Latinoamérica en lucha:
El diario de Carmenza

El diario de Carmenza. Gustavo Petro


Donde hubo fuegos cenizas quedan
Reconstruyendo identidades con retacitos de memoria
Toma de la embajada de la República Dominicana, por el M-19, en Colombia,
27/febrero/1980.
Se ve los ojos de “la Chiqui”, Carmenza Cardona Londoño.
En la silla el Nuncio Apostólico Monseñor Angelo Acerbi sentado en primer plano,
un poco atrás, el Embajador de Guatemala, Aquiles Pinto Flores.
En la Embajada de la República Dominicana se celebraba un cocktail con varios embajadores,
entre ellos el de Estados Unidos.
61 días duró la toma.

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“Sobre todo, sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia
cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo.
Es la cualidad más linda de un revolucionario.”

Che Guevara, Carta a sus hijos

Por la vida y la alegría ...

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El diario de Carmenza
por Gustavo Petro

Hace unos días me encontré en mi casa con un exgeneral del Ejército. Me contó que de joven había estado al frente de la tarea de perseguirme y capturarme en Zipaquirá. Me presentó a su esposa y conversamos como viejos conocidos, como ex militares de una guerra añeja, perpetua, que ambos deseamos que se acabe. Nos encontramos como amigos. Él, lleno de victorias militares y yo, con mis mismos deseos de joven, quizás también de victorias, si como victoria entendemos el simple hecho de seguir vivos.

Hablando con él, llegamos a la conclusión de que quienes hacen la guerra en Colombia no son en realidad los hombres de uniforme, sino los políticos, los que se apropian del poder y la riqueza.

El exgeneral me trajo un regalo que me hizo estremecer, un obsequio que me deja una herida, un dolorcillo en el corazón, una tristeza, una nostalgia. Me entregó las fotocopias del diario de campaña de “La Chiqui”: Carmenza Cardona Londoño. La jovencita que puso a sus pies al gobierno de Turbay, en la toma de la Embajada Dominicana. La mujer, pequeña de estatura, pero de inmensa valentía, que con su brazo en alto y su capucha nos puso a soñar a muchos, cuando le gritó a toda Colombia, en 1980: ¡Dignidad!

En una agenda de Ecopetrol, Carmenza, quien se hacía llamar Natalia, escribió su día a día. Narró casi cuatro meses de travesía armada por el Chocó, desde el mar donde desembarcó con sus compañeros soñadores, hasta el Alto Andagueda, ya en Risaralda.

Devoré ese diario en menos de dos horas hasta que llegué a la página en blanco que seguía a su última palabra. Ese blanco inmenso en el que más nunca escribirá ella; ese blanco que ya no se llenará de palabras; el blanco de un autor desaparecido, el blanco de las palabras que ya no estarán. Esa página en blanco, al final de su última palabra, estaba llena de su muerte en combate. Ese blanco que me dejó un nudo en la garganta, una impotencia.

Allí en esas páginas, con su clara letra femenina, volví un poco a reencontrarme. Era abril de 1981, yo tenía 21 años cuando eso. Quizás había festejado mi cumpleaños con mi mama, mi padre, y mis hermanos, quizás estaba aún tranquilo soñando revoluciones en Zipaquirá, aún estudiante de economía, mientras ella, a punta de valentía, atravesaba esas selvas espesas y esos ríos caudalosos, soportando la persecución permanente de los helicópteros
y la infantería del ejército.

Su diario estaba en su mochila ensangrentada y les permitió saber a quienes la abatieron, su nombre, su gigante significado, el símbolo enorme de aquella que estaba arrojada en la trocha, en medio de aquel inmenso verde esplendoroso que admiró el día anterior, y sobre el cual escribió. Seguro algún mando del ejército guardó ese diario, y seguro alguien le sacó fotocopias. Sin que nadie en Colombia lo supiera, el diario esperó 40 años, mucho más que la edad que alcanzó a tener su autora, antes de llegar a mis manos. Ahora no puedo menos que comprometerme a publicarlo.

Leyendo esas páginas encontré mis propios recuerdos, los bríos que nos acompañaban e impulsaban, esa ingenuidad romántica de pensar que Colombia se podía cambiar, esa ilusión de joven, de mujer, rompiendo el dolor físico, las llagas de sus pies, el dolor de su columna por el peso. Ese trasegar sin quejas día y noche, esos días llenos de lluvias, de marchas, de hambre, persiguiendo como se persigue una estrella, una idea, un sueño.

Las rutinas azarosas de los días pasaron por esas páginas. Los últimos meses de la vida de Carmenza Cardona están allí escritos con doloroso amor. Acababan de celebrar un 19 de abril y en su última página escrita se apreciaba un nivel moral tan alto, un sentimiento de victoria tan sublime, que en cierta forma era también un sentimiento de paz. De haber logrado la proeza de atravesar durante meses las tierras del Chocó para llegar luego a las altas tierras desde donde soñaba con hacer una revolución, hubiera convergido en un torrente enorme
de transformación para el país.

Su cuerpo nunca fue entregado. Está enterrado allí en esas tierras de indígenas emberas y, sin embargo, hoy una parte de su vida está entre mis manos.
Su diario la resucita, para las mujeres jóvenes de hoy.

Toma de la embajada de la República Dominicana, por el M-19, en Colombia,

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Allí en esas páginas hay un hilo conductor. Su paso por caseríos innombrables, lejanos y aislados, llenos de mineros negros y pescadores, de indígenas emberas.

Nos describe Carmenza, la pobreza, el hambre, el abandono. La alegría de esos pueblos al recibir a los hombres y mujeres del M19, el encuentro con la esperanza.

Pueblos negros descendientes de los esclavos que trajeron los españoles a la fuerza y sobre los cuales construyeron un sistema económico y político que aún nos persigue.

Carmenza encontraba en esa pobreza, que a veces se lee insípida en los libros, en las estadísticas, desde las oficinas de los burócratas que gobiernan en Bogotá, el afán de superarla y de vivir. Al dormir allí en los mismos ranchos, al comprar una vaca para darle por primera vez carne a los niños negros, al compartir las escasas medicinas que traía con personas que jamás habían visto un médico, Carmenza se llenaba de ganas de luchar, le encontraba sentido a su existencia.

Pasó cerca de Istmina, por el San Juan, y cruzó el rio Andagueda donde los esperaba una emboscada, combatió dos veces, pero llenó sobre todo sus días, de selva, de lluvias, y del pueblo más pobre de Colombia.

Nunca pensó en desertar o salir corriendo, ni una sola palabra de flaqueza en su diario, nunca un reproche o un resentimiento. A través de su diario se nota que, por esas selvas y esos recónditos parajes de la pobreza colombiana, transitaba una mujer joven llena de amor, transitaba el amor. Porque en lo más inhóspito siempre está el amor.

Carmenza sabía que recorría las tierras de los descendientes de la gente que se había liberado de cadenas, huyendo. Los esclavistas jamás dejaron el poder en Colombia. Se vistieron de virreyes y después de libertadores. Se dieron libertad a sí mismos y luego destruyeron a quienes clamaban por una libertad real para toda la sociedad, hasta que destruyeron el mismo ejercito libertador. Hasta que hicieron de la palabra democracia una burla.

Los esclavistas siguieron gobernando hasta llegar a los tiempos de Carmenza y desde sus privilegios cómodos le lanzaron un ejército para matarla. Ella que se llenaba del aliento de la libertadora de esclavos.

En ese Chocó abandonado, y en el litoral del Valle y del Cauca, y de Nariño, y en los barrios populares de Bogotá, y de Cali, y de Medellín, están los descendientes de estos pueblos emberas y negros que encontraba Carmenza a su paso.

