento de un movimiento subversivo”. Se anuncia la detención de 62 personas, pero sólo se da el nombre de los 14 que han exhibido a la prensa. Se mencionan los nombres de Gerardo Gatti y León Duarte, pero no se informa su detención.


Tejiendo Memorias.
Hallazgo de los restos de Ricardo Blanco
#Figura4
*
54°. Comienza a realizarse, desde el punto de vista judicial, el “acuerdo”. Los 14 secuestrados cuyo arresto ha sido reconocido son conducidos a un juzgado militar, donde se les procesa por los delitos convenidos. Todos ellos nombran defensores militares “de oficio”. A esa altura comprendemos que nuestra situación se ha fortalecido mucho, ya que existen demasiados testigos cuyo arresto se ha difundido, por lo que rechazamos los nuevos intentos que hace el mayor Gavazzo por obtener que firmemos las “solicitadas”. En realidad, no insiste demasiado, ya que al poco tiempo nos dice que los “generales” no están de acuerdo con ninguna publicación, por lo que directamente se nos va a enjuiciar. Indica que mi hijo, Margarita Michelini y Raúl Altuna, serán procesados bajo el cargo de “asociación subversiva” y que mi nuera, Eduardo Deán y yo, lo seremos bajo la imputación de “asistencia a la subversión”.
*
55°. Ante este planteamiento le hago notar que yo no he cometido delito alguno y que no estoy dispuesto a aceptar que se me enjuicie arbitrariamente. Manifiesto que ante cualquier proceso que se me inicie designaré un abogado defensor particular. Días después me hace conducir ante él y me informa que se ha resuelto liberarme sin proceso.
*
56°. Las otras cinco personas deberán firmar actas reconociendo haber sido detenidos el día 26 de octubre, en el Aeropuerto de Carrasco, al llegar desde Buenos Aires con documentos falsos, para dirigir o colaborar en tareas de propaganda contra el gobierno uruguayo. Por supuesto debían designar defensores militares.
*
57°. El 29 de noviembre las 14 personas procesadas en primer término son trasladadas al Establecimiento Militar de Reclusión Nº 1 (Penal de Libertad) los hombres, y al Establecimiento Militar de Reclusión Nº 2 (Punta Rieles) las mujeres. En los primeros días de diciembre comienzan a conducir ante un juez militar de instrucción a las personas que aún quedan por procesar. A esa altura, Gavazzo ha llegado también a un “acuerdo” con Jorge González Cardozo, que será procesado por “asistencia a la asociación subversiva”, y con Elizabeth Pérez Lutz, que será liberada. Para justificar el proceso, al primero se le hace firmar un acta fraguada según la cual declara que viajó al Uruguay para entregar una carta, cuyo contenido desconocía, a un preso que se encuentra en el Penal de Punta Carretas, y que, antes de llegar arrojó la carta al mar. Tanto González Cardozo como Elizabeth Pérez Lutz estaban reconocidos como refugiados políticos por la Oficina de ACNUR en Buenos Aires, y ya habían sido aceptados por el gobierno de Holanda,
adonde debían viajar a fines de junio de 1976. #Nota11
*
58°. El 12 de diciembre es liberada Elizabeth Pérez Lutz. El 16 de diciembre Jorge González Cardozo es conducido al Penal de Libertad. Ese mismo día, un juez militar procesa, por los delitos convenidos, a los cinco restantes secuestrados. En horas de la tarde el propio Mayor Gavazzo conduce a Margarita Michelini y a Raúl Altuna a visitar a la madre de la primera, en su casa. Recién ese día la señora de Michelini se entera que su hija y su yerno están con vida. #Nota11>
*
59°. El 22 de diciembre Margarita Michelini y Raquel Nogueira son trasladadas al Penal de Punta de Rieles, y Enrique Rodríguez Larreta (hijo), Raúl Altuna y Eduardo Deán son llevados al Penal de Libertad. #Nota11
*
60°. Horas después se me deja en libertad. Me llevan en un vehículo militar hasta mi domicilio. Con anterioridad, también han quedado en libertad José Félix Díaz, Laura Anzalone, María del Pilar Nores y Alvaro Nores. Nunca se dio ninguna información a la prensa sobre todas estas personas (ni sobre las que fueron procesadas en una segunda etapa,
ni sobre las que fueron liberadas). #Nota11
*
61°. Una vez en libertad, intenté descubrir la ubicación de la casa en la que habíamos estado detenidos al llegar de Buenos Aires. Pude enterarme que mi descripción coincidía con la de una casa situada en la Rambla Costanera de Montevideo, en la zona de Punta Gorda, lindera al Hotel Oceanía, que ha adquirido notoriedad por haber sido utilizada por el Ejército para interrogatorios y torturas de detenidos, desde hace ya tiempo. En ella, según se me informó, fueron interrogados numerosos integrantes del Partido Comunista, entre otros detenidos. Pasé por el lugar y, observando desde el exterior, puedo afirmar que la casa coincide perfectamente con las características de aquella en la que estuve detenido.
#Nota11 #Nota12
*
62°. Cuando decidí salir del Uruguay para dar testimonio de estos hechos, viajé a Buenos Aires. Allí, en contacto con integrantes de la colonia de refugiados uruguayos pude enterarme que la descripción que yo hacía de la casa donde había estado secuestrado en la Argentina coincidía con la de un matrimonio argentino que tiempo antes había logrado fugar de la casa en la que se los retenía, situada en la calle Venancio Flores esquina Emilio Lamarca. Concurrí al lugar, ahora aparentemente abandonado, y creo que es allí, efectivamente, donde estuvimos detenidos. Es un antiguo taller que tiene en su frente un cartel que dice “Automotores Orletti”. La entrada al taller se hace por una puerta que tiene una gran cortina de enrollar, al costado izquierdo de la cual (visto desde el frente) hay una puerta común que ha sido blindada y dotada de una mirilla. Por la calle Bacacay, que es paralela a Emilio Lamarca, y a la misma altura del taller, hay una escuela, que lleva el nombre de un señor Fernández. En la esquina hay un taller mecánico en funcionamiento, y la vía férrea pasa frente al local de “Automotores Orletti”. #Nota11
*
63°. Estos hechos no fueron los únicos de esta clase ocurridos ocurridos en estos meses. Al ser liberado supe que en septiembre se había denunciado la desaparición de decenas de refugiados uruguayos en Buenos Aires, incluyendo otros tres niños de corta edad, secuestrados junto con sus padres. De todos ellos, como de Gatti, de Duarte y de Méndez, ni siquiera se ha podido saber hasta hoy si están vivos o muertos. #Nota11
*
64°. Por todo ello me considero moralmente obligado a denunciar los hechos de que fui víctima y testigo. Todo lo que declaro es absolutamente cierto y existe abundante prueba de ello. Si las autoridades militares uruguayas o argentinas lo niegan, estoy dispuesto a confrontarme con ellas ante un tribunal y las desafío a permitir que una Comisión Internacional de Investigación, visite los lugares en los que yo he estado secuestrado, entreviste a las personas que estuvieron allí conmigo y declare si este testimonio se ajusta o no a la verdad.

