Hasta que la dignidad se haga costumbre

Hasta que la dignidad se haga costumbre


TEJIENDO MEMORIAS

Crónicas de la resistencia
Al final de este viaje en la vida quedará
nuestro rastro invitando a vivir.

Silvio Rodríguez, “Al final de este viaje”

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Idas y vueltas del dolor hecho lucha

Quizás las primeras huellas de esa frase sentir. Ocurrido el golpe militar en Chile, Patricio Manns se vio obligado a partir al exilio, dirigiendo sus pasos primero a Cuba y luego a Francia. En este último país, se integra a las actividades de solidaridad con la resistencia chilena, y en este contexto junto a otros músicos (Franklin Troncoso, Negro Salué y Bruno Fléty, a quienes se sumaron posteriormente Negro Larraín y Mariana Montalvo) crea el grupo ¡Karaxú!, conjunto que nace como parte de las actividades de propaganda en el exilio del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR).

El primer disco de ¡Karaxú! se editó en París, Francia, en 1974 por el sello Expression Spontanée, y llevó por título Miguel Enríquez, etendard de la lutte des opprimés. Chants de la résistance populaire chilienne (Miguel Enríquez, bandera de la lucha de los oprimidos. Cantos de la resistencia popular chilena). En él se recogen una serie de canciones dedicadas a la resistencia, la mayoría creación de Manns; así como una canción de Daniel Viglietti (Sólo digo compañeros), dos canciones del actor Nelson Villagra (Carta a mi compañero y Trabajadores al poder, que es el himno oficial del MIR). Además también incluye un texto escrito por Villagra, ¿Quién va conmigo?, que es un llamado a retornar a Chile
para combatir contra la dictadura.

Entre los temas de Manns, dos de ellos están dedicados a homenajear a dirigentes miristas muertos: Luciano Cruz (La canción de Luciano) y Bautista van Schouwen (La dignidad se convierte en costumbre). Este último, editor de “El Rebelde”, órgano oficial del MIR, que hasta el día de hoy engrosa la lista de los Detenidos Desaparecidos.

Canciones del disco:
1. La canción de Luciano [Patricio Manns] (5:40)
2. La ventana [Patricio Manns] (5:24)
3. La resistencia se organiza [Patricio Manns] (4:55)
4. Bolivariana [Patricio Manns] (3:27)
5. Sólo digo compañeros [Daniel Viglietti] (2:20)
6. ¿Quién va conmigo? [Nelson Villagra] (2:32)
7. Los libertadores [Patricio Manns] (4:30)
8. La dignidad se hace costumbre [Patricio Manns] (3:54)
9. Ya no somos nosotros [Patricio Manns] (2:40)
10. Carta a mi compañero [Nelson Villagra] (5:36)
11. Trabajadores al poder [Nelson Villagra] (2:51)

Fuente:
Perrerac. La canción, un arma de la revolución

Abrir audiovisual en página aparte:
Karaxú. Cantos de la resistencia popular. Álbum completo (1974)

Abrir en la canción:
La dignidad se hace costumbre

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Repiques mexicanos: La dignificación de nuestros pueblos es lo más urgente. Tres mujeres otomíes, Jacinta Francisco Marcial, Teresa González Cornelio y Alberta Alcántara Juan, recibieron en febrero de 2017 una disculpa pública del gobierno mexicano, por encarcelarlas injustificadamente. La entonces Procuraduría General de la República (PGR) la ofreció ocho meses después de que el tercer tribunal colegiado en materia administrativa del primer circuito se lo ordenó.

Las indígenas fueron a prisión acusadas falsamente de secuestrar a seis agentes de la Agencia Federal de Investigación (AFI). Fueron detenidas en 2006 en Santiago Mexquititlán, municipio de Amealco de Bonfil, Querétaro.

En la ceremonia oficial de disculpa, tomó la palabra Estela Hernández Jiménez, hija de Jacinta, quien luchó incansablemente junto a su hermana Sara por la libertad de su madre, desde que fue detenida en 2006. En un discurso memorable, denunció: “Es lamentable, vergonzoso e increíble que a seis meses de cumplirse 11 años del caso, por fin la PGR reconoce de manera forzada, no por voluntad, que el caso fue un error.