En las décadas que siguieron a la muerte de Carmenza, siguió el desplazamiento del pueblo que abrazaba, siguió la toma mafiosa y paramilitar del territorio, se abalanzó sobre esas tierras el vandalismo de los politiqueros, llegó la minería ilegal que desataron los lavadores de dólares, décadas después. Llegó el destrozo de su territorio, de sus ríos, de sus selvas, la gente salió de allí despavorida e inundó de pobres los barrios de las ciudades.

No lo supo Carmenza, pero de los pueblos pobres que veía, las gentes con las que se abrazaba y bailaba y cantaba, y hablaba de ideas revolucionarias y de un país distinto y justo, tuvieron que salir corriendo con lo poco que tenían, con familias y niños en los brazos, en noches oscuras por ríos miedosos y selvas tupidas, llenos de terror,
desplazados por los oscuros gobiernos de los esclavistas.

El pueblo que vio por última vez a Carmenza, nunca sospechó que aquella jovencita en aquellos remotos y húmedos lugares, era la misma que había puesto el mundo a negociar con ella, la misma que había dado órdenes al embajador de los EEUU para que barriera bien la cocina y atendiera con humildad a sus compañeros embajadores, la misma que le había dicho al país que era necesario un Dialogo Nacional para reconstruir la Patria.

La misma que se hizo escuchar del presidente de la república y que había logrado que las primeras páginas de los principales diarios del mundo le sacaran esa, su foto icónica, de mujer bravía gritándole a la humanidad sus verdades.

Ese pueblo que la quería viviendo en esos caseríos y ranchos miserables, terminarían mucho tiempo después de su propia muerte, desplazados, aterrorizados, convertidos en los parias de la tierra, en los parias de siempre, en las víctimas de la injusticia.

Un rio negro y embera saldría de la selva para refugiarse en la gran ciudad, en la Medellín, en la Capital de la República, esperando el abrazo solidario. El que ellos mismo darían si un ciudadano de Medellín, Cali o Bogotá llegase hasta sus tierras, como se lo dieron a Carmenza.

Al acabar de leer el diario, mire mi celular y sus redes. La noticia era la masacre de cinco niños negros en un barrio popular de Cali. Una masacre de niños, como las de los niños bombardeados. 400 niños caídos, bombardeados, miles de niños fusilados, decenas de miles de niños muertos por el hambre y la sed.

Juan Manuel Montaño de15 años, Jair Andrés Cortés de 14 años, Jean Paul Perlaza de 15 años, Leyder Cárdenas de 15 años, Álvaro José Caicedo de 14 años. Todos niños negros, degollados en Llano Verde, cerca de la policía.

Niños degollados ante hombres de machetes ensangrentados que eran miembros de la seguridad de un gran cañaduzal, hombres de negro armados de machete junto a la policía, custodios de una riqueza ajena, la de los antiguos esclavistas, la que monopoliza el uso de la tierra del Valle del Cauca, la que consume la mayor parte de su agua, niños degollados tirados en el cañaduzal donde trabajaron sus padres, sus abuelos sus bisabuelos, sus ascendientes esclavos, esclavos que también eran asesinados en la tierra de los esclavistas.

Una masacre más entre centenares de masacres de Colombia.
La masacre del pueblo negro. El genocidio.

Jóvenes a los que, quienes gobiernan el país miran con desdén o ni siquiera miran. A los que les cierran las puertas de la universidad y del buen vivir. A los que persiguen permanentemente bajo el mirar de una policía que aún no entiende que su papel es protegerlos. Jóvenes abandonados por la injusticia social. Hijos descendientes de los esclavos, de los que trajeron a la fuerza para explotar y hacer riqueza para otros.

En esa Cali, donde quedaron condenados al olvido, mientras los apellidos de los esclavistas, después de cinco siglos continúan resplandeciendo en las altas esferas del estado. Descendientes de esclavistas de quienes no solo conservan el apellido, sino la mentalidad del liberticida.

Esos jóvenes eran los que Carmenza abrazaba, 40 atrás. Cuatro décadas han pasado y la misma alevosía, la misma pobreza, la misma violencia.

40 años han pasado desde que Carmenza escribía el dolor y la rabia que le causaba la pobreza de la gente que encontraba en su deambular de Quijote, y hoy el paisaje social, la realidad del pueblo negro e indígena es la misma.

Colombia es injusta. Un solo norteamericano negro muerto por la policía desencadenó la oleada social que está a punto de acabar con un mandato oprobioso: el de Trump. Aquí miles de jovencitos negros han sido asesinados y la respuesta es el silencio. La apatía de una sociedad acostumbrada a la muerte. Un país que normaliza la violencia y la sumisión.

Colombia Humana ganó electoralmente en la misma tierra por donde anduvo Carmenza. Ganamos en San Juan y en Istmina, los emberas nos apoyaron y cobijaron con sus espíritus nuestra candidatura. Por esas selvas, casi de regreso por el camino que tomó Carmenza, se produjo una oleada electoral de cambio. Ella entró con sus armas, su amor, sus ilusiones, nosotros recorrimos sus pasos con la palabra, el celular que nunca conoció, el pueblo desarmado. Quizás ambos vientos, los que la acompañaron a ella, los que nos acompañaron a nosotros casi cuarenta años después, se encontraron, quizás se entrecruzaron en vientos huracanados, quizás se besaron.

Por las poblaciones de todo el litoral pacífico, por los pueblos y veredas que desde la Boca del San Juan hasta el Risaralda votaron en forma tan mayoritaria y contundente por nuestras ideas y programas, es que debemos entender que la Colombia Humana está para generar la esperanza, para generar una nueva libertad, para generar emancipación.

Aún millones de personas no han entendido que mientras se masacre a los niños, mientras se masacren a los pueblos, mientras nos olvidemos de la Colombia profunda y abandonada, en la gran ciudad y en las selvas, jamás habrá paz.

Carmenza negoció la libertad de decenas de embajadores en una camioneta, ante funcionarios asustados por su juventud y su feminidad digna, pero Carmenza también descubrió que la verdadera paz no llegaría hasta que un dialogo de toda la sociedad permitiría la democracia verdadera y la justicia social, hasta que esos seres humildes y negros que abrazaba con su candor de revolucionaria, no encontraran la Justicia, el cobijo de un estado democrático, la emancipación de ser dueños de su tierra, de sus ríos y de su cielo.

Carmenza en su travesía se encontró con el corazón de Colombia. Hoy sabemos que ese corazón rodea atribulado los hogares de los niños degollados en tierras de los descendientes de los esclavistas. Carmenza allá enterrada en un sitio desconocido en una tierra sorprendentemente verde y Colombia aquí adolorida, saben que el día en que ningún niño sea asesinado, ningún negro, indígena, mujer o trabajador excluido, brillará el comienzo de la historia de un gran país, de una Colombia que merecerá el título de humana.

Fuente:
Cuarto de hora


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Toma de la embajada de la República Dominicana, por el M-19, en Colombia.

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Retacitos de la Memoria
SOMOS MEMORIA Y RESISTENCIAS

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Al pie de la parva:
En memoria de Nibia Sabalsagaray

En memoria de Nibia Sabalsagaray. Por Verdad y Justicia


Reconstruyendo identidades con retacitos de memoria
Por Verdad y Justicia. ¡Nunca Más!
Por la vida y la alegría ...