Ante la conciencia del mundo civilizado hago responsable a las autoridades militares uruguayas de todos los daños que puedan infligir desde hoy, en represalia por mi actitud, asumida individualmente, sin consejo o presión de nadie, a mi hijo, a mi nuera, todas las personas que estén en prisión junto con ellos y cualquiera de los integrantes de mi familia. #Nota11

Londres, 18 de Marzo de 1977

Enrique Rodríguez Larreta Piera


Testimonio de Enrique Rodríguez Larreta. Manuscrito

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Fuentes / Notas

Fuente. Ex sede del Servicio de Información de Defensa (SID);
Sitio de Memoria, Uruguay.
Archivo Enrique Rodríguez Larreta,
una amplia disponibilidad de archivos.

El informe Orletti,
archivo en formato pdf.

Fuente. Recopilación de archivos de la Memoria latinoamericana.

Pancartas de la Memoria
archivo en formato pdf.

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#Nota1 Testimonio de Enrique Rodríguez Larreta Piera

(*) Ante Amnesty International (1977)
Originalmente Enrique Rodríguez Larreta presentó su denuncia ante Amnesty International.

“En marzo de 1977, en Londres, en la sede de Amnesty, [Enrique Rodríguez Larreta] presentó el 'Informe Orletti', una detallada descripción de las condiciones del secuestro, de las violaciones a los derechos humanos cometidas, y suministrando pruebas fehacientes de las responsabilidades de las autoridades uruguayas y argentinas. A partir de allí se inició una campaña internacional en Europa, Estados Unidos y América Latina que sería de importancia fundamental para documentar la política de las dictaduras del Cono Sur.”
#
“Dr. D’Alessio: ¿En qué lugar hizo Ud. esa denuncia?
Larreta: Yo hice esa denuncia en Amnesty International, en Londres, el 27 de marzo de 1977. En ese momento se hace una gran conferencia de prensa con esta denuncia, con todas las pruebas que yo aportaba, inclusive participaban en esa conferencia un físico muy importante argentino, Victoria de apellido; [...]” p. 107
Fuente: El libro de El Diario del Juicio, Editorial Perfil, 1985;
Testimonio del Sr. E. Rodríguez Larreta, p. 105 y ss.

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(*) Ante Comisión Interamericana de Derechos Humanos,
(CIDH, Caso 2155 - Enrique Rodríguez Larreta Piera, 1977)


- Informe sobre la situación de los derechos humanos en Argentina (1980)
En septiembre de 1979, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) visitó la Argentina. Se trataba, en rigor, de una misión de observación en respuesta a las denuncias recibidas. Durante el tiempo que duró la misión, la Comisión entrevistó a numerosas personalidades, a autoridades públicas y a miembros de organizaciones de la sociedad civil y de Derechos Humanos.
Por otro lado, la Comisión invitó, a través de la prensa, a todos aquellos que consideraran que algunos de los derechos establecidos en la Declaración Americana habían sido violados a presentar la correspondiente denuncia. Durante una semana se recibieron 5580 denuncias en varias ciudades del país.
El informe correspondiente fue aprobado en 1980, en él se reflejaban claramente las graves violaciones a los derechos humanos. [...] el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) logró distribuir clandestinamente 500 ejemplares del informe completo que incluía los nombres de los entrevistados y otras precisiones.
Fuente: Memoria Abierta.
Documentos históricos.

