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NINGUN HOMBRE, NACIDO ROJO, NEGRO O BLANCO,
PUEDE SER PROPIEDAD DE SU PROJIMO

Pecados de rebelión negra. Palmares. Haití

PANTALLAZOS DEL SUR
Niña junto al bidón de petróleo.
George Osodi,
Proyección digital de 200 diapositivas:
Oil Rich Niger Delta
(Expo Subte Municipal de Montevideo - 2010)

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PECADOS DE REBELIÓN
HISTORIAS DE ORDINARIA UTOPÍA

LA REBELIÓN NEGRA DE PALMARES

1694

Macacos, Brasil La última expedición contra Palmares

Las llamas devoran la capital de Palmares ... se ven los resplandores de la gigantesca fogata, que arde durante toda la noche. Quemar hasta la memoria. Los cuernos de caza no cesan de anunciar el triunfo. El jefe Zumbí, herido, ha conseguido escapar. Desde los altos picos llega a la selva.
Deambula por los túneles verdes, en la espesura, buscando a los suyos.

1695

Serra Dois Irmãos Zumbí Los soldados clavan la cabeza en la punta de una lanza y la llevan a Recife ... Sueñan los vencidos con Zumbí; y el sueño sabe que mientras en estas tierras un hombre sea dueño de otro hombre, su fantasma andará. Cojeando andará, porque Zumbí era rengo por culpa de una bala; andará tiempo arriba y tiempo abajo y cojeando peleará en estas selvas de palmeras y en todas las tierras del Brasil. Se llamarán Zumbí los jefes de las incesantes rebeliones negras.

*De Eduardo Galeano, Memoria del fuego (I), Los nacimientos,
Ediciones del Chanchito, Uruguay, octubre 1987,
(publicación original de Siglo Ventiuno), pp. 310, 311.

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HAITÍ DANZAS Y CANTARES NEGROS
LA PRIMERA INDEPENDENCIA LATINOAMERICANA


Me quemo como leña. Mis piernas se quiebran como cañas.
Ningún plato me tienta la boca.
El más ardiente trago se hace agua. ... ... ...
Ven a liberar de su jaula al pájaro hambriento.


1791

Los conjurados de Haití

Al amparo de los dioses de la guerra y
del fuego, doscientos negros cantan y danzan el juramento de la libertad. En la
prohibida ceremonia de vudú, luminosa de relámpagos, los doscientos esclavos
deciden convertir en patria esta tierra de castigo.

1794

Haití en París

“El remedio del hombre es el hombre”, dicen los negros sabios, y bien lo saben los dioses. Los esclavos de Haití ya no son esclavos. Durante cinco años, la revolución francesa se había hecho la sorda. En vano protestaban Marat y Robespierre. La esclavitud continuaba en las colonias: no nacían libres ni iguales, a pesar de la Declaración de los Derechos del Hombre, los hombres que eran propiedad de otros hombres en las lejanas plantaciones de las Antillas. Acosado por la insurrección negra, que encabeza Toussaint Louverture, el gobierno de París decreta, por fin, la liquidación de la esclavitud.

1794

Toussaint Louverture Espartaco negro

En París lo llaman el Espartaco negro. Toussaint Louverture tiene cuerpo de renacuajo y los labios le ocupan casi toda la cara. Era cochero de una plantación. Un negro viejo le enseñó a leer y a escribir, a curar caballos y a hablar a los hombres; pero solito aprendió a mirar no solamente con los ojos, y sabe ver el vuelo en cada pájaro que duerme.

1802

Mar de las Antillas

“Ningún hombre, nacido rojo, negro o blanco, puede ser propiedad de su prójimo”, había dicho Toussaint Louverture. Ahora la flota francesa trae la esclavitud a las Antillas. Más de cincuenta naves, más de veinte mil soldados, vienen desde Francia a devolver el pasado a cañonazos.

1803

La isla requemada

Toussaint Louverture, jefe de los negros libres, murió prisionero en un castillo de Francia. Pero la vida de Haití ha mudado de cuerpo y sin Toussaint el ejército negro ha vencido a Napoleón Bonaparte. Veinte mil soldados franceses han caído por degüello o fiebre. Vomitando sangre negra, sangre muerta, se desplomó el general Leclerc, y fue su mortaja la tierra que él había querido avasallar. Haití ha perdido a la mitad de su población. ... Sobre la tierra humeante, los que fueron esclavos proclaman la independencia. Francia no perdonará la humillación.

*De Eduardo Galeano, Memoria del fuego (II), Las caras y las máscaras,
edición citada, pp. 90, 93, 94, 112, 114.

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Ningún hombre, nacido rojo, negro o blanco,
puede ser propiedad de su prójimo.

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LOS PECADOS DE HAITÍ

La tradición racista

Estados Unidos invadió Haití en 1915 y gobernó el país hasta 1934. Se retiró cuando logró sus dos objetivos: cobrar las deudas del City Bank y derogar el artículo constitucional que prohibía vender plantaciones a los extranjeros. Entonces Robert Lansing, secretario de Estado, justificó la larga y feroz ocupación militar explicando que la raza negra es incapaz de gobernarse a sí misma, que tiene “una tendencia inherente a la vida salvaje y una incapacidad física de civilización”. Uno de los responsables de la invasión, William Philips, había incubado tiempo antes la sagaz idea: “Este es un pueblo inferior, incapaz de conservar la civilización que habían dejado los franceses”. [...]

La humillación imperdonable

En 1803 los negros de Haití propinaron tremenda paliza a las tropas de Napoleón Bonaparte, y Europa no perdonó jamás esta humillación infligida a la raza blanca. Haití fue el primer país libre de las Américas. Estados Unidos había conquistado antes su independencia, pero tenía medio millón de esclavos trabajando en las plantaciones de algodón y de tabaco. Jefferson, que era dueño de esclavos, decía que todos los hombres son iguales, pero también decía que los negros han sido, son y serán inferiores.

La bandera de los libres se alzó sobre las ruinas. La tierra haitiana había sido devastada por el monocultivo del azúcar y arrasada por las calamidades de la guerra contra Francia, y una tercera parte de la población había caído en el combate. Entonces empezó el bloqueo. La nación recién nacida fue condenada a la soledad. Nadie le compraba, nadie le vendía, nadie la reconocía.