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Nibia Sabalsagaray
(10/09/1949 - 29/06/1974)

Nueva Helvecia, Juan Lacaze y Montevideo

Nibia Sabalsagaray nació en setiembre de 1949 en Nueva Helvecia y siendo niña sus padres, con sus otros hijos Ana y Juan, se trasladaron a Juan Lacaze, llamados por el entonces floreciente trabajo en la fábrica textil. Allí en Juan Lacaze Nibia fue a la escuela N° 39, allí nació su hermana Stella y allí vivió Juan, su hermano, y allí también conoció temprananamente el dolor con la muerte de su madre.

En Montevideo, Nibia fue militante del Instituto de Profesores Artigas y de la UJC, y el 29 de junio de 1974 fue secuestrada en el Hogar Textil de Juan Lacaze, falleciendo a las pocas horas a causa de las torturas.

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Retacitos de la Memoria

El domingo 27 de junio se 2014 fue inaugurada en Juan Lacaze, departamento de Colonia, una muestra itinerante de homenaje a Nibia Sabalsagaray, a 40 años de su asesinato (crimen por el cual fue condenado el general Miguel Dalmao).

Llevando a cabo la inauguración, hablaron, entre otros, Omar Moreira, escritor y profesor (que también fuera profesor de literatura de Nibia); Rosario Peyrou y Antonia Yáñez, profesoras y amigas de Nibia.

Concluyendo la inauguración de la muestra, se exhibió un documental del realizador Daniel Estévez, con historias y testimonios de quienes de una u otra forma estuvieron ligados a la joven: Tatiana Oroño lee el poema de su autoría «Carta a Nibia»; la profesora Antonia Yáñez recuerda sus tiempos de estudiante con Nibia; el ex intendente de Canelones Marcos Carámbula relata cómo siendo un avanzado estudiante de medicina realizó la autopsia al cuerpo de Nibia, desbaratando las mentiras de la dictadura; Oscar Curutchet, el tío, se adentra en el entorno familiar; Juan cuenta como era su hermana; Omar Moreira como profesor de Nibia describe sus facetas como avanzada estudiante; Walter Cruz cuenta una anécdota cuando el padre, Elbio ‘el Negro’ Sabalsagaray, fue despedido de la textil Campomar y Soulas de Juan Lacaze por «notoria mala conducta», que traducido del lenguaje de la dictadura al normal es «por haber participado en la huelga general contra el golpe de Estado y ser comunista»; y cierra el estudiante Egue Vaz con un emocionante relato de aquellos días de la tragedia y como al año siguiente al cumplirse el primer aniversario del asesinato, se las ingeniaron en plena dictadura para homenajear a Nibia Sabalsagaray.

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(*) También se puede ver el audiovisual (duración 20’38”),

Homenaje a Nibia Sabalsagaray


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Audiovisual:

Nibia Sabalsagaray. Yo vengo a ofrecer mi corazón

Duración: 3’53”


Música
Yo vengo a ofrecer mi corazón,
composición de Fito Páez,
interpretada por Tania Libertad.

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Yo vengo a ofrecer mi corazón

¡Quién dijo que todo está perdido?
yo vengo a ofrecer mi corazón.
Tanta sangre que se llevó el río,
yo vengo a ofrecer mi corazón.

No será tan fácil, ya sé que pasa,
no será tan simple como pensaba,
como abrir el pecho y sacar el alma,
una cuchillada de amor.

Luna de los pobres siempre abierta,
yo vengo a ofrecer mi corazón.
Como un documento inalterable,
yo vengo a ofrecer mi corazón.

Y uniré las puntas de un mismo lazo,
y me iré tranquilo, me iré despacio,
y te daré todo, y me darás algo,
algo que me alivie un poco más.

Cuando no haya nadie cerca o lejos,
yo vengo a ofrecer mi corazón.
Cuando los satélites no alcancen,
yo vengo a ofrecer mi corazón.

Y hablo de países y de esperanzas,
hablo por la vida, hablo por la nada,
hablo de cambiar ésta, nuestra casa,
de cambiarla, por cambiar nomás.

¡Quién dijo que todo está perdido?
yo vengo a ofrecer mi corazón.
¡Quién dijo que todo está perdido?
yo vengo a ofrecer mi corazón.

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Galería de imágenes
(*) Nibia Sabalsagaray. Exposición en Juan Lacaze

Homenaje a Nibia Sabalsagaray



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Movilización obrera;
textiles de la fábrica Campomar de J. Lacaze.
Exposición en la Biblioteca “José Enrique Rodó”,
Juan Lacaze, Depto. de Colonia.

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POR TODOS ELLOS
SOMOS MEMORIA Y RESISTENCIAS


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Reconstruyendo identidades
con retacitos de memoria

Golpe de Estado. Somos memoria y resistencias


A 49 años del golpe de Estado,
este 27 de Junio marchamos
"¿De qué nos sirve la libertad
si no hay justicia, María Pilar?"

De la canción de Teresa Parodi: María Pilar.
Mural en el Instituto de Profesores Artigas, Montevideo.


Contra la historia oficial,
somos memoria y resistencias

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CUENTO PARA NO OLVIDAR JAMÁS

Era una madrugada gris, con una llovizna de ésas que no paran así nomás. Mi madre comenzó a recordar con esa frase “madrugada gris” y a partir de ahí comienzo a comprender que lo que me cuenta es realmente oscuro y que está muy oculto en su corazón.

Si le preguntan qué color tenía, dice gris.

Si le preguntan con que imagen lo asocia, dice muerte.

El día del golpe; las calles silenciosas, las caras duras y perplejas.

Ahí en el barrio se gestó la solidaridad y la creatividad, atrás de cada puerta, porque la resistencia adoptó mil vertientes.

Juntar dinero y alimentos para los obreros en huelga se convirtió en su tarea y apuntó al barrio; se golpearon puertas y se recibió aún de los que no se esperaba nada, desde dos huevos hasta grandes sumas de dinero.

Todo era clandestino, hasta la más pequeña tarea debía hacerse de tal manera que pasara desapercibida, porque las calles estaban decoradas por patrulleros, el ejército, la marina y las “fuerzas conjuntas”; a toda hora, en todo lugar había que cuidarse de ellos.

¿Quién no tuvo miedo? La cuestión era transformarlo en acción.

Y aquel 9 de Julio de 1973, este pueblo que a veces no entendemos, transformó el miedo en acción. A las 17 hs era la cita en 18 de julio; el 188 iba lleno y el silencio era total. En 18 y Cuareim se bajaron todos, el destino era el mismo “NO AL GOLPE”; pero de golpe, un pueblo entero probó palos, gases, agua, tiros, caballos; miles de personas sufriendo la represión.

Muchos negocios que estaban abiertos escondían a la gente,
porque para los milicos estaba todo permitido.

Allá en el IPA el 18 de Junio del 75 cuando la dictadura reprimía cada vez más y de modo más “eficiente”, se tenía como gremio el CEIPA y se había decidido poner una frase de Artigas en los pizarrones el día anterior a su natalicio; mamá hizo un cartel que hablaba sobre la tiranía.

La cuestión era que cada grupo, en cada salón, a la misma hora, colgase el cartel con la frase.

Llega el recreo y resulta que debían esconder en sus ropas muchos materiales y volantes porque hubo un malentendido de quien los debía tener.

Así a las apuradas, mi madre cuelga el cartel delante de muchas personas,
era el recreo y no la vieron, bueno... “casi nadie la vio”.

Termina el recreo, siguen las clases su curso normal; Sociología, el profesor entra y se hace el que no ve el cartel, entra un bedel con la lista, mira el cartel... se va.