- Referencias del informe:
Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH),
Organización de los Estados Americanos (OEA)
OEA/Ser.L/V/II.49; doc. 19; 11 abril 1980.
Original: Español.

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INFORME SOBRE LA SITUACIÓN DE
LOS DERECHOS HUMANOS EN ARGENTINA

- Indice del informe

- Capítulo III - El problema de los desaparecidos
(véase Caso 2155 - Enrique RODRÍGUEZ LARRETA PIERA) en:
Sub D. Algunos Testimonios de Personas Liberadas que estuvieron Desaparecidas

El informe también puede consultarse en las páginas del Proyecto Desaparecidos:
- Denuncia de Enrique Rodríguez Larreta Piera. Legajo N° 2539.

- En especial la página que refiere el informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos relativa al Caso 2155, Enrique Rodríguez Larreta Piera:
“D. Algunos testimonios de personas liberadas que estuvieron desaparecidas
1. La Comisión [Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH] ha considerado importante, incluir una sección especial en la que presentará algunos testimonios de personas que estuvieron desaparecidas por algún tiempo relativamente corto y luego fueron liberadas. Las circunstancias de modo, tiempo y lugar de los hechos mencionados confirman la gravedad de este problema.
2. Caso 2155 - Enrique RODRÍGUEZ LARRETA PIERA
El 15 de abril de 1977 la Comisión recibió la siguiente comunicación: [...]”

En: Capítulo III - El problema de los desaparecidos
(continuación ...)
.

- Esta primera parte del testimonio también puede consultarse en:
“Informe sobre la situación de los Derechos Humanos en Argentina”,
11 de abril de 1980
.

La primera parte del testimonio de Enrique Rodríguez Larreta que aquí se reproduce
es una transcripción de esta fuente.

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(*) Testimonio de Enrique Rodríguez Larreta de los hechos acontecidos desde la desaparición de su hijo Enrique Rodríguez Larreta Martínez, sobre su detención junto a su nuera Raquel Nogueira Paulier, su secuestro y tortura. Artículo periodístico publicado el 19 de Abril de 1977 en el diario El Día de México, donde Enrique Rodrígez Larreta se refiere a las torturas y encierro que padecio en Buenos Aires y Uruguay durante la búsqueda de su hijo desaparecido. Detalla lo realizado luego de su liberación y su denuncia ante organismos internacionales.

El testimonio está publicado y disponible en:
Archivo Nacional de la Memoria, Secretaría de Derechos Humanos, Argentina

Archivo en formato .pdf,11 pp.,
en: Testimonio de Enrique Rodríguez Larreta,
publicado el 19 de Abril de 1977 en el diario El Día de México.


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#Nota2 Denuncia presentada por Enrique Rodríguez Larreta ante tribunales de Argentina.
Juicio a las Juntas Militares
En Claudio Trobo (2005), Asesinato de Estado: ¿Quién mató a Michelini y Gutiérrez Ruiz?,
Ediciones Colihue, Buenos Aires; pp. 153 y ss.;
se transcribe “la denuncia hecha por el periodista Enrique Rodríguez Larreta ante los tribunales bonaerenses, considerada pieza clave para el esclarecimiento de numerosos atentados, y que fuera incluida entre los documentos que estuvieron en la consideración de los jueces, para la condena de las Primeras Juntas Militares de la Argentina.
La denuncia que vengo a poner en conocimiento de la justicia, a efectos de su averiguación y determinación de las eventuales responsabilidades penales, los siguientes hechos: [...]”
.

Algunas páginas de este libro se pueden consultar en 'Google Libros':
Asesinato de Estado:
¿Quién mató a Michelini y Gutiérrez Ruiz?


* Juicio a las Juntas Militares
El 22 de abril de 1985 comenzaron las audiencias del Juicio Oral y Público a los ex miembros de las Juntas Militares que habían gobernado el país durante la última dictadura militar.
El proceso judicial conocido como “Juicio a las Juntas” convirtió los testimonios de las víctimas y de los testigos de violaciones graves a los derechos humanos, en evidencia jurídica. Con la información difundida a través del Informe Nunca Más (Conadep, 1984) y con lo que a partir de ese 22 de abril se conocería por las audiencias del juicio, la sociedad argentina comenzó a reconocer lo ocurrido en esos años por medio de información verosímil y legítima.
Fuente. Memoria Abierta.
Materiales destacados, Juicio a las Juntas Militares.

Entre el 22 de abril y el 14 de agosto de 1985 tuvieron lugar las audiencias orales del Juicio a las Juntas Militares en las que prestaron declaración testimonial acusados y testigos citados por las defensas y por el Ministerio Público. Se dio lectura a la acusación preparada por la Fiscalía en agosto y septiembre y en los meses de octubre y noviembre se llevaron a cabo las audiencias en las que las defensas de los ex comandantes presentaron sus alegatos. Finalmente, el 9 de diciembre de 1985, se procedió a la lectura de la sentencia.
Fuente. Memoria Abierta. “Juicio a las Juntas”;
incluye registros fílmicos y amplia documentación
de las sesiones (documentos en formato pdf),
“Juicio a las Juntas”.

* Luego vinieron la Ley de Punto Final y Obediencia Debida, y los indultos de Menem. Con un manto de impunidad se pretendió ocultar la historia reciente; las causas penales que se habían abierto con el fin de investigar los hechos cometidos durante la última dictadura militar quedaron paralizadas.

