Olores de la vida y de la muerte


Edvard Munch, El Grito

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Tuve una compañera a la que gustaba usar perfume de jazmines. Desde entonces, en mi vida, ella y el perfume de esas flores se evocaron mutuamente.

Ilaria no sé si usaba perfumes cuando murió, pero creo que debe haber tenido alguno de preferencia cuyo secreto se llevó con ella. Ilaria había nacido en 1976, un año de olores de muerte, donde tantos perfumes de vida desaparecieron con la barbarie.

Ilaria murió el 24 de enero de 2022, en el apartamento 12, del tercer piso de un edificio de la calle Bulnes, en el barrio Almagro, de la ciudad de Buenos Aires. Se supo su nombre precisamente porque aparecía en el registro de los habitantes en ese edificio.

Quién sabe por qué la llamaron Ilaria, quizás le auguraban una alegría que luego no llegó a ser. Quizás simplemente ese nombre les sonaba bien,
y era un resonar de la vida en aquellos años de muerte.

No se sabe quién fue la madre de Ilaria y tampoco quién fue su padre; si fue una hija esperada o una hija casual. Todo lleva a pensar que ya no tenía padres cuando murió. Ni hermanos, ni primos, ni tíos, ni abuelos, ni hijos, ni sobrinos, ni ninguna familia; nadie pensó en devolver el cuerpo a la tierra donde había nacido y nadie irá a limpiar su tumba la vigilia del Día de los Muertos, para que ella pueda volver a visitar a su familia en la Tierra.

Ilaria seguramente fue a la escuela, pero no sabemos si le quedaron amigas de aquella época. Si le quedaban, eran amigas con las que se hablaba de tanto en tanto, o para algún encuentro de exalumnos, porque el día de su muerte no se presentó ninguna de ellas.

En Biología quizás Ilaria había aprendido que la humanidad es también bichitos; pero es bichitos que se distinguen de los otros principalmente por sus afectos. La Humanidad, bichos con capacidad de amar le habían dicho. Le sonaba bien y quizás ahí también tuvo olores de cuanto podía ser la vida.

Ilaria quizás, ya en su adolescencia, tuvo otras amigas, o novias o novios, o quiso tenerlos. ¿Dónde empezó la muerte de Ilaria? ¿En qué momento de la ausencia de sus padres? ¿En qué momento de la ausencia de sus amiguitas de la escuela? ¿En qué momento de la ausencia de su familia? ¿En qué momento de la ausencia de sus amigas y amigos, de sus novios o novias?

¿Ilaria habrá querido despedirse de alguien el día de su muerte, o no tenía a quien saludar? En esos momentos que empezaron los olores de su muerte, ¿su teléfono celular habrá recibido algún mensaje que quedó sin respuesta?

Era un olor atroz, porque fue una muerte atroz. Murió sola en su apartamento de la calle Bulnes, en el barrio céntrico de Almagro, como un bichito sin afectos, de forma indigna e inhumana.

Hay lugares llenos de esos olores de muerte, llenos de bichitos sin afectos. Algunos a esos lugares los llaman casas de salud, o manicomios, o residenciales para adultos mayores. Tanta gente vive en lugares como ésos, y tantos otros en lugares como Ilaria.

De Ilaria quedó solamente el olor de su muerte. Algunos vecinos lamentaron el olor a pesar de los inciensos, otros quisieron saber el nombre de aquella muchacha del tercer piso, para al menos poder darle así una sepultura más digna en el recuerdo.

En el silencio de la muerte se oyó decir: Remontando cometas he aprendido a soñar.

Antonio Berni
Juanito Laguna remontando un barrilete
-detalle- 1973.
Colección particular, Buenos Aires.
Expo: Antonio Berni. Juanito y Ramona (MALBA 2014-2015)

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