Llega la directora y les dice que no se muevan y que saquen la cédula... se va. En un instante tiran los materiales por la ventana sin saber que debajo de ella estaban los milicos de brazos abiertos a la espera de sus papeles. Llegan, entran al salón, eran muchos, eran de la 6ª y llegaban para detenerlos. Salen en fila escoltados por ellos, por el patio del IPA, y los compañeros miraban desde sus salones sin poder creerlo.

Afuera les esperaban tres grandes camionetas azules y de ahí a la 6ª; era de noche tanto en cielo como en sus corazones aterrados por el miedo y la incertidumbre.

El comisario, “todo un personaje”, les hace un discurso sobre lo que les podía pasar, dice saber mucho de marxismo y les muestra libros de Marx, que tiene en la biblioteca de la comisaría y les dice que los quiere “ayudar” antes de que vengan los de Inteligencia,
se hacían los peleados con Inteligencia.

Con ellos tenían buen pasto para averiguar las cabezas del CEIPA.

Y los llevaron a Minas y Maldonado a Inteligencia, desde el primer momento violencia verbal y terror. Lo peor era que casi todos tenían entre 18 y 19 años y muchos ni se imaginaban la pesadilla interna de ese GOLPE.

Cuando llegaron a inteligencia y vieron como era todo
fue para ellos el derrumbe y lloraron sin parar.

Los entran a empujones y no podían mirar para ningún lado.

Ella logra ver algo y cuenta que había un mostrador y vestidos de particular “varios estudiantes” de vaqueros y pelo largo, los famosos “tiras”.

Los llevan a un patio cerrado y comienza el plantón. De piernas abiertas mirando a la pared y sin poder tocarla con la cabeza. Un milico de la Metro que iba y venía entre ellos jugando con el cerrojo de la ametralladora ¿quería asustar? ¿Y si se le escapaba un tiro? Pasaron muchas horas de plantón, mi madre tenía unos mocasines cocidos que terminaron con las costuras reventadas de tanto que se le hincharon los pies, ¿y saben lo más increíble?

No le dolía nada, ¿por qué? , porque estaba con todo el cuerpo
y su psiquis atenta y alerta a lo que pasaba y a lo que podía pasar.

A todo eso les muestran a alguien que estaba desaparecido y deciden hacerlo aparecer entre dos tiras que lo llevaban al baño, pasando en medio de ellos casi sin ropa, caminando arrastrado y todo bañado en sangre.

Tenían miedo hasta de ir al baño porque te acompañaban ellos
y vaya una a saber lo que te podía pasar.

De fondo habían gritos horribles, ladridos, ruidos de tiros, la música era siempre cumbia y las voces eran ellos que se aparecían y les decían: - “que palomitas tenemos para esta noche”.

Se acuerda de algo que hoy le da risa, y es que había un perro que lo zucaban hacia ellos y mi madre lo vio negro y enorme, pero en el relato de los demás era blanco, con manchas y chiquito.

Y comenzaron los interrogatorios uno por uno,
al miedo y la tensión se le sumaba ¡lo que dirían los demás!

Los interrogatorios eran terribles, cuando le toco a mi madre habían tres milicos, uno se hacia el bueno, el otro era malo y el tercero era neutro; la primera violencia era como te arrancaban la cartera, tiraban todo sobre una mesa y si aparecían anticonceptivos te llamaban: - ¡puta!, ¿te acostas con un comunista? Querían nombres, que ellos la iban a proteger y que si no aparecía el que puso el cartel no salían más y los iban a torturar a todos.

En el primer interrogatorio no averiguaron nada y se agudizó el factor asustar.

Los pusieron en fila y no les dijeron nada, los llevaban al primer piso que era donde estaban las salas de tortura; la picana, el submarino, algunos lloraban. Pero el paseo no terminó en el primer piso, siguieron hacia el segundo. Era el HORROR, como un campo de concentración. Era un lugar enorme, oscuro y había gente tirada por todos lados.

Había gente encapuchada y tirada, gente reventada a palos. La ventana, los vidrios rotos, recuerda que le habían contado que un compañero se había tirado por ahí al no soportar la tortura y nuevamente un escalofriante frío le corre por la espalda. Se acerca un viejito, un preso, con una taza de lata, y el humo que salía de ella. Era cocoa para todos, quizás alcanzasen a tomar un solo trago cada uno, pero alcanzó para que ella recordara ese aroma y ese gusto como la mejor cocoa que probó en su vida, y si, la leche calentita
es como estar en casa aunque sea por un ratito.

Amaneció, los formaron de nuevo, ¿a dónde los llevaban?, les gustaba jugar con el factor sorpresa. Los llevaron de nuevo a la 6ª, los varones al calabozo allí los esperaba un “estudiante” para sacarles información.

A las mujeres las llevaron a la oficina del comisario y otra vez el mismo sermón.
Nunca ni una palabra, nadie delató a nadie.

Ahí se enteran de que ese mismo día habían allanado sus casas; en algunas no había nada pero en otras había suficiente; las familias sabían muy bien lo que hacer, para algunas cosas no era necesario hablar o verse, sin hacerlo se podían comunicar y comprender.

La estadía fue un poco larga, pero hasta el día de hoy no se sabe si se creyeron que no sabían nada o fue la influencia del tío de una compañera de clase que era militar, pues ella estaba horrorizada y ni sabía que estaba en dictadura y se enteró ahí, del peor modo, “pobrecita”.

Los soltaron, mi madre salía de ahí con su frazada que le había llevado su hermano
y los cigarros La Paz suave que le quedaban.

Se sentía en una nebulosa, no sentía nada.

Llega a su casa y allí estaba toda su familia que no paraban de llorar y ella dura sin sentir.

Todas las noches se acostaba y se ponía alerta,
a escuchar a esas camionetas que podían parar en su casa,
a esos golpes que podría oír en su puerta
y a esas voces que podían decir “Fuerzas Conjuntas. Abran”.

Ella es nerviosa, a veces un poco malhumorada, comprensiva, fuma mucho, es profesora, es mamá, es mi MAMÁ; la vida le dio muchos golpes y también le dio el GOLPE.

Sentadas en la vereda de casa entre mate y cigarros,
me cuenta lo que le llevó casi veintisiete años recordar bien.

Salen despacito, cuestan, duelen, es que tanto tiempo en el olvido o queriendo ser olvidadas, hacen que sean muy difíciles de contar y que al contarlo la voz se quiebre en mil pedazos.

Una generación entera golpeada, una generación fuerte, que dejó una madre fuerte,
que para todos los golpes con su pecho,
que me enseñó lo hermoso de la vida
y que la amo con todo mi CORAZÓN.

Irene Castro

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POR TODOS ELLOS
SOMOS MEMORIA Y RESISTENCIAS

A 49 AÑOS DEL GOLPE DE ESTADO
ESTE 27 DE JUNIO MARCHAMOS


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¿No habrá algo de comida ahí?

A 49 años del golpe de Estado


A 49 años del golpe de Estado,
este 27 de Junio marchamos


Contra la historia oficial,
somos memoria y resistencias


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¿No habrá algo de comida ahí?

Era temprano, por la mañana.
Mismo casi enfrente del edificio donde vivo hay unos contenedores para la basura.
Yo tenía que ir al almacén, pero antes pasé para tirar una bolsa en uno de los contenedores.
Cuando lo estaba haciendo, una muchacha señalando la bolsa que yo estaba por tirar me dice:

- ¿No habrá algo de comida ahí?

Le dije que no, que en mi bolsa había sólo plástico y vidrio,
y me agradeció,
mientras lambeteaba una tapita
donde parecía haber un poco de mermelada.

Me fui caminando, con ese piñazo en el estómago.
A los pocos días íbamos a conmemorar un nuevo aniversario del golpe de Estado,
de ese terrorismo siempre impune que nos ha hecho tanto daño.