Cronología de la impunidad y de su desmoronamiento:

- Ley de Punto final. Ley n° 23.492 (23/12/1986).

- Ley de Obediencia Debida. Ley n° 23.521 (04/06/1987).

- Decretos de indulto. Diez indultos del Presidente Carlos Menem (05/10/1989 y 29/12/1990).

- Ley n° 25.779. Nulidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto final.
Decláranse insanablemente nulas las Leyes Nros. 23.492 y 23.521. (21/08/2003)

- Dictamen de la Cámara de Casación Penal.
Inconstitucionalidad de los indultos concedidos para delitos de lesa humanidad. (15/06/2006)

- Dictamen de la Corte Suprema de Justicia.
Inconstitucionalidad de los indultos del Presidente Carlos Menem;
las condenas anuladas deben ser cumplidas. (31/08/2010)
La Corte Suprema de Justicia de la Nación rechazó este martes los recursos interpuestos por las defensas de Jorge Rafael Videla y Emilio Eduardo Massera y confirmó [...] la nulidad del indulto presidencial de Carlos Saúl Menem dispuesto a favor de los imputados por medio del Decreto Nº 2741/90.
[...] En el referido precedente, la Corte había señalado que los delitos de lesa humanidad, por su gravedad, no sólo son contrarios a la Constitución Nacional, sino también a toda la comunidad internacional, razón por la cual la obligación que pesa sobre los Estados de esclarecerlos e identificar a sus culpables surge también de los tratados internacionales y aún del ius cogens, que es la más alta fuente de derecho internacional, no susceptible de ser derogada por tratados en contrario.
Fuente. Centro de Información Judicial (31/08/2010),
Nulidad del indulto presidencial de Carlos Menem.

A partir de esas decisiones se produjo la apertura y avance de una gran cantidad de causas en todo el país y, con ello, una serie de requerimientos por parte de los magistrados encargados de su tramitación. Para satisfacer las necesidades que se iban presentando, el Máximo Tribunal nacional creó una Unidad de Asistencia y Seguimiento de dichas causas, mediante la acordada 14/07, y de ese modo se fueron canalizando los distintos pedidos efectuados por los tribunales federales.

* El Centro de Información Judicial.
La información pública es una política de Estado del Poder Judicial y es un instrumento muy apropiado para que los ciudadanos puedan seguir la evolución de las causas.
El Centro de Información Judicial ha creado un micrositio destinado a los juicios de “Lesa Humanidad”. Allí se accede a un mapa del país y haciendo un ‘clic’ en cada provincia se puede ver qué causas se están desarrollando. Además, existen sitios especiales para las megacausas conocidas como Primer Cuerpo de Ejército y Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA).
Fuente. Centro de Información Judicial,
“Descripción general de los juicios en Argentina”.

* Causas por Delitos de lesa humanidad.
- Megacausa Primer Cuerpo de Ejército
Las investigaciones ante el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal N° 3, a cargo del juez Daniel Rafecas, vinculadas a violaciones a los derechos humanos ocurridos entre 1976 y 1983 se centralizan en el marco de la causa N° 14.216/03, caratulada “Suárez Mason, Carlos Guillermo y otros s/privación ilegal de la libertad agravada, homicidio...”.
Esas actuaciones comprenden la investigación de los hechos que se atribuyen a personal dependiente del Primer Cuerpo del Ejército o sometido operacionalmente a él, ocurridos en el ámbito de la Capital Federal, de la provincia de Buenos Aires -en su mayor parte- y la provincia de La Pampa, ...

- Causa Automotores Orletti
En el marco de la causa N° 2637/04, caratulada “Vaello, Orestes y otros s/privación ilegal de la libertad agravada”, conexa a la principal [Primer Cuerpo de Ejército], se investigan los hechos de privación ilegal de la libertad agravada, tormentos y homicidios acaecidos en el centro clandestino de detención conocido como “Automotores Orletti”.
06/09/2006. Se resolvió decretar el procesamiento con prisión preventiva de Néstor Horacio Guillamondegui, Rubén Víctor Visuara, Eduardo Rodolfo Cabanillas, Honorio Carlos Martínez Ruiz y Raúl Antonio Guglielminetti, por 65 casos de privaciones ilegales de la libertad y tormentos acaecidos en dicho centro clandestino de detención. El 23 de noviembre de 2006 se dispuso decretar el procesamiento con prisión preventiva de Eduardo Alfredo Ruffo.
Fuente. Centro de Información Judicial,
“La causa Primer Cuerpo de Ejército”.

27/09/2013. “El juez Rafecas elevó a juicio oral una causa por crímenes en Automotores Orletti”.
En el marco de la causa “Automotores Orletti”, que forma parte de las investigaciones relacionadas con el Primer Cuerpo del Ejército y en donde ya hay seis represores condenados y otro a la espera del juicio oral, el juez federal Daniel Rafecas envió el pasado jueves a juicio oral a otros tres ex altos oficiales de la Policía Federal del área de Inteligencia, por crímenes de secuestros, torturas y homicidios en el marco del centro clandestino de detención “Orletti”.
Fuente. Centro de Información Judicial,
Automotores Orletti. Ex altos oficiales de la Policía Federal enviados a juicio.