El delito de la dignidad

Ni siquiera Simón Bolívar, que tan valiente supo ser, tuvo el coraje de firmar el reconocimiento diplomático del país negro. Bolívar había podido reiniciar su lucha por la independencia americana, cuando ya España lo había derrotado, gracias al apoyo de Haití. El gobierno haitiano le había entregado siete naves y muchas armas y soldados, con la única condición de que Bolívar liberara a los esclavos, una idea que al Libertador no se le había ocurrido. Bolívar cumplió con este compromiso, pero después de su victoria, cuando ya gobernaba la Gran Colombia, dio la espalda al país que lo había salvado. Y cuando convocó a las naciones americanas a la reunión de Panamá, no invitó a Haití pero invitó a Inglaterra.

Estados Unidos reconoció a Haití recién sesenta años después del fin de la guerra de independencia, mientras Etienne Serres, un genio francés de la anatomía, descubría en París que los negros son primitivos porque tienen poca distancia entre el ombligo y el pene. Para entonces, Haití ya estaba en manos de carniceras dictaduras militares, que destinaban los famélicos recursos del país al pago de la deuda francesa: Europa había impuesto a Haití la obligación de pagar a Francia una indemnización gigantesca, a modo de perdón por haber cometido el delito de la dignidad.

La historia del acoso contra Haití, que en nuestros días tiene dimensiones de tragedia,
es también una historia del racismo en la civilización occidental.

*De Eduardo Galeano, Los pecados de Haití,
artículo, Brecha, Montevideo, 26 de julio de 1996.

Artículo completo en la página
Los pecados de Haití

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HAITÍ VOLVERÁ
Volverá y vuelve, con su antiguo cantar,
con su antigua lucha, volverá y vuelve,
“Ningún hombre, nacido rojo, negro o blanco,
puede ser propiedad de su prójimo”
,
dijeron y dicen, ellos,
que construyeron el primer país libre
de América Latina.

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Abrir en página nueva,
audiovisual (7’20”),
HAITÍ VOLVERÁ


Música de Jesús ‘Chucho’ Valdés,
fotografía y realización de Roberto Chile.

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Un gracias muy especial al pueblo cubano, solidario con el haitiano inmediatamente después del terremoto,
y solidario luego, sosteniendo casi con sus solas fuerzas la lucha contra el cólera.

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MARIO BENEDETTI
RINCON DE HAIKUS (2)

Mario Benedetti, Rincón de haikus (2)


Abrir en página nueva:
Rincón de tango: La cumparsita y Por la vuelta


* Rincón de haikus
La poesía de Mario Benedetti.
De: Mario Benedetti, Rincón de haikus,
Editoral Sudamericana, Buenos Aires, 2000.
Algunos de los más de doscientos haikus
contenidos en esta obra de Mario Benedetti.

* Rincón de tango
1) La cumparsita. Gerardo Matos Rodríguez.
2) Por la vuelta. Enrique Cadícamo.
Interpretaciones de Camerata Punta del Este
(Daniel Lasca, Juan José Rodríguez, Moisés Lasca,
Fernando Rodríguez, Miguel Pose,
Elida Gencarelli, Martín Muguerza).