Contra la historia oficial,
que nos acusa de tener los ojos en la espalda,
está el dolor por las desapariciones, la cárcel y la tortura,
el exilio y la represión que sufrieron millares de uruguayos.

Contra la historia oficial están las resistencias,
de ayer y de hoy,
está la huelga general y la protesta estudiantil,
están quienes perdieron sus conventillos por segregación racista,
están los miles que tuvieron que sufrir persecución, con miedo y en silencio.

Esos silencios hoy gritan,
y gritan junto a la muchacha que pregunta: ¿No habrá algo de comida ahí?

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Trayecto de la marcha del 27 de Junio

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A 49 AÑOS DEL GOLPE DE ESTADO
ESTE 27 DE JUNIO MARCHAMOS


Organiza: Coordinación 27 de Junio
Adhieren y convocan:
- ADES, Montevideo (Asociación de Docentes de Educación Secuendaria)
- Agrupación sindical “Qué Hacer” (ADEOM, Asociación de Empleados y Obreros Municipales)
- Coordinación para el Cambio (AEBU, Asociación de Bancarios del Uruguay))
- AFCASMU (Asociación de Funcionarios de Casmu)
- AFFUR (Agremiación Federal del Funcionarios de la Universidad de la República)
- AFUTU (Asociación de Funcionarios de la Universidad del Trabajo del Uruguay)
- Corriente Amalia Mercader (AFUTU)
- ASSEC (Asociación de Empleados Estadísticas y Censo)
- FFOSE (Federacoón de Funcionarios de Ose)
- MILITANTES CLASISTAS
- SAG (Sindicato de Artes Gráficas)
- SUATT (Sindicato Único de Automóviles con Taxímetro y Telefonistas)
- SUNTMA (Sindicato Único de Trabajadores del Mar y Afines, Sectores Mercante y Pesca)
- UFC (Unión de Funcionarios del Codicen)
- UTMIDES (Unión de Trabajadores Ministerio de Desarrollo Social)
- AEES (Asociación de Estudiantes de Educación Social)
- CCEU (Coordinadora de Centro Estudiantes de Utu)
- CECODI (Centro de Estudiantes de la Escuela Superior de Comunicaión Social y Diseño Gráfico, Utu)
- CECSO (Centro de Estudiantes de Ciencias Sociales)
- Humanidades en Acción (CEHCE-FEUU)
- CEIPA (Centro de Estudiantes del Instituto de Profesores Artigas)
- CEM (Centro de Estudiantes de Magistterio)
- GEB (Centro de Estudiantes del Bauzá)
- GED (Centro de Estudiantes del Dámaso)
- GSM (Gremios de Secundaria Metropolitanos)
- ALTERNATIVA FM (radio autogestionada)
- LA IZQUIERDA DIARIO (red internacional de información)
- REACTIVA CONTENIDOS (colectivo de comunicadores militantes)
- Agrupación de mujeres PAN Y ROSAS, Uruguay
- ANTIMAFIA DOS MIL, Uruguay
- BOLSO ANTIFASCISTA
- Colectivos y militantes sociales y sindicales contra toda la LUC
- OUR VOICE
- PARTIDO HUMANISTA
- PLENARIA MEMORIA Y JUSTICIA
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Las bicicletas de Rosario

Fernando Traverso. Las bicicletas de Rosario


«¿Alguien vio una bici que dejé aquí?»
Fernando Traverso
Las bicicletas de Rosario

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Las bicicletas de Rosario

Fernando iba caminando por una calle de Rosario, Argentina,
cuando se cruzó con un amigo en bici.
Contra la costumbre habitual, éste no lo saludó.
Después de andar unos metros, encontró la bici atada a un árbol, sola.

¿Conocen la historia?

Ante este hecho extraño,
al otro día Fernando fue al lugar
donde su amigo había atado su bicicleta,
la misma seguía en el lugar.

En ese momento se dio cuenta de que su amigo
había sido secuestrado por las fuerzas del terrorismo de Estado.

Comprendió que su amigo sabía que lo estaban siguiendo
y que por tal motivo omitió el saludo,
para no revelar que lo conocía.
De otra manera, ambos hubieran sido víctimas de la desaparición
que incluía al considerado sospechoso y a su entorno.

Más tarde, Fernando Traverso, que es artista,
escribió un poema basado en este episodio,
uno de cuyos versos dice:

"Me cuidaste y seguiste de largo".

La aparición de grafitis de bicicletas en la ciudad de Rosario
durante los años 2001 y 2002 despertó la curiosidad.

La presencia de un número en cada bicicleta era una de las incógnitas.
Cuando en algunas paredes se borraron las bicicletas,
el autor escribió sobre el mismo muro:

¿Alguien vio una bicicleta que dejé aquí?

Las bicicletas se convirtieron en símbolo de la memoria histórica,
en especial porque fue premiada
por el Museo Municipal de Bellas Artes Juan Castagnino.
En aquella ocasión el artista declaró:

Una bicicleta vacía refleja la imagen de un cuerpo ausente.

"Las bicicletas de Rosario" es una obra de arte urbano de Fernando Traverso,
compuesta por 350 dibujos realizados en aerosol de color negro por medio de un esténcil,
con la representación de bicicletas de tamaño real.

Están pintadas en muros de casas y edificios.
Debajo de la bicicleta se encuentra un número seguido de una barra y la cifra 350.
El número corresponde a los casos de desaparición de personas
durante la dictadura denunciados en Rosario

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Las bicicletas de Rosario

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A Raúl Sendic, Xenia Itté y Jorge Zabalza

A Raúl Sendic, Xenia Itté y Jorge Zabalza


Raúl Sendic

Xenia Itté

Jorge Zabalza

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A Raúl Sendic, Xenia Itté y Jorge Zabalza

Se nos han ido físicamente en estos años muchos queridos compañeros.
Voy a concentrarme en tres de ellos
con quienes me unen lazos que no desaparecen con el tiempo, ni con la muerte.
Porque anduvimos mucho tiempo tratando de esquivar a la muerte y años quizás,
tratando de que esa muerte viniera a buscarnos
para romper la angustia de una existencia miserable en los agujeros de la dictadura.
Me refiero ahora a Raúl Sendic, a Xenia Itté y al Tambero Zabalza.
Con Xenia y Raúl anduvimos en esa etapa en la que decidimos no irnos del país
y tratar de sacar a todos los tupamaros que aún estaban en el país.
Para después irnos al monte del Queguay y ver cómo hacer para reorganizarnos.
Pero nos capturaron.
Con Raúl, el Tambero y seis más,
anduvimos penando por el brutal camino del aislamiento durante 12 años.
Lo que pasamos en esos periodos, cauterizó faltas y errores
y nos dejó al final templados, como se tiempla el acero, a puro fuego.

A los tres los marca y los une la solidaridad. La verdadera.
El amor por los demás, especialmente por los desposeídos
y el desprecio al poder, la gloria, la fama y la vanidad de los hombres.
Hoy duele ver a la izquierda uruguaya, sucumbir por la ambición de los sillones,
de los cargos, del poder
y convertirse en los mismos mercachifles que antes querían erradicar.
Hoy el amor por los semejantes,
en la izquierda, se ha transformado en hacerse reclames para obtener posiciones,
puestos de mando y realizar cosas materiales que se vean,
pero que no tienen mucho que ver con ayudar a los desprotegidos.
No es extraño entonces que los señores feudales (léase militares)
hayan retomado el poder y con arrogancia y maldad,
señalen únicamente a los tupamaros asesinos
y escondan 197 asesinatos con desapariciones,
encubran y abracen a los canallas. A los genocidas.