07/10/2013. “La Cámara Federal de Casación Penal confirmó condena en la causa Automotores Orletti”.
El 7 de octubre de 2013, la Sala IV de la Cámara Federal de Casación Penal [máximo tribunal penal], ... rechazó los recursos de casación interpuestos por las defensas de Eduardo Rodolfo Cabanillas –capitán del Ejército Argentino y segundo jefe de la O.T.18 o centro clandestino de detención y tortura “Automotores Orletti”–, Honorio Carlos Martínez Ruíz –personal inorgánico de la SIDE– y Raúl Antonio Guglielminetti –agente de inteligencia del Batallón 601–, confirmando así la condena dictada por el Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº 1 de esta ciudad, por medio de la cual se les impuso las penas de prisión perpetua, veinticinco años y veinte años de prisión, respectivamente.
En tales actuaciones se investigaron hechos acaecidos durante la última dictadura en el centro clandestino de detención y tortura “O.T.18”, o también conocido como “Automotores Orletti” o “El Jardín” o “El Taller” o “la cueva de Flores” o “la cueva de la vía”, el cual funcionó desde mayo de 1976 al 3 de noviembre de 1976, fecha en que lograron huir dos de las víctimas que estuvieron allí privadas ilegalmente de su libertad: José Ramón Morales (h) y Graciela Luisa Vidaillac.
Fuente. Centro de Información Judicial,
Cámara Federal de Casación Penal confirmó condena en la causa Automotores Orletti.

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#Nota3 Numeral 7°.
“La casa donde fui secuestrado es propiedad de mi nuera Raquel Nogueira Pauillier. Cuando ya liberado viajé a Buenos Aires visité a la misma, la cual había sido saqueada. Posteriormente se me informó que luego del secuestro fue clausurada con una faja que rezaba “EJÉRCITO ARGENTINO”. El portero fue testigo presencial de los hechos ocurridos. Reitero que el inmueble es el sito en la calle Víctor Martínez 1480 de la Capital Federal.”
En: Proyecto Desaparecidos.
Denuncia de Enrique Rodríguez Larreta Piera.
Legajo N° 2539.


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#Nota4 Numeral 21°. OCOA (Organismo Coordinador de Operaciones Antisubversivas).
“Algunos militares uruguayos pertenecían a un grupo llamado Ocoa (Organismo Coordinador de Operaciones Antisubversivas), integrado por militares y policías uruguayos que se distinguen, en el trato entre ellos, con el nombre de Oscar, seguido de un número ordinal. Así:

Oscar 1: Era el Mayor Ernesto Rama (alias “El Tordillo” o “Puñales”),
[...] Jefe operativo de la Ocoa.
A partir de 1977 estuvo encargado del cuartel de Trinidad, departamento de Flores, Uruguay.

Oscar 5: Médico de la Ocoa, que atendía a los secuestrados por el SID.

Oscar 7: Capitán Jorge Silveira (alias “Siete Sierras” o “Chimichurri”). [...]
Fundador del grupo especializado en torturas e interrogatorios.
Con posterioridad a los hechos aquí narrados,
se desempeñó como capitán de inteligencia en el S II de Punta de Rieles, Montevideo. [...]

Oscar (No puedo precisar el número que le correspondía): Apellidado Bolasky.

Alcanzo a oír alrededor de 10 números correspondientes a oficiales con grado de capitán o superiores. Varios de ellos parecían por sus comentarios residir habitualmente en la Argentina.”

En: Claudio Trobo, obra citada, p. 162.

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#Nota5 Numeral 22°. La División 300.
“Junto a los miembros de OCOA actúan oficiales pertenecientes al Servicio de Inteligencia de Defensa (SID), miembros de la División 300. Se distinguen por un número que va del 301 al 350. Puedo identificar:

301: Coronel (Ret. Efect.) Ramírez. Jefe de la División 300.
Tiene más de 50 años, de tez morocha [...]

302: Mayor José Nino Gavazzo: máximo jefe operativo del arma de Artillería.
Viajó asiduamente a Buenos Aires durante fines de junio y principios de octubre de 1976.
Era encargado de conducir las torturas junto a Oscar 1. Fue el elaborador
y lector de los comunicados fraguados del 27 de octubre de 1976.

303: Mayor Manuel Cordero.
Participó activamente en todo el operativo de secuestro en Buenos Aires,
traslado al Uruguay, negociaciones posteriores y sesiones de tortura.

304: Mayor Enrique Martínez. Participó activamente en las sesiones de tortura.

305: Mayor Ricardo Medina. [...] Actuó en Buenos Aires desde junio a octubre de 1976.
Durante setiembre, octubre y seguramente noviembre de 1976,
era el que quedaba al mando del operativo en Buenos Aires
mientras Gavazzo se encontraba ausente. [...]

306: No sé su nombre. Fue quien alquiló, con documento fraguado,
el chalet del balneario Shangrilá.

307: Capitán Vázquez. Actuó en Buenos Aires durante junio y julio de 1976. [...]

309: Teniente primero Maurente. [...]

310: Teniente Sánchez. [...] Estuvo en Buenos Aires en noviembre de 1976.

311: Teniente Sander o Sandier.
De la policia metropolitana, guardia de Coraceros.
Estuvo en Buenos Aires con 310 y 305 [...]