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RINCON DE HAIKUS

Haiku 2
La muerte invade
de vez en cuando el sueño
y hace sus cálculos

*

Haiku 10
Después de todo
la muerte es sólo un síntoma
de que hubo vida

*

Haiku 17
son manos locas
de pianista o de herrero
las que nos hablan

*

Haiku 21
óyeme oye
muchacha transeúnte
bésame el alma

*

Haiku 25
me gustaría
mirar todo de lejos
pero contigo

*

Haiku 26
no sé tu nombre
sólo sé la mirada
con que lo dices

*

Haiku 32
puedo morirme
mas no acepto que muera
la humanidad

*

Haiku 36
cuando te ríes
mis ojos te acompañan
con lagrimones

*

Haiku 40
en plena noche
si mis manos te llaman
tus pechos vienen

*

Haiku 43
la caracola
me deja en el oído
viejos pregones

*

Haiku 47
el río avanza
con los cisnes estáticos
y vanidosos

*

Haiku 51
las plantas oyen
si uno las lisonjea
se hinchan de verde

*

Haiku 52
si me mareo
puede que esté borracho
de tu mirada

*

Haiku 54
el cocodrilo
y el sauce llorón lloran
de puro vicio

*

Haiku 55
cuando diluvia
pienso que está cayendo
el mar de arriba

*

Haiku 56
al amor simple
la paz de los burdeles
no le hace daño

*

Haiku 57
drama cromático
el verde es un color
que no madura

*

Haiku 58
las añoranzas
son menos añoranzas
cerca del río

*

Haiku 59
cuando mis ojos
se cierran y se abren
todo ha cambiado

*

Haiku 60
quién lo diría
los débiles de veras
nunca se rinden

*

Haiku 61
me siento viejo
pero el zorzal es joven
y me provoca

*

Haiku 62
oscuro unánime /
sólo queda un farol
que pide auxilio

*

Haiku 63
cuando anochece
se estremecen los pinos
y no es de frío

*

Haiku 66
en todo idilio
una boca hay que besa
y otra es besada

*

Haiku 73
en cofre nuevo
guardé los sentimientos /
perdí la llave

*

Haiku 80
fiebre de oro
y en las calles y campos
barro y mendigos

*

Haiku 84
quisiera verte
en vigilia o en sueños
o dondequiera

*

Haiku 90
la mujer pública
me inspira más respeto
que el hombre público

*

Haiku 96
si el corazón
se aburre de querer
para qué sirve

*

Haiku 109
se despidieron
y en el adiós ya estaba
la bienvenida

*

Haiku 110
ya todo es rojo
geranios rosas vino
banderas sangre

*

Haiku 111
aquí seguimos
los niños y los viejos
irresponsables

*

Haiku 113
bueno sería
que las mafias se fueran
a otro planeta

*

Haiku 116
patrias de nailon
no me gustan los himnos
ni las banderas

*

Haiku 122
nos van dejando
sin árboles sin ubres
sin fe sin ríos

*

Haiku 125
como aventura
sólo queda arrimarnos
al horizonte

*

Haiku 135
al sur al sur
está quieta esperando
montevideo

*

Haiku 139
un exiliado
lo será de por vida
y de por muerte

*

Haiku 142
el bosque crea
nidos juncos en fin
vocabulario

*

Haiku 159
si me enternezco
dejaré de ser justo
pero qué importa

*

Haiku 172
La poesía
dice honduras que a veces
la prosa calla

*

Haiku 181
cuando seducen
las mujeres se vuelven
una guitarra

*

Haiku 186
cada mujer
puede ser dos mujeres
déjenme una

*

Haiku 195
qué astuto el mar /
si antes hubo sirenas
quedan las colas

*

Haiku 198
qué linda época
aquella en que decíamos
revolución

*

Haiku 205
follar coger
fornicar aparearse
cuántos sinónimos

*

Haiku 207
la calle asciende
por la ventana abierta /
yo la saludo

*

Haiku 217
nada conforta
como una teta tibia
o mejor dos


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PASADO Y PRESENTE DE LA ESPERANZA
ES NECESARIO NAVEGAR

Navigare necesse. Vivere non necesse

1973 - 2023
A CINCUENTA AÑOS DEL GOLPE DE ESTADO CÍVICO-MILITAR


¿Dónde está mi país?
¿junto al río o al borde de la noche?
¿en un pasado del que no hay que hablar
o en el mejor de los agüeros?
¿dónde?

Mario Benedetti, Preguntas al azar
*

AYER EN EL HOY, MEMORIA PARA EL FUTURO.
NO ES DICTADURA


Prohíbese la divulgación
de todo tipo de información que,
directa o indirectamente,
se refiera a lo dispuesto por el presente decreto
atribuyendo propósitos dictatoriales al Poder Ejecutivo.

Decreto N° 464/973 del 27 de junio de 1973.
*
No es dictadura
Carátula del semanario Marcha, n° 1649,
Montevideo, 30 de junio de 1973

«-»

El decreto N° 464/973 del 27 de junio de 1973

EL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA DECRETA

1°. Declárase disueltas la Cámara de Senadores y la Cámara de Representantes.

2°. Crease un Consejo de Estado, integrado por las miembros que oportunamente
se designarán con las siguientes atribuciones:

a) Desempeñar independientemente
las funciones específicas de la Asamblea General;

b) Controlar la gestión del Poder Ejecutivo relacionada
con el respeto de los derechos individuales de la persona humana y
con la sumisión de dicho Poder a las normas constitucionales y legales;

c) Elaborar un anteproyecto de Reforma Constitucional
que reafirme los fundamentales principios democráticos y representativos,
a ser oportunamente plebiscitado por el Cuerpo Electoral.

3°. Prohíbese la divulgación por la prensa oral escrita o televisiva de todo tipo de información,
comentario o grabación que, directa o indirectamente,
mencione o se refiera a lo dispuesto por el presente decreto
atribuyendo propósitos dictatoriales al Poder Ejecutivo,
o pueda perturbar la tranquilidad y el orden público.

4°. Facúltase a las Fuerzas Armadas y Policiales a adoptar las medidas necesarias
para asegurar la prestación ininterrumpida de las servicios públicos esenciales.


«-»

1973 - 2023
A CINCUENTA AÑOS DEL GOLPE DE ESTADO CÍVICO-MILITAR
MEMORIAS Y ESPERANZAS


No se puede pecar contra la esperanza
porque ese pecado no tiene redención.

Carlos Quijano


*

Refiere Eduardo Galeano:
Uno de mis maestros, don Carlos Quijano, solía decir:
“Todos los pecados tienen redención. Todos menos uno.
Es imperdonable pecar contra la esperanza”.(*)
*

Otros verán
lo que nos fue negado
o no supimos conquistar.


Leemos que un corresponsal le escribía a Bakunin:
“Para llegar a ser un hombre es necesario morir muchas veces”.
Lo mismo le ocurre, pensamos, a los países: para ser un país deben morir muchas veces.
De esta muerte cuya duración nadie puede prever, nacerá, si no bajamos la guardia, otro Uruguay mejor.
Así lo sabemos. Nunca hemos pecado contra la esperanza.
¿Por qué habríamos de hacerlo ahora, cuando la sombra ya está al alcance de la mano?
Tiempo hay para todo. Tiempo para quedar solo, también.
No sería la primera vez. Puede sí que sea la última. Pero eso no importa.
Otros verán lo que nos fue negado o no supimos conquistar.

Editorial del semanario Marcha del 16 de febrero de 1973;
en: Cuadernos de Marcha, 7 días que conmovieron a Uruguay,
n° 68, Montevideo, marzo de 1973; p. 64.(**)
*

Navigare necesse. Vivere non necesse
(Es necesario navegar. Vivir no es necesario)

*

El lema de Marcha
de alguna manera indica el sentido que la vida asume para Quijano,
a la vez que resume la propuesta de vida hecha por Marcha.
Véase artículo: “Prof. Dr. Carlos Quijano. Maestro del periodismo uruguayo”
de Omar Prego Gadea,
*

Navigare necesse. Vivere non necesse
La cita es de Plutarco, Vidas paralelas, Pompeyo;
Plutarco le atribuye a Pompeyo el lema que hace suyo Marcha.
*

Museo de la Memoria, Montevideo

*

Notas. El semanario Marcha comenzó sus publicaciones en Montevideo, el 23 de junio de 1939. Contemporáneamente con el semanario, en mayo de 1967 empiezan los Cuadernos de Marcha (publicación mensual). El semanario Marcha fue definitivamente clausurado por la dictadura el 22 de noviembre de 1974 (el último número de Marcha es el 1676, del 22 de noviembre de 1974); Carlos Quijano, su fundador y director, se exilia entonces en México y desde allí continuará con la publicación de los Cuadernos de Marcha (2ª. época, mayo-junio 1979 a julio 1984), pero no logrará ver cumplido su sueño de poder retomar su trabajo en Uruguay, ya que muere en exilio, el 10 de junio de 1984. Los Cuadernos de Marcha volverán a publicarse en Uruguay (3ª. época) desde junio de 1985 hasta junio de 2001.