Y la llamada “izquierda” parece haber aprendido del avestruz,
a meter la cabeza en un agujero y no ver lo que sucede.
Los distraídos en la nueva izquierda
miran para otro lado si cualquier acontecimiento puede amenazar sus sillones.
El espíritu renovador, el afán de hacer el bien,
que caracterizó a la mayoría de los ministros allá por el 2004,
se transformó en una arrogancia de pasión por un sillón bonito
y la sensación de estar formando parte de una aristocracia nueva.
Muchos, muchísimos se convirtieron en “políticos”.
Siempre recuerdo la definición de Raúl:
“No soy ni seré un político, soy un luchador social”.
La diferencia es enorme. Sendic, el Bebe, Jorge el Tambero y Xenia Itté,
nunca fueron políticos, vivieron y murieron como luchadores sociales.

Que el recuerdo de estos luchadores sociales
nos inspire para llevar adelante las profundas reformas que el país necesita
para erradicar la pobreza y proporcionar trabajo a quienes lo necesitan.

Raúl, Xenia y Jorge:
nosotros desde este lado del universo,
tenemos que luchar por la tierra y contra la pobreza.
Idea fundamental que aún no se ha cristalizado.
¡Hasta Siempre queridos!

Henry Engler
Luchador Social

Idea Vilariño. Apuntes de su sentir

Idea Vilariño. Apuntes de su sentir



Cubierta del libro Poesía completa,
Editorial Lumen (2016).

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Poemas

Pobre mundo

Lo van a deshacer
va a volar en pedazos
al fin reventará como una pompa
o estallará glorioso
como una santabárbara
o más sencillamente
será borrado como
si una esponja
mojada
borrara su lugar en el espacio.
Tal vez no lo consigan
tal vez van a limpiarlo.
Se le caerá la vida como una cabellera
y quedará rodando
como una esfera pura
estéril y mortal
o menos bellamente
andará por los cielos
pudriéndose
despacio
como una llaga entera
como un muerto

en: Idea Vilariño, Pobre mundo, 1966.

Pobre mundo en la voz de Idea Vilariño.
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Pobre mundo

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El color de la tierra.
Plato de cerámica raku.

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No hay ninguna esperanza

No hay ninguna esperanza
de que todo se arregle
de que ceda el dolor
y el mundo se organice.
No hay que confiar en que
la vida ordene sus
caóticas instancias
sus ademanes ciegos.
No habrá un final feliz
ni un beso interminable
absorto y entregado
que preludie otros días.
Tampoco habrá una fresca
mañana perfumada
de joven primavera
para empezar alegres.
Más bien todo el dolor
invadirá de nuevo
y no habrá cosa libre
de su mácula dura.
Habrá que continuar
que seguir, respirando
que soportar la luz
y maldecir el sueño
que cocinar sin fe
fornicar sin pasión
masticar con desgano
para siempre sin lágrimas.

en: Idea Vilariño, Nocturnos, 1955.

No hay ninguna esperanza en la voz de Idea Vilariño.
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No hay ninguna esperanza

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Dolores y llantos de la madera

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Ya no
Ya no será
ya no
no viviremos juntos
no criaré a tu hijo
no coseré tu ropa
no te tendré de noche
no te besaré al irme.
Nunca sabrás quién fui
por qué me amaron otros.
No llegaré a saber
por qué ni cómo nunca
ni si era verdad
lo que dijiste que era
ni quién fuiste
ni qué fui para ti
ni cómo hubiera sido
vivir juntos
querernos
esperarnos
estar.
Ya no soy más que yo
para siempre y tú ya
no serás para mí
más que tú. Ya no estás
en un día futuro
no sabré dónde vives
con quién
ni si te acuerdas.
No me abrazarás nunca
como esa noche
nunca.
No volveré a tocarte.
No te veré morir.

en: Idea Vilariño, Poemas de amor, 1958.

Ya no en la voz de Idea Vilariño.
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Ya no

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Fantasías autumnales.
Hojarasca en el Parque de la Recoleta, Buenos Aires.

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Idea Vilariño. Apuntes de su sentir

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Cada primero de mayo serán resucitados

11 de noviembre de 1887, por Eduardo Galeano


¡VIVA EL PRIMERO DE MAYO!

¡HABLAN LOS QUE LUCHAN!


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«Spies grita:
‘La voz que vais a sofocar será más poderosa en el futuro que
cuantas palabras pudiera yo decir ahora’.

Les bajan las capuchas,
luego una seña, un ruido, la trampa cede,
los cuatro cuerpos caen y se balancean en una danza espantable…»

(Relato de José Martí que cubrió como periodista
la ejecución en Chicago, noviembre de 1887)

August Vincent Theodore Spies
(alemán, 31 años, periodista,
uno de los cuatro ahorcados por las manifestaciones de mayo de 1886)
Trabajando en el adoquinado de Lisboa

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11 de noviembre de 1887 - Chicago
por Eduardo Galeano

Cada primero de mayo serán resucitados.
Les espera la horca. Eran cinco, pero Lingg madrugó a la muerte haciendo estallar entre sus dientes una cápsula de dinamita. Fischer se viste sin prisa, tarareando "La Marsellesa". Parsons, el agitador que empleaba la palabra como látigo o cuchillo, aprieta las manos de sus compañeros antes de que los guardias se las aten a la espalda. Engel, famoso por la puntería, pide vino de Oporto y hace reír a todos con un chiste. Spies, que tanto ha escrito pintando a la anarquía como la entrada a la vida se prepara, en silencio, para entrar en la muerte.
Los espectadores, en platea de teatro, clavan la vista en el cadalso. Una seña, un ruido, la trampa cede... Ya, en danza horrible, murieron dando vueltas en el aire.

José Martí escribe la crónica de la ejecución de los anarquistas en Chicago. La clase obrera del mundo los resucitará todos los primeros de mayo. Eso todavía no se sabe, pero Martí siempre escribe como escuchando, donde menos se espera, el llanto de un recién nacido.

Fuente:
Eduardo Galeano, Memorias del Fuego,
en Cuba Debate


quién lo diría
los débiles de veras
nunca se rinden

Mario Benedetti, Haiku n° 60.

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Apuntes sobre Ibero Gutiérrez

Apuntes sobre Ibero Gutiérrez



Ibero Gutiérrez
Cubierta del libro Obra junta, (1966-1972);
Estuario editora (2009).

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Las huellas de Ibero

Ibero Gutiérrez González era un joven montevideano de 22 años cuando su cuerpo apareció sin vida el 28 de febrero de 1972 con la firma del Comando Caza Tupamaros-Óscar Burgueño. Estudiaba Psicología en Humanidades y Ciencias, el arte era su razón de ser, y la búsqueda de la libertad su militancia. Se había casado recientemente y su familia era de clase media intelectual, con gran interés por el arte y la cultura.