De ese número en adelante se identifica al personal de tropa (sargentos, cabos, soldados),
quienes nos vigilaron durante el tiempo de secuestro
tanto en Buenos Aires como en Montevideo [...].”

En: Claudio Trobo, obra citada, p. 162 y ss.

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#Nota6 Numeral 23°. La División 300, personal de tropa.
“Puedo señalar:
“Dani” o “Daniel”. Sargento. [...]
“Drácula”. Merecedor de ese apodo por su sadismo. [...]
También puedo identificar a las siguientes personas: “Musculoso”, “Delón”, “Quimba”, “Cebolla”, “Tuerto”, “Boquina” (estuvo también en Buenos Aires), “Pelado”, “El Viejo”, “Pinocho” y “Auro” o “Mauricio”, este último es un cabo que viajó a Chile en misión especial a fines de noviembre o principios de diciembre de 1976.
De todos los oficiales y suboficiales nombrados, puedo ampliar datos
y los reconocería inmediatamente si me los enfrentasen.”

En: Claudio Trobo, obra citada, p. 163 y ss.

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#Nota7 Numeral 34°. A partir de este numeral, salvo indicación contraria,
se transcribe el testimonio de Enrique Rodríguez Larreta
tal como referido por Claudio Trobo, obra citada, p. 155 y ss.

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#Nota8 Numeral 40°.
En: Proyecto Desaparecidos.
Denuncia de Enrique Rodríguez Larreta Piera.
Legajo N° 2539.


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#Nota9 Numeral 42°.
“42°. La totalidad de los secuestrados rechazó este planteo, negándose a firmar las actas con declaraciones que el Mayor Gavazzo ya traía confeccionadas. Regresó al día siguiente por la noche, convocó por su nombre a Raúl Altuna y su esposa, Margarita Michelini y anunció que los iba a ejecutar ya que eran los responsables de la actitud del grupo y que se estaban burlando de las “fuerzas especiales de seguridad”. Los hace salir de la habitación celda y ante ello se produce entre todos, una situación de gran tensión, desmayándose Edelweiss Zahn de Andrés mientras otras mujeres prorrumpen en llanto. Al cabo de tres o cuatro horas, Raúl Altuna y su esposa fueron devueltos a la celda común, tras haber sido castigados en forma despiadada.”
En: Testimonio de Enrique RODRIGUEZ LARRETA PIERA,
La violación de los Derechos Humanos en el Uruguay
(Segunda y Ultima parte)
El Día, viernes 22 de abril de 1977
(numerales 38 a 64)
(documento en formato pdf, 1 pp.)

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#Nota10 Numeral 48°. Simón Riquelo, el hijo desaparecido de Sara Méndez.
“Simón Antonio Riquelo fue hallado a partir de investigaciones periodísticas y del contacto con el represor argentino Eduardo Alfredo Ruffo, firmante del contrato de locación de Orletti.”
En: Claudio Trobo, obra citada, p. 159.


Testimonio de Enrique Rodríguez Larreta. Diario “El Día”

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Nota11 Numerales 49° a 52°; 57° a 64°.
(*) Testimonio de Enrique Rodríguez Larreta. Diario “El Día”.
Transcripción en: Diario El Día, edición 22 de abril de 1977,
La violación de los Derechos Humanos en el Uruguay
"Testimonio de Enrique Rodríguez Larreta",
segunda parte, numerales 38° a 64°
.
(documento en formato pdf, 1 pp.)

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Nota12 Numeral 61°.
Véase también en: Claudio Trobo, obra citada, p. 164.

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ARMANDO EL ROMPECABEZAS DEL PLAN CONDOR
CON EL CARIÑO DE TANTAS VOCES


Tejiendo Memorias.
Desmoronando la impunidad

Nuevas piezas en el rompecabezas del Cóndor

Tres policías federales argentinos irán a juicio oral el año próximo por causas vinculadas a Automotores Orletti y el Plan Cóndor. El juez federal Daniel Rafecas acaba de confirmar la existencia de un grupo de tareas dedicado a perseguir extranjeros, en particular uruguayos, entre 1975 y 1980. Los oficiales de inteligencia de la Policía Federal argentina Rolando Nerone y Oscar Gutiérrez serán juzgados en 2014 como responsables del secuestro, asesinato y desaparición del matrimonio uruguayo Roger Julien-Victoria Grisonas, según decidió el juez Rafecas. Junto a ellos compartirá juicio otro policía federal vinculado al centro clandestino Automotores Orletti, José Ferrer, acusado por el juez del secuestro de Ana María del Carmen Pérez –embarazada de ocho meses– y Gustavo Adolfo Gayá, y del asesinato de su esposa, Estela María Moya de Gayá, en un operativo realizado el 14 de setiembre de 1976 en el barrio porteño de Chacarita. Pérez, Gayá y Victoria Grisonas fueron vistos en los días siguientes en Orletti.
(*) Fuente. Brecha Digital, 04/10/2013,
Nuevas piezas en el rompecabezas del Cóndor,
por Fabián Kovacic.