Colección completa del semanario Marcha (en formato pdf).

Colección de algunos Cuadernos de Marcha (16 números, en formato pdf).
*

(*) Entrevista a Eduardo Galeano . En Público.es (03/01/2010).

(**) El Cuaderno de Marcha, 7 días que conmovieron a Uruguay,
n° 68, Montevideo, marzo de 1973,
puede consultarse en formato pdf
o bien, en scribd.com

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LA CALLE ASCIENDE. MARIO BENEDETTI

Mario Benedetti, haikus. La calle asciende


PANTALLAZOS DEL PUENTE.
UN RINCONCITO DE LA PALABRA, LA MIRADA Y LA MUSICA


LA CALLE ASCIENDE
MARIO BENEDETTI


Batik expuesto en Punta del Diablo, Rocha, Uruguay

la calle asciende
por la ventana abierta
yo la saludo


haiku n° 207

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La poesía de Mario Benedetti

Rincón de haikus,
Editoral Sudamericana, Buenos Aires, 2000.
Algunos de los más de doscientos haikus contenidos en esta obra.

Rincón de tango
1) La cumparsita
de Gerardo Matos Rodríguez.
2) Por la vuelta
de Enrique Cadícamo.
Interpretaciones de
Camerata Punta del Este
(Daniel Lasca,
Juan José Rodríguez,
Moisés Lasca,
Fernando Rodríguez,
Miguel Pose,
Elida Gencarelli,
Martín Muguerza).

RINCÓN DE HAIKUS. RINCÓN DE TANGO:
LA CUMPARSITA Y POR LA VUELTA.


Enlace audiovisual (12’53”),
abrir en página nueva:
RINCÓN DE HAIKUS. RINCÓN DE TANGO: LA CUMPARSITA Y POR LA VUELTA


Galería de imágenes

Fotogalería:
La poesía de Mario Benedetti,
Rincón de haikus


Archivo en formato .pdf:
Mario Benedetti
Rincón de haikus
(1a. edición).

Archivo en formato .pdf:
Mario Benedetti
Rincón de haikus
(2a. edición).

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EDUARDO GALEANO: EL DERECHO DE SOÑAR

Eduardo Galeano: El derecho de soñar

PANTALLAZOS DEL PUENTE
UN RINCONCITO DE LA PALABRA, LA MIRADA Y LA MUSICA


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AL REVÉS Y AL DERECHO
EDUARDO GALEANO



En Argentina, las locas de Plaza de Mayo, serán ejemplo de salud mental,
porque ellas se negaron a olvidar en los tiempos de la amnesia obligatoria.


EL DERECHO DE SOÑAR
Enlace audiovisual (5’54”),
abrir en página nueva:
EL DERECHO DE SOÑAR



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APUNTANDO AL CIELO

Torres, apuntando al cielo

TORRES

Correspondencias
(algunas de las que he encontrado)

Crece, infinita,
etérea, eterna,
se hincha, robusta,
escurridiza,
temporal y presente,
erguida, se inclina,
recuerda, memoria,
memora, solemne,
épica, divina,
celestial,
cal y piedra.

Pide, representa, delegada,
se injerta, araña, insiste,
quiere, pretende, desea,
aspira, propone,
sin brazos abraza,
protege, cobija, abriga,
sube, se trepa,
por el cielo pasea,
nubes, caricias,
quieta se queda.

Suena, reúne, acoge,
identifica, repica, canta,
blanca, ocre, azul,
decidida, humilde,
faro, amiga, tango,
sin piruetas,
clara, oscura,
reluciente, definida,
inmóvil, inquieta,
soñadora, utópica.

Simétrica, redonda, octogonal,
matemática, calculada,
lisa, barroca, seria,
risueña, perpendicular,
vertical,
amenaza, defiende,
horizontal,
abriga, cobija, refugio,
inclinada, sostiene,
levanta, no cede.

Torre, torreta, torreón,
ella, él,
¡como tú, torre,
yo, de grande,
quisiera ser!

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Torres

Secuencia de imágenes a las que acompañan
la guitarra de Oscar Perna.

El sonido y la voz de la imagen;
la palabra-imagen de la música.

Todas las torres,
actoras de esta presentación,
viven en Italia.

Abrir en página nueva:
Torres
Apuntando al cielo con la guitarra de Oscar Perna


Música
Enriqueta (fragmento, habanera),
de Carlos García Tolsa,
y Mujer (música flamenca),
de Oscar Perna,
interpretadas en guitarra por Oscar Perna,
“el Pajarito del Monte”.

Se trata de interpretaciones inéditas del guitarrista uruguayo Oscar Perna, quien vivió los últimos años de su vida en General Pico, Provincia de la Pampa, Argentina, donde se había exiliado en tiempos del terrorismo de Estado en Uruguay, y donde también sufrió secuestro, cárcel y persecución por parte de la dictadura argentina.

Por la edición de ésta como de otras piezas musicales inéditas de Oscar Perna, agradecemos en particular la intervención de Rubén Olivera y del Estudio La Mayor de Montevideo, gracias a quienes pudieron recuperarse las antiguas grabaciones.

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POEMAS Y CANTARES
TODAS LAS SANGRES

Mario Benedetti en la voz de Tania Libertad

TORNASOLES DE AMERICA LATINA

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Papel mojado


Poemas de Mario Benedetti
en la voz de Tania Libertad
Música Víctor Merino


Papel mojado
Cantan Tania Libertad y Joan Manuel Serrat

Con ríos
con sangre
con lluvia
o rocío
con semen
con vino
con nieve
con llanto
los poemas
suelen
ser
papel mojado

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Recién nacido

Ignorante del mundo y de sí mismo
deja el recién nacido su caverna
lejos y cerca de la piel materna
inaugura el candor de su egoísmo

mira en su entorno y es un espejismo /
la apenas asumida vida externa
no es todavía despiadada o tierna
pero ya muestra señas del abismo

aprenderá sin duda ese paisaje
que poco a poco en niebla se convierte
y empezará a enterarse del mensaje

donde estará la clave de su suerte /
ya ha reservado sitio para el viaje
sutil e inexorable hacia la muerte

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Nostalgia

¿De qué se nutre la nostalgia?
Uno evoca dulzuras
cielos atormentados
tormentas celestiales
escándalos sin ruido
paciencias estiradas
árboles en el viento
oprobios prescindibles
bellezas del mercado
cánticos y alborotos
lloviznas como pena
escopetas de sueño
perdones bien ganados
pero con esos mínimos
no se arma la nostalgia
son meros simulacros
la válida la única
nostalgia es de tu piel.