Ibero no solo dejó recuerdos y afectos, sino que su obra como artista es impresionante. Conocer a Ibero es conocer al artista y al militante, es conocer parte de nuestra historia, y es también conocer a quienes lo mataron, que no eran asesinos cualesquiera. Conocer a Ibero es, también, una forma de acercarse al movimiento estudiantil de 1968. El hecho de que los versos de Ibero no sean himnos políticos lo hace aún más representativo de la juventud revolucionaria de los 60. Rebelde hasta en su arte, el absurdo es una forma de denuncia del absurdo político y social. En el arte se rebela contra lo aceptado, en su militancia contra el sistema, pero también contra las formas tradicionales de la izquierda.

hay un querer vivir

hay un querer vivir
que incuba en todos lados
hay un querer asesinar
la muerte de una vez
vivir vivir vivir
ya no somos más ovejas
y queremos vivir
sin el poder
para poder nacer

Ibero Gutiérrez

Archivo de la Dirección de Información e Inteligencia,
Ministerio del Interior (ADNII).
“Ibero tu lucha continúa”. Bulto 208. Ibero Gutiérrez González.
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Dame un pequeño pedazo de paz

Dame un pequeño pedazo de paz
de boca a boca
para poder mirar al mundo
con los ojos inocentes
el mundo verdadero de los sueños
para habitar el mar azul la arena
vestido de ebriedad el corazón
al desbocarse nuestros sueños para todos
de boca a boca
sin dueño
las bocas inocentes de soñar el mundo

Ibero Gutiérrez, 1970

Archivo de la Dirección de Información e Inteligencia,
Ministerio del Interior (ADNII, La Juventud, 1986).
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... en prisión (Ibero) ya reflexionaba sobre los vínculos entre poesía y política:
«...se supone que las poesías que uno escribe en el cuartel son la expresión de un arte revolucionario y no sé cuántas cosas más, la Izquierda nacional te aplaude y promociona si escribís ese tipo de “protesta” por ellos permitida (¡qué bien que suena por ejemplo eso de “poesía de cuartel”!) me cago en el arte de protesta y todas las bazofias de moda...»

(en Gutiérrez, Ibero, La pipa de tinta china: Cuadernos carcelarios 1970. Montevideo: Estuario editora y Biblioteca Nacional. 2014, pág. 178). La historia no refiere solo al pasado, sino que lo estudia para comprender el presente y cambiarlo.

Fuente: Las huellas de Ibero,
Equipo Dar vuelta todo. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.
Ludmila Katzenstein Bermúdez y Maite Villero Samaniego, estudiantes de Ciencias Históricas, opción investigación de la Facultad de Humanidades y Ciencia de la Educación-UdelaR. En 2015 forman el equipo de investigación histórica Dar vuelta todo y participan en actividades de investigación y extensión sobre el movimiento estudiantil en 1968.
Correo electrónico: equipos1968@gmail.com.

“En las líneas que siguen se pretende seguir las huellas de Ibero desde las fuentes históricas. A través de los archivos encontrados, se establece un orden cronológico de los hechos para el relato del presente trabajo.”

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Las huellas de Ibero

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Ibero Gutiérrez: Un poeta inédito, el ’68 en Uruguay

Ibero Gutiérrez fue asesinado por el Escuadrón de la Muerte a la edad de 22 años.Se reveló de inmediato tras su muerte, que se trataba de un poeta inédito de inmensa significación artística. Del mismo calibre ha sido considerada su obra visual. Ibero Gutiérrez ejemplifica con su obra, de forma impar, la significación del 68’ en el Uruguay, incluso porque su creación la incorpora en la significación universal de esa generación.

Fuente, abrir en página nueva:

Ibero Gutiérrez. Arte y Lucha

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Ibero Gutiérrez
Informe sobre el asesinato.
Publicado en revista Cuestión
del 16 de marzo de 1972.
Año II, Nº 16.

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Ibero Gutiérrez: Informe sobre el asesinato

Y escribió Hugo Alfaro en el libro Ibero Gutierrez, Antologia I
Prójimo - Léjimo y otros poemas. 1966 – 1970.
Editorial ARCA:

Retrato de un artista adolescente “He ido componiendo su imagen (no lo conocía) a través del testimonio de sus padres, de su compañera y de su hermana, en un itinerario de afuera adentro, que parte de los titulares de los diarios (“Estudiante asesinado”, etcétera) y el asombro inicial, y va penetrando en un mundo sorprendentemente rico aunque soterrado. Porque Ibero, bienhumorado y sano, y hasta suave practicante de una ironía del absurdo (quería y conocía la obra de Ionesco), era pudoroso e introvertido, por una calidad del sentimiento que le hacía huir de todo exhibicionismo. Tampoco sentía orgullo de su soledad. Llegó alguna vez a autocalificarse de egoísta, me cuenta Olga, por una cierta incapacidad suya para la comunicación fácil, incluso con muchachos de edad e inquietudes similares. Pero no era eso. Trataba de llegar al fondo de la gente; era de escuchar, no de contar; tenía un gran sentido del silencio. Decía que había que ser como los hindúes: reencontrarse y encontrar la paz espiritual, estar callado, pensar las cosas, no escapar de sí, estar consigo mismo; no juzgar, comprender; conocerse, y por conocerse conocer al prójimo.

Sólo quería estudiar, pintar y escribir. Estudiaba filosofía y psicología en Humanidades, e Historia informalmente, por simple inclinación vocacional, y siguió siendo un estudiante serio, después de haber sido en primaria (Escuela Nº 81, del barrio) y en secundaria, incluídos preparatorios de derecho (Instituto Dámaso Larrañaga), un estudiante brillante. A los veintidós años no le alcanzan las paredes de su casa y de la casa de sus padres, y los cajones, las libretas de apuntes y hasta los vidrios esmerilados del cuarto de baño, para colgar o guardar su pintura (óleos, dibujos, colajes, algunos notables).

Tenía dieciséis años cuando dibujó el autorretrato que tengo delante. Y el poema que sirve de acápite, es uno en una masa de poesía inédita a la que parece haber tenido acceso sólo Olga, en los últimos dos años de que data la relación entre ambos. Así exteriorizaba Ibero su registro sensible del mundo. Y cualquiera que sea el juicio que merezcan su poesía y su pintura a quienes realmente entienden, yo -que de pintura y poesía sólo sé qué me gusta, pero no por qué- no pude sustraerme al impacto de esa entrega apasionada, esas señales de sangre y fuego creadas entre las ocho paredes de dos casas. El revés de la trama de un solitario, de un introvertido.

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Ibero Gutiérrez: Informe sobre el asesinato.
Publicado en revista Cuestión del 16 de marzo de 1972.
Año II, Nº 16


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Durante siete días, cronistas de Cuestión interrogaron a familiares de Ibero Gutiérrez González, rastrearon datos e informaciones sobre las actividades del Escuadrón de la Muerte, consultaron a abogados e investigadores policiales.

Esa indagación permitió detectar algunos elementos aún no difundidos sobre el asesinato de Ibero y sobre las actividades de ciertos grupos para-policiales. En ese capítulo se incluyen revelaciones claves, algunas de las cuales puede resultar de capital importancia para el total esclarecimiento de los asesinatos cometidos por el Escuadrón. Este es el texto del informe elaborado por los cronistas de Cuestión.

Cuando Ibero Gutiérrez González regresó de Europa, luego de dos meses de permanencia en Francia y España, envió a un sacerdote amigo de su padre, en cuyo domicilio madrileño se había hospedado, una carta en la cual le solicitaba le enviara unos libros que había dejado allá. La carta llegó abierta a manos del religioso y su domicilio y su parroquia fueron allanados. A duras penas el propio sacerdote evitó una temporada en la cárcel. También en París, la casa amiga donde Ibero permaneció unos días, fue prolijamente allanada por la policía. Eso sucedió en 1968. Ibero tenía entonces 18 años. No había, en aquel momento, justificaciones aparentes para esos episodios. Un premio en el concurso de Radio Habana y una breve estadía en Cuba eran los únicos extremos que podían explicar; después, un diario norteamericano publica una gran fotografía de Ibero, como ilustración de aquellos hechos. Poco tiempo de una nota en la que se le sindica como "jefe tupamaro".