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Centro Clandestino de Detención “Automotores Orletti”.
Antiguo taller mecánico en el barrio La Floresta, ubicado frente a las vías del tren, en la calle Venancio Flores 3519/21, esquina Emilio Lamarca, Buenos Aires. Fue arrendado por la SIDE (Secretaría de Inteligencia del Estado), que en su interna lo identificaba como “El Jardín”, y desde el 1º de junio de 1976 hasta noviembre del mismo año operó allí la banda de Aníbal Gordon.
(*) Fuente. Proyecto Desaparecidos,
Argentina, Centros Clandestinos de Detención, Automotores Orletti


Centro Clandestino de Detención “Automotores Orletti”

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Retacitos de la Memoria.
Desmoronando la impunidad

En Italia y en Argentina se juzga a los represores del Plan Cóndor

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El proceso en Italia

La más importante causa penal que se haya hecho en Europa contra las dictaduras militares de América latina y en particular contra la operación internacional de aniquilación de opositores, conocida como Plan Cóndor, tendrá hoy en Roma un momento crucial. El juez de las investigaciones preliminares, Alessandro Arturi, deberá decidir si procesa a todos o a algunos de los 35 militares de Chile, Uruguay, Perú y Bolivia acusados de la desaparición, en esos países y en la Argentina, Paraguay y Brasil, de 23 ciudadanos italianos en la década del ’70. Se han requerido casi 15 años de investigaciones por parte del fiscal italiano Giancarlo Capaldo, que ha viajado e interrogado a testigos en varios países latinoamericanos, y 160 mil páginas de documentación que el juez debe evaluar para ver si corresponde procesar a todos los imputados.
(*) Fuente. Página 12, 11/10/2013,
Roma juzga a represores latinoamericanos

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Los procesos en Italia y en Argentina

En Italia. El Frente Amplio de Uruguay se convirtió en el primer partido político extranjero en participar como querellante en una causa en Italia, luego de que la Justicia de este país admitiera a la coalición como parte acusadora en el llamado Plan Cóndor, que juzga a 35 imputados por la desaparición de 23 italianos durante las dictaduras en el Cono Sur.

En Argentina. La Cámara Federal de Casación Penal confirmó esta semana tres condenas por delitos de lesa humanidad en el centro clandestino Automotores Orletti durante la última dictadura. La Sala IV del máximo tribunal penal rechazó los recursos interpuestos por las defensas de Eduardo Rodolfo Cabanillas, Raúl Antonio Guglielminetti y Honorio Carlos Martínez Ruiz y confirmó las penas de prisión perpetua, 20 años y 25 años de prisión, respectivamente, que les impuso el Tribunal Oral Federal 1 en marzo de 2011. Casación no debió pronunciarse sobre el cuarto condenado, el ex agente de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) Eduardo Alfredo Ruffo, porque el represor desistió de su derecho de apelar la condena.
(*) Fuente. Página blog "Automotores Orletti - Plan Cóndor", 12/10/2013,
“Aceptan como querellantes al Frente Amplio ...
Confirman condenas de represores de la Side ...”


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1973 - 2013. A CUARENTA AÑOS DEL GOLPE DE ESTADO CÍVICO-MILITAR
POR VERDAD Y JUSTICIA. DESMORONANDO LA IMPUNIDAD
Infierno en la Memoria

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Invitación de la Asociación de la Prensa Uruguaya (APU),
para el día 23 de octubre de 2013, a las 18.00 hs.,
en la sede de la Asociación, San José 1330, Montevideo.


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Invitación y Promemoria
Invita Consejo Directivo de APU - Comisión Derechos Humanos
Jornada en el Día del Periodista. “Infierno en la Memoria”

Miércoles 23 de octubre de 2013, 18 hs.,
en la sede de la Asociación de la Prensa Uruguaya, San José 1330, Montevideo.
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Inauguración de Exposición con las pruebas judiciales fotográficas del Galpón Nº 4
del Servicio de Material y Armamento (SMA)/Batallón 13.
Con aportes del Decano Alvaro Rico y Prof. Antropólogo Nicolás Guigou (FHCE, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación), Belela Herrera, Efraín Olivera, María Simón, Aurelio González, IELSUR (Insitituto de Estudios Legales y Sociales del Uruguay) y Asociación de Empleados Judiciales, abogados Federico Alvarez Petraglia
y Oscar López Goldaracena, entre otros.
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* Memoria de homenaje a ex directivos APU y trabajadores de la prensa y gráfica, al igual que a un medio millar de mujeres y hombres resistentes a la dictadura, flagelados en el galpón militar convertido entre 1975-1977 en fábrica de desaparecidos, muertes y secuelas de por vida.
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* Valorización de la resolución unánime del Tribunal Penal de 1er Turno (Ministros Dr. Rolando Vomero Blanco, Dr. Sergio Torres Collazo y Dr. Alberto Reyes Oehninger). Confirmaron el accionar de la Jueza Mariana Mota,
así como de su sucesora Dra. Beatriz Larrieu y la Fiscal Ana María Tellechea.