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El barrio

Volver al barrio siempre es una huida
casi como enfrentarse a dos espejos
uno que ve de cerca / otro de lejos
en la torpe memoria repetida

la infancia / la que fue / sigue perdida
no eran así los patios / son reflejos /
esos niños que juegan ya son viejos
y van con más cautela por la vida

el barrio tiene encanto y lluvia mansa
rieles para un tranvía que descansa
y no irrumpe en la noche ni madruga

si uno busca trocitos de pasado
tal vez se halle a sí mismo ensimismado /
volver al barrio siempre es una fuga

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Niños y niños

Una nube de niños
sin mañana y sin nombre
llegan al desamparo
saludando a la muerte.
Naufragan en la sed
y se hartan en el hambre.

Sobre sus cenicientas
y resecas molleras
van cruzando las noches
y los cielos sin lluvia
y asimismo los jumbos
con altos dignatarios.

Quizás éstos aprovechen
la larga travesía
para repasar
su discurso promedio
sobre los terrorismos
y sobre la lejana
mortandad infantil
del tercer mundo.

Mientras tanto los niños
sin mañana y sin nombre
empachados de hambre
y náufragos de sed
se despiden por fin
del abandono
en los brazos
piadosos de la muerte.

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No sé quién es

Es probable que venga de muy lejos
no sé quién es ni a dónde se dirige
es sólo una mujer que se muere de amor
se le nota en sus pétalos de luna
en su paciencia de algodón / en sus
labios sin besos u otras cicatrices /
en los ojos de oliva y penitencia
esta mujer que se muere de amor
y llora protegida por la lluvia
sabe que no es amada ni en los sueños /
lleva en las manos sus caricias vírgenes
que no encontraron piel donde posarse /
y / como huye del tiempo / su lujuria
se derrama en un cuenco de cenizas

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Papam habemus

Tutor de los perdones
distribuidor de penas
condona las condenas
condena los condones

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Piernas

Las piernas de la amada son fraternas
cuando se abren buscando el infinito
y apelan al futuro como un rito
que las hace más dulces y más tiernas

pero también las piernas son cavernas
donde el eco se funde con el grito
y cumplen con el viejo requisito
de buscar el amparo de otras piernas

si se separan como bienvenida
las piernas de la amada hacen historia
mantienen sus ofrendas y enseguida
enlazan algún cuerpo en su memoria
cuando trazan los signos de la vida
las piernas de la amada son la gloria.

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De vereda a vereda

De vereda a vereda
nos saludamos torpes,
no queremos saber
los quebrantos del otro...
Estamos más gastados,
más tristes, menos dóciles,
más esquivos y tensos.

De vereda a vereda
nos sentimos perdidos,
y nos amilanamos
disimuladamente...
Sin raíz y sin diáspora
como fuimos y somos,
como ya no seremos.

De vereda a vereda
uno en sol, otro en sombra,
todavía canjeamos
miradas en la niebla...
El silencio madura
los guiños del pasado,
uno en sombra, otro en sol.

De vereda a vereda
nos buscamos el alma,
cuando el cielo era nuestro
y la noche era estrellas.
Duelen algo los huesos
y el deseo y los nombres,
con la vista cansada
nos buscamos el alma.
¿Dónde están los que fuimos?
Descontemos los muertos,
que ya son transparentes
cristalinos... tangibles.

¿Por qué razón o causa
seremos tan opacos,
los diez sobrevivientes?

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Cantan Tania Libertad y Willie Colón
Muchacha


Cuando pasa el vaivén de tu cintura
la calle queda absorta / deslumbrada
si desnuda te sueña la mirada
sos carne de cañón o de censura

las vidrieras reflejan tu figura
y el maniquí te envidia la fachada
tu presencia es un riesgo / todo o nada
tu encanto es integral / base y altura

el requiebro vulgar no te arrebola
parecés satisfecha con tu suerte
no te inquietan azares ni aureola

quizá porque estás lejos de la muerte /
ya que la sombra te ha dejado sola
aprovechá la luz para esconderte
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GRIETAS EN EL SILENCIO

Violencia sexual. Grietas en el silencio

Nuestro solo derecho es empezar otra vez
bajo la luz del sol sereno


Juan Gelman, Otras partes
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GRIETAS EN EL SILENCIO
Una investigación sobre la violencia sexual en el marco del terrorismo de Estado.
Introducción y edición a cargo de Marta Vassallo, Rosario (Argentina), 2011,
CLADEM (Comité de América Latina y el Caribe
para la Defensa de los Derechos de las Mujeres),
INSGENAR (Instituto de Género, Derecho y Desarrollo).

La versión integral del libro
se puede descargar (en formato pdf)
desde el siguiente enlace:
GRIETAS EN EL SILENCIO
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TEJIENDO MEMORIAS

La denuncia fue presentada en octubre de 2011, y en marzo de 2012, con días de cielos a veces nublados pero aún con tantos días llenos de colores que estallan en nuestros ojos, en un juzgado de Montevideo (juzgado penal de 16to. turno, 5º piso de la calle Misiones 1469, entre 25 de Mayo y Cerrito) un grupo de mujeres comenzó a presentar denuncias por violencia sexual en el período de la dictadura
y terrorismo de Estado en el Uruguay.

Desde hacía meses el grupo se había preparado para seguir abriendo grietas en el silencio, para continuar tejiendo memorias que permitan a la comunidad entera del pueblo uruguayo enfrentar su historia con verdad y justicia, el único modo real para sanar heridas y construir futuro.