“Este caso –concluyó– nos cambió la forma de ver la vida. Hoy sabemos que no es necesario cometer un delito para ser desaparecido, perseguido o estar en la cárcel. Por los que seguimos en pie de lucha por la justicia, la libertad, la democracia y la soberanía de México, para nuestra patria, por la vida, para la humanidad, quedamos de ustedes, por siempre y para siempre, la familia Jacinta,
hasta que la dignidad se haga costumbre.”

Desde que comenzó a luchar por la liberación de su madre, Estela (al lado de su hermana, enfermera de profesión) cayó en la cuenta de que los pueblos originarios en México están abandonados institucionalmente. Cobró conciencia de su historia, cultura y patrimonio.

A partir de ese momento no hubo marcha atrás. Se involucró activamente en la promoción y defensa de los derechos de los pueblos originarios en su comunidad, Mexquititlán, y en la resistencia a los proyectos de gentrificación. Rechazó la reforma educativa de Enrique Peña Nieto. Se volcó en la elaboración de un proyecto alternativo de educación indígena. Se metió de lleno en la recuperación de su lengua y los saberes ancestrales. Impulsó la inclusión en las boletas electorales de 2018 de María de Jesús Patricio como candidata presidencial. Es integrante del Concejo Autónomo de Santiago Mexquititlán y del Congreso Nacional Indígena (CNI).

Su compromiso tiene una línea de acción muy clara. “La dignificación de nuestros pueblos es lo más urgente y lo más importante, porque estamos en vías de extinción –dice Estela–. No estamos dispuestos a morir. Existimos y queremos seguir existiendo, queremos seguir viviendo. Queremos mejores condiciones de vida no sólo para Santiago Mexquititlán, sino para todos los pueblos originarios del país.” Y añade: Dejar de hablar, vestir y ser otomí no garantiza el éxito. Nuestra meta, nuestro objetivo principal, es el trabajo comunitario, rencontrarnos. Que se nos reconozca nuestro autogobierno
y nuestra autonomía como pueblo indígena.

Fuente:
La Jornada, Hasta que la dignidad se haga costumbre

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Resuena en Chile, octubre 2019: Hasta que la dignidad se haga costumbre. El movimiento de protesta de octubre desplegó una apropiación del espacio en torno a plazas y calles, como el recurso más fuerte de su repertorio. Bajo la consigna “la marcha más grande” –complementada por alguna característica del lugar en que se realizó– se convocaron un conjunto de manifestaciones públicas masivas por todo Chile, en un formato híbrido entre marchas y ocupaciones del espacio público, dependiendo del número de participantes en las convocatorias. En Santiago, el principal foco fue la ocupación de la Plaza Italia, centro de reunión permanente para las actividades colectivas y masivas. Plaza Italia pasó a denominarse Plaza de la Dignidad.

La manifestación, pasadas más de tres semanas, se inscribió en el espacio público y se apropió de la Plaza de la Dignidad y sus alrededores, difundiendo el motivo “hasta que la dignidad se haga costumbre”, que resalta la capacidad de agencia del movimiento de protesta, a partir de la transformación de las emociones morales y su posterior condensación como fuente de la identificación del movimiento de protesta. La rabia colectiva y la indignación moral inicial, generadas por el contexto de injusticia, dio pasó a la elaboración de un sentimiento compartido de esperanza, orgullo y dignidad, constituyendo la batería moral, que sostuvo el acontecimiento de Octubre. La ocupación de la plaza y su cambio de nombre, resalta la importancia de las emociones y de los afectos, de la sociabilidad y de experiencias compartidas, de la identificación colectiva y la definición de opositores, junto con la existencia de espacios libres de las restricciones del modelo económico y político.

Fuente:
Revista de Humanidades de Valparaíso,
La “Plaza de la Dignidad” como escenario de protesta


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