La tipificación de los cinco episodios de represión contra el ejercicio periodístico
y gremial de Rodolfo Porley en 1973-1979
(denunciados en octubre 2011 con respaldo de APU),
fue ratificada como Tortura Delito de Lesa Humanidad,
con castigo necesario, universal e imprescriptible.
Por lo que sigue firme el enjuiciamiento del Cnel. (R) Jorge Silveira y se deberán reanudar las actuaciones del Juzgado Penal 7º con José Gavazzo y otros torturadores identificados por una decena de otros testimonios en la misma causa.
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* Rechazo a las trabas de la Suprema Corte de Justicia
y sus acciones represivas manipuladas selectivamente
junto a otra Juez y un Fiscal por manifestarse en su sede el 15/02/2013.
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* Exhortación ciudadana para que evite repetir la desviación jurídica en la que recientemente incurrió la Suprema Corte de Justicia, “porque, a su pesar, el derecho internacional de los derechos humanos así lo impone” (Oscar López Goldaracena), atendiendo la observación de que “nada parece amenazar más las posibilidades de progreso en el área de la justicia que decisiones recientes de la SCJ”, formulada el 4 de octubre por Pablo de Greiff, relator especial de ONU sobre la promoción de la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición.

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Imágenes / Créditos
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Figura 1 y Figura 2. Ilustraciones de Carlos Alonso, en Juan Gelman, Bajo la lluvia ajena,
Libros del zorro rojo, Barcelona, 2009.
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Figura 3. Obra perteneciente a los trabajos de Paula Luttringer El Lamento de los Muros y Cosas desenterradas, dos trabajos que combinan imágenes de Centros Clandestinos de Detención –y objetos hallados en esos espacios– con testimonios de mujeres sobrevivientes. Los trabajos fueron expuestos en el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti
(ex Esma, Buenos Aires) en marzo de 2012.
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Figura 4. Hallazgo de los restos de Ricardo Blanco.
En el predio del Batallón 14, Toledo, Depto. de Canelones, Uruguay (15/03/2012).

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ALBUMES FOTOGRAFICOS DE LA MEMORIA
EN RELACION CON ORLETTI


(*) Dibujos urgentes. Eugenia Bekeris y María Paula Doberti
Descripción: Dibujos y reflexiones en los Juicios de Crímenes de Lesa Humanidad (2010 – 2014). Exposición en el Museo de la Memoria de Montevideo.

(*) Espacio para la Memoria: Automotores Orletti
Descripción: Una visita, en el marco del Tercer Foro Mundial de Derechos Humanos, al Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio, Automotores Orletti; en el barrio Floresta, Venancio Flores 3519/21, esquina Emilio Lamarca,
Buenos Aires.

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MEMORIAS EN LA PANTALLA
audiovisuales en relación con este tema
y en general con la memoria latinoamericana.

(*) Audiovisual, duración: 5’50”:
Dibujos urgentes. Eugenia Bekeris y María Paula Doberti
Descripción: Exposición en el Museo de la Memoria de Montevideo, llevada a cabo en los meses de julio y agosto de 2014.

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Tejiendo Memorias

Hoy se llevan adelante los Juicios de Crímenes de Lesa Humanidad en los tribunales de distintas provincias argentinas, como resultado del compromiso de los organismos de Derechos Humanos en la búsqueda de la Verdad, la Memoria y la Justicia a 38 años del golpe cívico-militar en Argentina (1976 1983).

La posibilidad de presenciarlos es una oportunidad histórica sin precedentes. Los juicios fundan una nueva etapa institucional en nuestro país, contribuyen a evitar el olvido y la repetición de hechos aberrantes. Nos permiten desplegar estrategias de reparación del dolor.

Dan visibilidad al genocidio, cuyos responsables intentaron arrasar toda huella de sus crímenes y su responsabilidad criminal al “desaparecer” a las víctimas.

En el 2010 el Tribunal Oral y Federal N° 5 prohibió que las cámaras registren los juicios. Por ello y bajo la consigna “No se los puede filmar, no se los puede fotografiar, pero se los puede dibujar” la Agrupación H.I.J.O.S. y el Departamento de Artes Visuales del Instituto Universitario Nacional del Arte (I.U.N.A.) invitaron a dibujar a los militares acusados en los juicios por violaciones a los Derechos Humanos que hoy continúan.
Los llamaron “Clases con modelos vivos en Comodoro Py”.

Abrimos un espacio de reflexión, desde nuestra práctica como dibujantes en los juicios, sobre su significado en la reconstrucción de la memoria social de las dictaduras, el papel de los Derechos Humanos
en la recuperación democrática del Cono Sur.

Eugenia Bekeris, María Paula Doberti, 2014

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Música:
1) Niña gris,
de y por Daniel Viglietti
2) Milonga triste,
de Sebastián Piana,
interpretada por Atahualpa Yupanqui.

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Audiovisual: Memorias de mujeres

Audiovisual: Vuelo desalado - Vuelo desolado. Ana Salcovsky

Audiovisual: Impunidades y Memorias. El Golpe de Estado en Uruguay

Audiovisual: Otro río - Desaparecidos - La Memoria

Audiovisual: Pancartas - Pactos del silencio - Roger Rodríguez

También en relación con este tema,
pueden visitarse, en el PABELLON DEL CINE,

la Sala YUCATAN
en función continuada, mediometrajes y
largometrajes de la memoria latinoamericana;

la Sala DE LOS AZULEJOS
cortometrajes con Memoria, que insisten y punzan,
cortos de memoria larga,
que contribuyen a narrar el hoy
y la historia reciente de América Latina;

y también pueden consultarse las listas de audiovisuales:

Cine. Repiques y Redobles de la Memoria

Cine. Grandes Salas del Trencito Latino

Cortos con Memoria

Ocho Letras para la Memoria


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