Heridas personales y comunitarias muy hondas, heridas que ellas sufrieron personalmente y que vuelven a sufrir pensando en nuestro futuro. Así se lee en los abrazos que antes de pasar a declarar le dan a cada una de ellas las demás compañeras del grupo, los familiares y amigos presentes; así se lee en los rostros felices de cada una cuando salen de la sala donde ante el juez han presentado su denuncia; así se lee en los nuevos abrazos, primero a ella que ya ha hecho su declaración, y luego abrazos en brindis, y son sonrisas de calma serena que logra por fin superar los tantos dolores; sonrisas y abrazos y también antiguos llantos que por fin afloran, que por fin estallan como fuegos artificiales entre los presentes,
superando ese pequeño espacio del juzgado.

Mientras declara cada una de las denunciantes, quienes esperan continúan tejiendo memorias,
porque hay siempre hilitos que han quedado sueltos,
porque hay siempre necesidad de seguir diciendo
Nunca más y construir futuros.

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Antígona Oriental

Antígona Oriental
Ultima función en el Teatro Solís,
5 de febrero de 2012

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LECTURAS PARALELAS, PARALELOS CANTARES

Carlos Alonso, Juan Gelman, Pablo Neruda


INTERSTICIOS Y CONCORDANCIAS,
DE LA PALABRA Y DE LA IMAGEN,
DEL SENTIR Y DEL CANTAR

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LECTURAS PARALELAS, PARALELOS CANTARES

Siempre entendí cuál era mi suerte: desentrañar la relación entre la pintura y la gente y la sociedad.
Nuestro solo derecho es empezar otra vez, bajo la luz del sol sereno.


CARLOS ALONSO Y OTROS POETAS

La pintura de Carlos Alonso como paralelo lenguaje de otros poetas; mutuas ilustraciones, concordancias y desarrollo de las propias concepciones. Dice Alonso (dicen los poetas): “Siempre entendí cuál era mi suerte: desentrañar la relación entre la pintura y la gente y la sociedad” (entre la palabra y ...).
Del trabajo de Alonso como ilustrador se destacan las obras realizadas para la lectura de Gelman y de Neruda, donde quizás las concordancias de vida hacen más nítidas las mutuas ilustraciones de los respectivos lenguajes, concordancias todas desde el sur de Latinoamérica hacia el centro del hombre, cielo y tierra tales como vividos, tales como soñados.

*Obras citadas:

Juan Gelman, Bajo la lluvia ajena
ilustrada por Carlos Alonso,
Libros del zorro rojo, 2009

Pablo Neruda, 20 poesías de amor y una canción desesperada
ilustrada por Carlos Alonso, Torres Agüero editor, 1974

Juan Gelman, “Otras partes”,
poesía publicada en Hacia el sur , Marcha editores, 1982,
y En abierta oscuridad , Siglo XXI, 1993

*Notas (otras concordancias de América y del Plata).

El cuadro del Che, hecho por Alonso pocos días después de la muerte del Che (argentino cubano en Bolivia), estaba en la casa argentina donde en 1977 fue secuestrada Paloma, hija de Alonso; con ella, la ESMA también secuestró el cuadro; se logró recuperarlo y le fue entregado en el 2003 a Aleida Guevara, cubana, hija del Che. Homenaje abrazo al Che y a Paloma.
Macarena Gelman García, uruguaya, es la nieta que pudo recuperar el poeta después de más de veinte años de búsqueda (2000). Sus padres argentinos, María Claudia y Marcelo (hijo de Juan Gelman) fueron secuestrados en 1976 y trasladados a Orletti. A Marcelo lo matan en 1976 y a María Claudia la trasladan embarazada a Montevideo. Macarena no sabe si su madre llegó a cumplir 20 años, sabe que un pueblo y su abuelo la estaban buscando.


OTRAS PARTES

¿oíste/corazón?/nos vamos
con la derrota a otra parte
con este animal a otra parte
los muertos a otra parte

que no hagan ruido/callados como están/ni
se oiga el silencio de sus huesos
sus huesos son animalitos de ojos azules
se sientan mansos a la mesa

rozan dolores sin querer
no dicen una sola palabra de sus balazos
tienen una estrella de oro y una luna en la boca
aparecen en la boca de los que amaron

pasan noticias de sus sueños
arrastran sus lágrimas
con un pañuelito detrás
como barriendo el padecer
como no queriendo mojarlo
para que el padecer estalle
y arda y haga asiento donde sentarse
a pensar otra vez

nos vamos/corazón/a otra parte/
hace mal
que no podás sacar los pies de la tristeza
aunque es tristeza
que besa la mano
que empuñó el fusil y triunfó
y tiene corazón
y guarda en su corazón
a una mujer y un hombre
pasando como tigres por el cielo del sur

una mujer y un hombre
como tigres enjaulados
en la memoria del sur
besando hijitos que nunca más van a crecer
compañeros
que nunca más van a crecer
y ahora cosen
la tierra al aire/cosen

tu corazón/corazón/sus animales/
una mujer y un hombre
caminando por el cielo del Tigre
como tigre que canta

vámonos con esta perra a otra parte
no tenemos derecho a molestar
nuestro solo derecho es empezar otra vez
bajo la luz del sol sereno
los límites del cielo cambiaron
ahora están llenos de cuerpos que se abrazan
y dan abrigo y consolación y tristeza
con una estrella de oro y una luna en la boca

con un animal en la boca
mirando el centellear
de los compañeritos que sembraron corazón
y levantan su corazón ardiente
como un pueblo de besos

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Enlace audiovisual (10’56”):

CARLOS ALONSO Y OTROS POETAS.
LECTURAS PARALELAS, PARALELOS CANTARES.


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*Audio:

1) Concierto para guitarra y cuerdas (primer movimiento), de Leo Maslíah;
guitarrista Eduardo Fernández, con la Orquesta Filarmónica de Montevideo.

2) Otras partes, leída por Juan Gelman,
con ocasión del homenaje que el pueblo del Uruguay
quiso ofrecerle en el teatro El Galpón de Montevideo, el 4 de abril del 2000.

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ENSAYO SOBRE LA CEGUERA

Oigamos la campana, José Saramago

PANTALLAZOS DEL PUENTE
HISTORIAS DE ORDINARIA UTOPÍA

OIGAMOS LA CAMPANA

José Saramago
febrero de 2002


Comenzaré por contar en brevísimas palabras un hecho notable de la vida rural,
ocurrido en una aldea de los alrededores de Florencia hace más de 400 años.

