Dignidad latinoamericana
Cantares de la resistencia
Nos cuentan que el rancho de Macario Pereira, en Juan Lacaze, era como un laboratorio; hacían una letra e iban al rancho a estrenarla, a ver qué les parecía. Ahí todo el mundo se sentía crítico autorizado. “El Maca” era un poeta autodidacta que recibía a los jóvenes que intentaban sus primeros acordes. Allí, entre otros, se formó también el Sabalero. El rancho de Macario era un verdadero taller de experimentación artística.
El rancho “daba para todo, no tenía cerradura, a veces llegaba y había dos o tres tomando mate”. Esto habla de la fraterna apertura del espacio en que se reunían a estrenar sus versos y tonadas, dice Arnoldo Gutiérrez. Comenta el Sabalero mezclando recuerdo e imaginación: «Pero al rancho de Macario, los vientos y las lluvias le habían ido comiendo su primera belleza. Las paredes descascaradas se torcían bajo el peso de la quincha agonizante. En los días de sol los lunares de oro que dibujaban el piso de tierra se levantaban como varillas de luz clavándose en el techo. Una especie de alegría flotaba en el interior solitario mientras nosotros al aire libre entre guitarras y risa cocinábamos un pucherito escaso que rendía más humo que comida. Casi siempre éramos tres o cuatro amigos aunque a veces la rueda se agrandaba un poco y las canciones iban naciendo a montones como nacen los macachines en la tierra cruda. Cuando volvían las épocas de las lluvias nos apretábamos en el único rincón seco del rancho, y con el brasero al centro de la rueda de mate pasábamos las horas escuchando y relatando esa mezcla de fantasías y posibles que nos inspiraban las inseguridades de los 17 o 18 años. Torta frita y versos… linda edad».
Macario también estuvo preso durante la dictadura y sus compañeros de cárcel recuerdan su fortaleza y su simpatía en la convivencia. En este sentido comenta Guillermo Reiman, quien fuera uno de sus compañeros de prisión: «Al volver Macario del hospital militar transmitía alegría, coraje, entereza»; había sido trasladado al hospital militar como consecuencia de la tortura. «-»
Abrir en página nueva, audiovisual:
Zamba para un pueblo libre. Macario Pereira
Duración: 3’06”
Audio: Zamba para un pueblo libre
Letra y música de
Hebert Macario Pereira
Letra conservada e interpretada por Walter Silva
Pensaron que a la gente de mi pueblo
por ser humilde y mansa habrían de arriarla
violando sus derechos con oprobios
prohibiendo su pensar y su palabra.
Mi gente tiene firme sus raíces
cómo un árbol que crece se levanta
se multiplica en hijos y se extiende
como un incendio azul en llamaradas.
Allí bordeada en río está mi tierra
allí quiero volver para quedarme
metido como cuña entre las piedras
iguiendo con mi pueblo el mismo cauce.
Yo sé que no pudieron las cadenas
tampoco la capucha y la mordaza
tú sos como los pájaros tan libre
que no aceptas vivir entre una jaula.
Jamás el despotismo corrompido
podrá arrojar las sombras sobre un pueblo
que rompe las cadenas que mancillan
la libertad y la luz del universo.
Allí bordeada en río está mi tierra
allí quiero volver para quedarme
metido como cuña entre las piedras
siguiendo con mi pueblo el mismo cauce.
«««-»»»
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