¿Quién proporcionó esa fotografía al diario yanqui? ¿De dónde surgieron los datos personales que se incluyen en la nota? ¿Cómo explicar la absurda acusación que se hace allí contra Ibero, y presentándole, nada menos que como "jefe tupamaro"?

Sus familiares, su compañera, sus amigos se plantean hoy insistentemente esas preguntas. Y muchas otras. Por ejemplo: ¿por qué la insistente persecución desatada contra Ibero durante estos últimos cuatro años? ¿Por qué las mentiras, las mistificaciones, las ambigüedades tendientes a construirle una imagen de sedicioso, que se complementa a la perfección con la intención que refleja el cartel que apareció sobre su cadáver, el lunes 28: "Vos también pediste perdón. Bala por bala. Muerte por muerte. C.C.T.." (Comando Caza Tupamaros)?

... ... ...

El propio Ibero contó a sus amigos: "Cuando me interrogaba el juez un funcionario entró al despacho y le dijo que alguien quería hablarle. ¿Quién es?, preguntó el juez. «El comisario Otero», respondió el funcionario. Y el juez salió y habló con Otero". Y después volvió y, aún careciendo de pruebas como la propia fiscal luego lo admitió, mandó a Ibero a Punta Carretas. Otra vez, la inquietante pregunta de siempre: ¿Quién, desde dónde, desde cuándo, por qué, dirigía la persecución contra Ibero? ¿Quién tiene el brazo tan largo como para llegar a Madrid, a París, a los Estados Unidos? ¿Qué habló el comisario Otero aquel día con el juez?.

El martes 29 los matutinos alcanzaron la primer respuesta: había aparecido el cadáver de Ibero Gutiérrez González, en un lugar apartado, con 13 balazos en el cuerpo, asesinado por el Comando Caza Tupamaros, una de las tantas caras del Escuadrón de la Muerte.

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Ibero Gutiérrez: Informe sobre el asesinato.
Publicado en revista Cuestión del 16 de marzo de 1972.
Año II, Nº 16


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No nos olviden
Intervención en memoria de los detenidos desaparecidos.
Area portuaria, Rambla Edison,
en proximidades de la Central Batlle,
Montevideo.

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Apuntes sobre Ibero Gutiérrez

Impronta

Yo soy un intelectual y por ejemplo, claro que antes que nada soy un poeta, reivindico la tradición de los poetas, los que pueden hablar de la nada, los locos incurables, puedo (también) decir las cosas, nombrar el mundo desde abajo, desde su culo esencial, su realidad intestinal, los huevos del mundo, los pendejos, sus olores más hediondos, ¿qué otra realidad que la hediondez? (¿no se escribe con Z?), siento mi sangre correr por tus piernas abiertas, el olor a marea baja de su vagina hinchada.

(Obra junta, pág. 141).

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Estás caído

Estás caído
bajo unos eucaliptus
con las palmas de las manos
abiertas
mirando para arriba
Estás tendido en la hierba
y un poco de sombra
se acompasa
con un poco de sol
a medias, entibiándote la cara:
la tarde calurosa de octubre
se pone de pie
y te descubre.
Un poco más allá
–tal vez no lo alcances a ver–
Un tronco retorcido, grueso
sugiere un cielo
con el subir frondoso
y el canto de las aves
Estás pues, allí, dormido
con las 24 primaveras
y la boca semiabierta
el traje oscuro
el cabello confundido con el pasto;
estás, sí
allí
y el eucaliptus, como el mundo
por la muda expectativa
y la mirada incierta
compartiendo el sol y la sombra
de un vasto escenario
poblado de escuelas y silencios
(los silencios de las tardes calurosas
de octubre entre las chacras
y el incesante decir de las cigarras
más el aire infectado de luz
y caminos de tierra, sin final
siempre recorridos, sin apuro).

Octubre, 1969
(Obra junta, págs. 32-33)

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La historia no refiere solo al pasado,
sino que lo estudia para comprender el presente y cambiarlo.


Gestaciones
Fantasías en piedra.
Venus de Laussel.
Obra de Silvio Lorenzini (Argentina).
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El aire del mundo está infectado de muerte

El aire del mundo está infectado de muerte
y la violencia generando el odio que penetra
los cuerpos desnudos clavados de miradas
los jóvenes que gritan:
Roll over Beethoven
las flores ya no sirven o mejor
a esas flores que se pudren por culpa
de los cerdos
y que una mugre genera diariamente
contestamos
Roll over Beethoven
contestamos siempre
contestamos el cielo que nos repleta de indulgencias
las familias carnívoras que nos cubren
las entrañas que nacimos allí en la existencia
que elegimos gritando
Roll over Beethoven
el mundo imposible de los “Cómics”
y de las cajas de chiclets interminables
donde mueren nuestros sueños sueños
perseguidos
exigiendo lo imposible y ya sabemos
la autodestrucción que nos espera
como el dulce suicidio que planeamos
a la luz del desierto restringido
por los sordos
los ciegos
y los cerdos.

Ibero Gutiérrez
(poema escrito en el Penal de Punta Carretas en 1971)

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Las huellas de Ibero

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Apuntes sobre Ibero Gutiérrez

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Todos conspiramos. A Raúl Sendic

Mario Benedetti. A Raúl Sendic



«Donde está la lucha está Sendic»
Acto de conmemoración, abril 2014,
en La Teja, Montevideo.

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Todos conspiramos

a Raúl Sendic

Estarás como siempre en alguna frontera
jugándote en tu sueño lindo y desvencijado
recordando los charcos y el confort todo junto
tan desconfiado pero nunca incrédulo
nunca más que inocente nunca menos
esa estéril frontera con aduanas
y pelmas y galones y también esta otra
que separa pretérito y futuro
qué bueno que respires que conspires
dicen que madrugaste demasiado
que en plena siesta cívica gritaste
pero tal vez nuestra verdad sea otra
por ejemplo que todos dormimos hasta tarde
hasta golpe hasta crisis hasta hambre
hasta mugre hasta sed hasta vergüenza
por ejemplo que estás solo o con pocos
que estás contigo mismo y es bastante
porque contigo están los pocos muchos
que siempre fueron pueblo y no lo saben
qué bueno que respires que conspires
en esta noche de podrida calma
bajo esta luna de molicie y asco
quizá en el fondo todos conspiramos
sencillamente das la señal de fervor
la bandera decente con el asta de caña
pero en el fondo todos conspiramos
y no sólo los viejos que no tienen
con qué pintar murales de protesta
conspiran el cesante y el mendigo
y el deudor y los pobres adulones
cuyo incienso no rinde como hace cinco años
la verdad es que todos conspiramos
pero no sólo los que te imaginas
conspiran claro está que sin saberlo
los jerarcas los ciegos poderosos
los dueños de tu tierra y de sus uñas
conspiran qué relajo los peores
a tu favor que es el favor del tiempo
aunque crean que su ira es la única
o que han descubierto su filón y su pólvora
conspiran las pitucas los ministros
los generales bien encuadernados
los venales los flojos los inermes
los crápulas los nenes de mamá
y las mamás que adquieren su morfina
a una abusivo precio inflacionario
todos quiéranlo-o-no van conspirando
incluso el viento que te da en la nuca
y sopla en el sentido de la historia
para que esto se rompa se termine
de romper lo que está resquebrajado
todos conspiran para que al fin logres
y esto es lo bueno que quería decirte
dejar atrás la cándida frontera
y te instales por fin en tus visiones
nunca más que inocente nunca menos
en tu futuro-ahora en ese sueño
desvencijado y lindo como pocos.

Mario Benedetti

en: Mario Benedetti, Próximo Prójimo, 1964-1965.

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