Estaban los habitantes en sus casas o trabajando los cultivos,
entregado cada uno a sus quehaceres y cuidados,
cuando de súbito se oyó sonar la campana de la iglesia.
En aquellos píos tiempos (hablamos de algo sucedido en el siglo XVI)
las campanas tocaban varias veces a lo largo del día,
y por ese lado no debería haber motivo de extrañeza,
pero aquella campana tocaba melancólicamente a muerto,
y eso sí era sorprendente,
puesto que no constaba que alguien de la aldea
se encontrase a punto de fenecer.

Salieron por lo tanto las mujeres a la calle,
se juntaron los niños,
dejaron los hombres sus trabajos y menesteres,
y en poco tiempo estaban todos congregados en el atrio de la iglesia,
a la espera de que les dijesen por quién deberían llorar.
La campana siguió sonando unos minutos más,
y finalmente calló.

Instantes después se abría la puerta
y un campesino aparecía en el umbral.
Pero, no siendo éste el hombre encargado de tocar habitualmente la campana,
se comprende que los vecinos le preguntasen dónde se encontraba el campanero
y quién era el muerto.
“El campanero no está aquí, soy yo quien ha hecho sonar la campana”,
fue la respuesta del campesino.
“Pero, entonces, ¿no ha muerto nadie?”,
replicaron los vecinos, y el campesino respondió:
“Nadie que tuviese nombre y figura de persona;
he tocado a muerto por la justicia,
porque la justicia está muerta”
.

¿Qué había sucedido?
Sucedió que el rico señor del lugar (algún conde o marqués sin escrúpulos)
andaba desde hacía tiempo cambiando de sitio los mojones de las lindes de sus tierras,
metiéndolos en la pequeña parcela del campesino, que con cada avance se reducía más.
El perjudicado empezó por protestar y reclamar, después imploró compasión,
y finalmente resolvió quejarse a las autoridades y acogerse a la protección de la justicia.
Todo sin resultado; la expoliación continuó.

Entonces, desesperado, decidió anunciar urbi et orbi
(una aldea tiene el tamaño exacto del mundo para quien siempre ha vivido en ella)
la muerte de la justicia.
Tal vez pensase que su gesto de exaltada indignación lograría conmover
y hacer sonar todas las campanas del universo,
sin diferencia de razas, credos y costumbres, que todas ellas, sin excepción,
lo acompañarían en el toque a difuntos por la muerte de la justicia,
y no callarían hasta que fuese resucitada.
Un clamor tal que volara de casa en casa, de ciudad en ciudad,
saltando por encima de las fronteras,
lanzando puentes sonoros sobre ríos y mares,
por fuerza tendría que despertar al mundo adormecido...

No sé lo que sucedió después,
no sé si el brazo popular acudió a ayudar al campesino
a volver a poner los lindes en su sitio,
o si los vecinos, una vez declarada difunta la justicia,
volvieron resignados, cabizbajos y con el alma rendida,
a la triste vida de todos los días.
Es bien cierto que la historia nunca nos lo cuenta todo...

Supongo que ésta ha sido la única vez, en cualquier parte del mundo,
en que una campana, una inerte campana de bronce,
después de tanto tocar por la muerte de seres humanos,
lloró la muerte de la justicia.

Nunca más ha vuelto a oírse aquel fúnebre sonido de la aldea de Florencia,
pero la justicia siguió y sigue muriendo todos los días.
Ahora mismo, en este instante en que les hablo,
lejos o aquí al lado,
a la puerta de nuestra casa,
alguien la está matando.

Cada vez que muere,
es como si al final nunca hubiese existido para aquellos que habían confiado en ella,
para aquellos que esperaban de ella lo que todos tenemos derecho a esperar de la justicia:
justicia, simplemente justicia.
No la que se envuelve en túnicas de teatro y nos confunde con flores de vana retórica judicial,
no la que permitió que le vendasen los ojos y maleasen las pesas de la balanza,
no la de la espada que siempre corta más hacia un lado que hacia otro,
sino una justicia pedestre, una justicia compañera cotidiana de los hombres,
una justicia para la cual lo justo sería el sinónimo más exacto y riguroso de lo ético,
una justicia que llegase a ser tan indispensable para la felicidad del espíritu
como indispensable para la vida es el alimento del cuerpo.
Una justicia ejercida por los tribunales, sin duda,
siempre que a ellos los determinase la ley,
mas también, y sobre todo,
una justicia que fuese emanación espontánea de la propia sociedad en acción,
una justicia en la que se manifestase, como ineludible imperativo moral,
el respeto por el derecho a ser que asiste a cada ser humano.

Pero las campanas, felizmente,
no doblaban sólo para llorar a los que morían.

Doblaban también para señalar las horas del día y de la noche,
para llamar a la fiesta o a la devoción a los creyentes,
y hubo un tiempo, en este caso no tan distante,
en el que su toque a rebato era el que convocaba al pueblo
para acudir a las catástrofes,
a las inundaciones y a los incendios,
a los desastres, a cualquier peligro que amenazase a la comunidad.
Hoy el papel social de las campanas se ve limitado al cumplimiento de las obligaciones rituales
y el gesto iluminado del campesino de Florencia se vería como la obra desatinada de un loco
o, peor aún, como simple caso policial.
Otras y distintas son las campanas que hoy defienden y afirman, por fin,
la posibilidad de implantar en el mundo aquella justicia compañera de los hombres,
aquella justicia que es condición para la felicidad del espíritu
y hasta, por sorprendente que pueda parecernos,
condición para el propio alimento del cuerpo.

