AFROIDENTIDADES
Ruben Galloza
Coronación de los Reyes Congo
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Historias de la palabra y de otras historias
La etimología de mandinga
Mandinga. Se deriva de Manding, nombre geográfico, y también gentilicio, de un pueblo que habita en el África occidental; pero en español, principalmente en las zonas rurales de América, adonde el nombre llegó traído por esclavos africanos, es el nombre del diablo. En el portugués del Brasil, y también en varias regiones de Sudamérica por influencia brasileña, es el nombre de una hechicería que tiene por objeto ‘cerrar el cuerpo’ a los actos hostiles procedentes del exterior. En las zonas rurales americanas, esta palabra se vincula a todo lo que se refiere a brujerías o influencias sobrenaturales no explicadas por la religión.
Así, en el norte de Argentina, los fuegos fatuos o luces malas, que brillan en la oscuridad debido a la combustión del fósforo al entrar en contacto con el oxígeno, se llaman farol de Mandinga o farol del diablo.
En el poema Martín Fierro, del argentino José Hernández (1834-1886), el personaje epónimo atribuye al diablo los fenómenos cuya causa no comprende:
«Parece cosa ‘e Mandinga», dice Martín Fierro.
La palabra también llegó de África a Cuba, país que tuvo una intensa explotación de mano de obra esclava. Tal vez el poeta cubano Nicolás Guillén (1902-1989) haya sido el único autor latinoamericano que usó la palabra en su sentido original africano, como gentilicio:
“Yoruba soy,
cantando voy,
llorando estoy,
y cuando no soy yoruba,
soy congo, mandinga, carabalí.”
Fuente:
elcastellano.org
“La página del idioma español”
Ricardo Soca, La fascinante historia de las palabras.
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Mandinga
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Crepúsculo sobre el río Santa Lucía
«-»
la caracola
me deja en el oído
viejos pregones
Mario Benedetti, Haiku n° 43
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