He dicho que la Declaración Universal de los Derechos Humanos, tal como está redactada,
y sin necesidad de alterar siquiera una coma, podría sustituir con creces,
en lo que respecta a la rectitud de principios y a la claridad de objetivos,
a los programas de todos los partidos políticos del mundo,
expresamente a los de la denominada izquierda, anquilosados en fórmulas caducas.
Añadiré que las mismas razones que me llevan a referirme en estos términos
a los partidos políticos en general,
las aplico igualmente a los sindicatos locales y, en consecuencia,
al movimiento sindical internacional en su conjunto.
De un modo consciente o inconsciente,
el dócil y burocratizado sindicalismo que hoy nos queda es, en gran parte,
responsable del adormecimiento social
resultante del proceso de globalización económica en marcha.
No me alegra decirlo, mas no podría callarlo. Y, también,
si me autorizan a añadir algo de mi cosecha particular a las fábulas de La Fontaine,
diré entonces que, si no intervenimos a tiempo –es decir, ya–
el ratón de los derechos humanos
acabará por ser devorado implacablemente
por el gato de la globalización económica.

¿Y la democracia, ese milenario invento de unos atenienses ingenuos
para quienes significaba,
en las circunstancias sociales y políticas concretas del momento,
y según la expresión consagrada,
un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo?
Es verdad que podemos votar,
es verdad que podemos,
por delegación de la partícula de soberanía que se nos reconoce como ciudadanos
con voto y normalmente a través de un partido,
escoger nuestros representantes en el Parlamento;
es cierto, en fin, que de la relevancia numérica de tales representaciones
y de las combinaciones políticas que la necesidad de una mayoría impone,
siempre resultará un gobierno.
Todo esto es cierto,
pero es igualmente cierto
que la posibilidad de acción democrática comienza y acaba ahí.

¿Qué hacer?
De la literatura a la ecología,
de la guerra de las galaxias al efecto invernadero,
del tratamiento de los residuos a las congestiones de tráfico,
todo se discute en este mundo nuestro.
Pero el sistema democrático no se discute.
Mas si no estoy equivocado, si no soy incapaz de sumar dos y dos,
entonces, entre tantas otras discusiones necesarias o indispensables, urge,
antes de que se nos haga demasiado tarde,
promover un debate mundial sobre la democracia y las causas de su decadencia,
sobre la intervención de los ciudadanos en la vida política y social,
sobre las relaciones entre los Estados y el poder económico y financiero mundial,
sobre aquello que afirma y aquello que niega la democracia,
sobre el derecho a la felicidad y a una existencia digna,
sobre las miserias y esperanzas de la humanidad
o, hablando con menos retórica, de los simples seres humanos que la componen,
uno a uno y todos juntos.
No hay peor engaño que el de quien se engaña a sí mismo.
Y así estamos viviendo.

No tengo más que decir.
O sí, apenas una palabra para pedir un instante de silencio.
El campesino de Florencia acaba de subir una vez más a la torre de la iglesia,
la campana va a sonar.
Oigámosla, por favor.

«-»

Mensaje de José Saramago,
escritor portugués y Premio Nobel de Literatura,
en la clausura del Foro Social Mundial de Porto Alegre.
Se transcriben sus fragmentos más importantes.

Fuente: Página|12, 24/02/2002

Enlace: OIGAMOS LA CAMPANA

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JUGLARES DE LA HISTORIA
ENSAYO SOBRE LA CEGUERA


CEGUERA: UNA EPIDEMIA COLECTIVA
QUE CONDUCE A LA MÁS DESCARADA VULGARIDAD

por Norberto Lenzi (Italia),
8 de julio de 2010

Hace unas semanas ha muerto José Saramago,
uno de los más grandes escritores de todos los tiempos.
Después de sufrir el predecible ostracismo por parte de los editores de Berlusconi,
su memoria ha sido brutalmente aplastada por el Osservatore Romano,
con acentos de una amargura tan rencorosa
que parece inusual incluso para un periódico
que nunca ha escatimado reproches hacia quienes manifiestan su laicismo.

Uno de sus libros más bellos y más originales se llama Ensayo sobre la ceguera.
En una ciudad cualquiera de cualquier país,
un conductor se detiene en un semáforo esperando el verde
y en ese momento se da cuenta que ha perdido la vista.
Al principio piensa que se trate de un fenómeno pasajero,
y luego pasa a través de un crisol de emociones
que van desde la incredulidad, a la esperanza, a la desesperación.

Es el comienzo de una epidemia que afecta cada vez más a toda la ciudad y al país entero,
creando una situación de emergencia
que lleva a que los ciegos sean recluidos en un antiguo manicomio
y que vivan allí en un embrutecimiento total,
vigilados por soldados armados que no dudan en disparar a los que tratan de escapar.
En la mayoría, estas condiciones desatan los peores instintos,
el individualismo más exasperado, la opresión de los más débiles.

Esta es la alegoría despiadada de lo que puede suceder
cuando la vida social recibe una perturbación
que aleja a la comunidad de las normas de convivencia
y empuja a la realización exclusiva de salvajes
y egocéntricos intereses individuales,
conducida hasta el extremo de la supresión física
de quienes puedan oponerse a tales intereses.
Y es entonces cuando,
tan inexplicablemente como había aparecido,
la epidemia desaparece;
todos recuperan su vista
y toman conciencia de la enorme desolación
y de los escombros creados por la epidemia.

... ... ...

En el libro de Saramago
sólo una mujer logró milagrosamente preservar la vista
y no lo mostraba a los demás por vergüenza y por temor,
pero continuaba intentando ser una guía para los demás
acompañándoles en el cotidiano e imperioso vivir sus necesidades.
También entre nosotros, afortunadamente existen muchas mujeres y hombres
que han logrado mantener este sentido indispensable.
Algunos de hecho,
como sucede en ciertas situaciones que en el mundo animal
estimulan el instinto de supervivencia de las especies,
son capaces incluso de acrecentar su vista.

Y es en ellos que nos apoyamos
y que deberemos apoyarnos en el futuro,
para que todos estos ciegos,
como en la parábola de Bruegel,
no caigan en el abismo.
Dicen que nosotros, los jubilados,
tenemos una molesta tendencia a la apología.
Espero que en lugar de ello
se trate de una feliz predisposición para la profecía.

... ... ...

Fuente, original en italiano: Domani - Arcoiris.tv, 08/07/2010

Enlace: CECITÀ: UN’EPIDEMIA COLLETTIVA
CHE PORTA VERSO LA PIÙ SFACCIATA VOLGARITÀ


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